Principios y continuaciones - Marisa Martínez Pérsico
La editorial española Pre-Textos, fundada en 1976 en Valencia en plena transición democrática por Manuel Borrás, Silvia Pratdesaba y Manuel Ramírez, tiene en su catálogo más de 1.500 títulos. Editaron en España la poesía de los argentinos Roberto Juarroz, Arturo Carrera, Alberto Girri, Francisco Madariaga, Hugo Mujica, María Negroni, Hugo Padeletti, Antonio Porchia o Mirta Rosenberg, entre muchos otros. A poco de publicar el libro de viajes Las voces de Marrakesh, Elías Canetti recibió en 1981 el Premio Nobel de Literatura. Son los editores de los primeros siete libros en español de Louis Glück antes de que la estadounidense obtuviera ese galardón en 2020 así como de muchos otros grandes europeos como Ana Blandiana y Adam Zagajewski.
En su colección La Cruz del Sur acaba de salir el último libro de la poeta lomense Marisa Martínez Pérsico, Principios y continuaciones, con el prólogo que Joan Margarit escribió pocos meses después de obtener el Premio Cervantes y un año antes de morir.
Estas fueron las palabras de Manuel Borrás en la presentación que tuvo lugar en la Librería Alberti de Madrid, el 24 de noviembre del año pasado.
https://www.youtube.com/watch?v=zhQ-m4lt3vQ
PRINCIPIOS Y CONTINUACIONES, UNAS PALABRAS
MANUEL BORRÁS
Muy buenas tardes a todos, espero tener suficiente voz para llegar a concluir mi pequeña intervención, no quiero que sea muy larga porque lo importante es oír la poesía de Marisa, fundamentalmente. Doy las gracias a la Librería Alberti, que es uno de los reductos de resistencia que tiene todavía la poesía en esta ciudad.
Me siento muy satisfecho y feliz de presentar este Principios y continuaciones. Os confieso que he meditado mucho las palabras que quería decir esta noche. Me había preparado unas palabras y las rectifiqué, porque me resultaron en exceso elogiosas. Por respeto al público me parece que hay que bajar los decibelios cuando nos referimos a un libro. Pero yo no tengo más remedio que empezar diciéndoos que este libro me parece portentoso. Como podéis comprender, como editor de poesía recibo muchísimos libros cada día, no os digo al cabo de un mes. Y uno lo que busca al leer poesía es, primero, no pedir nada a cambio previamente. Y, segundo, autenticidad. Y este es un libro, os puedo garantizar –y no está hablando ya el Manuel Borrás editor sino el Manuel Borrás lector–, que rebosa autenticidad. Como dirían nuestros amigos gaditanos: es un libro “sembraíto”. No me canso de repetir, y vaya en ello un homenaje precisamente a un muy querido amigo gaditano, José Mateos, que lo importante en un poema no es lo que uno –en este caso, una– “ha escrito”, sino lo que es capaz de “hacer que vuelva” con lo escrito.
Pero voy a caer otra vez en la tentación y a decirlo sin cortapisas: esta tarde presentamos un libro en verdad excelente. Ya en el prólogo que escribió nuestro añorado Joan Margarit dice que no hay aquí un solo poema previsible. Quien se tome la molestia –yo diría el gusto– de frecuentarlo y de recorrerlo se dará cuenta de que es una verdad que se impone por sí misma.
El libro está compuesto de seis partes, no me voy a detener en cada una de ellas, pero me parece que están muy equilibradas. En la primera, “Conversaciones con Mar”, se reúnen los poemas escritos a su hija, que son en verdad maravillosos. Creed que el subgénero de los poemas para los hijos es harto complicado, objeto las más de las veces de sensiblería, fuente de todas las ñoñeces posibles, veta de cursilería, y sin embargo, los de nuestra autora son tiernos, ajustadísimos, memorables. Cumplen ampliamente con lo que se nos dice en uno de ellos: “quisiera ser, María, una pregunta”. Allí encontramos otras joyas como “lo más dulce es callar, volando juntas” o “nombrar, también, es despedirse”, lo que demuestra que la poesía no es un simple desahogo, como piensan muchos.
La cosa va complicándose a medida que avanza el libro, y se llega, en secciones posteriores, a otro tipo de poemas de amor, en esta ocasión conyugal. Y de la mano de estos, inevitablemente, a los del desamor. Como el estremecedor poema con el que se cierra el libro, “Souvenir de Piriápolis”. Uno de los poemas más verdaderos de este Principios y continuaciones. Se manejan en él fórmulas usadas, ritmos y formas conocidas de gestionar las informaciones y los tiempos, y aún así es un poema de gran credibilidad, desde el principio hasta el final. Lo comprobaréis. Lo dice Joan Margarit también en su prólogo: el lector siente como si la poeta lo hubiera hecho participar en el desarrollo del libro no a través de la lectura sino acompañándola en todo su proceso. Nos hace copartícipes: siendo suyo acaba siendo también nuestro, que es lo que lo hace perdurable, lo que le da para mí –y no creo exagerar– la condición de clásico. Es un libro clásico porque uno se siente impelido constantemente, aunque sea ajeno a las experiencias de sus versos.
“Dime qué voy a ser cuando te vayas”. Y vive Dios que es una pregunta de vital importancia, maravillosamente formulada. No hay nada como los poemas que se defienden por sí mismos. Con esos finales gloriosos pero sostenidos desde el principio. Hoy se hace mucha poesía con efecto final pero en un vaciado que no es esto. Este libro rebosa talento, belleza, sensibilidad, inteligencia, buen ritmo, buen ojo, buen oído, generosidad expositiva. Estamos ante una voz extraordinaria. Es un ejemplo de una cosa que vengo repitiendo: hoy en español se está escribiendo, desde las dos orillas, la mejor poesía posible. Yo leo en varios idiomas, estoy bastante informado, por mi trabajo, de lo que se escribe en otras lenguas, y puedo deciros que el español, el inglés por supuesto, y el portugués son imbatibles respecto a otras tradiciones poéticas que yo amo profundamente. Marisa Martínez Pérsico es una representante clarísima de lo que digo. Ojalá vengan muchos libros más. Muchas gracias.