Revista Latinoemerica de Poesía

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Carolina Bustos Beltrán



 

Publicamos una selección de la poeta colombiana Carolina Bustos Beltrán (Bogotá, 1979) En 2015 ganó el Tercer Premio del Concurso Ediciones Embalaje del Museo Rayo; en 2016 fue finalista del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández. Reside en Francia desde 2003.

 

 

 


Los poemas a continuación hacen parte de su poemario inédito Cartografías Insulares.

 


VENDRÁS cigarra
con tu canto constante
a disipar la noche.

 

 

 

TIERNA ALBACA,
olorosa y fragante,
sobrevives
en la maleza.

 

 

 

SFERRACAVALLO
un árbol de colgandejos
azuzado por el merodeo del viento,
suave Sicilia.

 

 


CULTIVABAS CACTUS
en una cacerola de barro antiguo.
Un día los escuché silbar,
pedían agua,
a cambio les di mi olvido.

 

 

 

AGOSTO es una fila de días largos
donde se escapa la noche.
Una cortina abierta,
una ilusión óptica en la antípoda
en la que el viento pasa,
                                        pasa y hurga.

 

 

 

 

 

De Lecciones de UrbEnidad, Tabogo y otras ciudades recorridas, Nueve Editores, 2022.

 


TRAGEDIA

I

La tramoya cae,
la cortina transparente
no refleja el silencio del trágico
articulando
sombras de aliento.


II

El telón retiene
el perfume de mis huesos.
Al frente
todos aplauden
el desenlace de mi muerte.

 

III


                                    En ausencias de Creontes
                                                             las Antígonas van de fiesta.


IV

Torpe e incipiente andando como borracha
                                                              por el escenario de mi vida,
fulminé al hombre que tenía en frente:
                                                              era el protagonista.


V

A Jimena Ladino

Jimena, Jimena,
partiste en la nave aquea.
Me dejaste el recuerdo,
una planta, algunos libros.

¿Qué será de las tablas,
de Electra, de Clitemnestra,
y de nuestro amor a Dionisio?

Jimena, Jimena,
honorada sea la escena, el Teatro Libre
y el vino manchando la alfombra.

 

 

 


TEATROS

Teatros, tristes teatros
abandonados de esquina en esquina.
Frágiles son los recuerdos
de una puesta en escena en primavera.
Columnas roídas por el paso sospechoso de la modernidad,
escombros de estructuras inútiles
desechados por villanas ciudades.
Deambulo y gimo por el escenario devastado por el polvo.
Así voy pasando ingrávida
cada una de las tablas ya rotas.
El llanto perverso del fantasma del tiempo anuncia el silencio.
Todos callaremos,
abandonaremos los disfraces,
el maquillaje y el espejo del camerino.
Sin camuflajes ni retornos
asistiremos desnudos a vuestros funerales.

¡Descansad en paz teatros del mundo!

 

 

 

 

EL CIEGO

Ojos oscuros, rotos sin maquillaje,
van a tientas cenicientos,
perdidos, pobrecillos guiados por el cianuro perfumado.
Sin trastabillar calcula no darte en el morro.
Tiresias, la ceguera no es patrimonio ridículo.
Paséate y busca pronto al terco. Anúnciale la noticia
y déjalo que se esconda en diagonal al destino.
Hybris sentirá, catarsis hará el humilde espectador,
vendrá el deus ex machina
te extraerá de la escena
te pondrás de nuevo el par de esferas.
Darás un giro, cambiarás de ropa, empolvarás tu nariz,
la luz del fondo anunciará tu entrada
y vendrás de la oscuridad.
Harás una venia, aplausos habrán, y luego
te largarás solo con la mirada pegada al suelo.
Prefieres el vértigo de las tinieblas.

 

 

 

 


Del poemario inédito Versos Espías / Versos Infames

 


VERSOS ESPÍAS

Seguimos extinguiendo el domingo
entre covers and Nobels,
cortaste el cabello
la muerte vino, la paz se ceniza.

Espías
como si pudieras acabar con el sol
como si pudieras extinguir sus rayos
como si fuera tan simple hacer del día noche y vivir en tinieblas.

Espías,
eres inocente, te declaras huérfana,
te miras al espejo pasando por el filtro de tus gafas.
Escondes tu miedo, tus celos, la búsqueda del amor sin remedio.
Sigues extinguiendo el domingo.
Levantas un pie, obligas al otro a que continúe.
Otra vez la ilusión te tendió una trampa.

Lunes de nuevo, debes levantarte, maldito sistema.

Husmeas:
cuentas de Facebook, gifs animados,
muros ególatras, artículos de prensa, YouTubers,
tu vida feliz, sus vidas mundanas, la indignación, el exceso de tontería.
Los resultados saltan en una aplicación y quieres vomitar.
En el último minuto de silencio su frase genial ganó 20 «likes»
Pobre otra, Carolina,
qué ridículas sus gafas mirando el mar,
qué odiosos sus pies en la hierba.


Para existir eres espía
del tiempo que no elegiste
de ese siglo que no te pertenece.
(Parte en fuga antes de que te calcine ese maldito astro).
Martes, martes, Marte, Marte,
maldito planeta
al que cantaban 1.280 almas.
(Y sientes de nuevo ese sol que indaga en tu asco y te exige otra vez levantarte).

Espías jovencitos,
sus auras aladas de «todo me importa un culo».
Espías sus minutos de sensaciones intensas
a los que evaluarás en dos meses con números y letras.

Ven miércoles sálvame del frío,
del aire del otoño y del virus de la gripa,
no quiero que se acerquen los optimistas,
sospecho la infamia de su melancolía.

«Oh, it’s such a perfect day
I’m glad I spent it with you».
Invoca a Lou Reed (octubre otra vez).

Y el jueves llega macabro vestido de infarto,
de tejidos necrosados y nos da una bofetada.
Le dices adiós a los niños, a la infancia, a la inocencia de la eternidad.
Cuando la muerte llega, yo voy en metro intentado salvar el viernes.
Mi prima me llama, llora, no entiende.
Yo tampoco comprendo,
solo quiero quebrar el sol con un escupitajo.

Y perdón por el fastidio,
hoy mi rostro triste no es de portada de ELLE.
El futuro ha llegado y
es tan temible como lo predijo Leonard Cohen.

Espiaré para distraer lo irreparable
mientras esa otra Carolina no se detendrá de decir cosas geniales
que acumularán cientos de «likes»
y una bulimia de ego.

Espiaré todo el fin de semana las fotos de una mujer
sonriendo al lado de unos niños que comen pastel
desconociendo la muerte del padre.

Y llorarás sola detestando al sol que se acuesta con tu amante
detestando al sol que arde y calcina cuerpos sin vidas
detestando un extraño mes de octubre
que no sabe a paz ni a hombres buenos

Cuando menos te des cuenta, estarás espiándote
¿Quién es esa detrás de los lentes?
Tú misma, algo que brota entre el fango.
Te rapas el poco cabello que queda para sentirte leve.
Te miras de nuevo espejo
¿Quién es esa que engañas cada domingo?

 

 

 

 


VERSOS ÍNFAMES

Cuántas veces te dije que estaba allí
esperándote en la misma casa
en la misma calle
en el mismo barrio con nombre italiano.
¿Me viste?

Estaba empinada para no pasar desapercibida.
Era la niña de cabello corto
de zapatos de trabilla
y vestido de mariquitas pintadas a mano.
¿Me viste?

El otro día que no llegaste
llevaba un uniforme azul
y una medalla de honor colgada al pecho,
me la pusieron en el Día del Idioma.
Algún día seré escritora.
¿Lo sabes?

¿Te acuerdas cuándo tenía once años?
Una monja me llamó bastarda en clase de biología,
porque tú no existías.
Y otra más joven, pero igual monja,
le dijo a madre que no podría estudiar en ese nuevo colegio,
porque tú no existías.
¿Te enteraste?

Lloré mucho y me senté a orar para entender al mundo.
Esa noche maté al dios de la infancia
para resistir al horror
de tu irrespeto.

Luego, una fila de chicos
se marcharon también a su paso
pensé de nuevo que fue tu culpa.
Y volví a llorar y con la poca de fe que me quedaba
te pedí que articularas mi nombre
para que al menos no lo olvidaras
a mis dieciocho años.

Cuántas veces imaginé que existías.
Que venías a buscarme
para llevarme a pasear
en tu Renault 4 naranja.
Y que los vecinos
nos observaban juntos felices.
Y decían al vernos
que no eras un espectro
sino un hombre alto y delgado
con apariencia amable.

Cuántas veces la imaginación
fue un fantasma
una sombra árida
segmento de ADN ilegítimo.
¿Me ves?

Estoy aquí parada, erguida
al otro lado del mundo.
No te espero,
abandoné las preguntas.
Tiempo después, también maté al padre
y me dediqué a escribir algunos versos infames.

 

 

 

 

 

Carolina Bustos Beltrán (Bogotá, Colombia 1979) Poeta, narradora y traductora es cofundadora del colectivo artístico Crue Poétique, reside en Francia desde 2003 donde es docente de Español Lengua Extranjera. Ha sido galardonada en poesía en 2015 con el Tercer Premio del Concurso Ediciones Embalaje del Museo Rayo por su poemario Lecciones de UrbEnidad, Tabogo y otras ciudades recorridas. En 2016 Estación tropical y otros poemas sinuosos fue finalista del Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’, también ha recibido menciones en cuento y relato breve en España. Sus cuentos, poemas, traducciones y ensayos han sido publicados en antologías, revistas y blogs. Parte de su obra poética ha sido traducida al portugués, al francés, al italiano, al inglés, al alemán y al chino. Ha publicado Sueño Stereo, Caza de Libros, 2014 y Ediciones Altazor, 2017; Polifonías Dispersas “Un Libro por Centavos” Universidad Externado de Colombia, 2018 y Estación tropical y otros poemas sinuosos, Nueve Editores, 2020.

 

 



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