Muestra de poesía boliviana - Primera entrega
Nota y selección por Valeria Sandi
La poesía boliviana presenta una diversa y vasta riqueza. Desde el occidente hacia el oriente el valle nos une con la línea de la memoria. Sembrar los caminos con letras, nos hace repasar nuestra historia, los paisajes nos aguardan en la mirada y obra de nuestros poetas referentes como: Adela Zamudio, Ricardo Jaimes Freyre, Jaime Mendoza, Franz Tamayo, Octavio Campero, Raúl Otero Reiche, Hilda Mundy, Óscar Cerruto, Yolanda Bedregal, Oscar Alfaro, Jaime Sáenz, Eliodoro Aillón, Roberto Echazú, Blanca Wiethüchter entre otros.
En el 2015 el poeta Gabriel Chávez Casazola realizó una breve antología de poetas bolivianos del 1970 hasta mediados del 1980 en coordinación con el responsable del proyecto Freddy Yezzed. Allí también podrán encontrar una valiosa cronología de nuestros antepasados y entre siglos que recoge de nuestra literatura: http://www.laraizinvertida.com/detalle-1845-poetas-bolivianos-del-nuevo-milenio-
Para la presente muestra de poesía boliviana se preparó dos entregas. La primera parte consta de poetas nacidos desde 1940 hasta el 1980, cabe resaltar que en esta pincelada de años la intención es seguir recogiendo las voces que siguen re significando nuestra cotidianidad, dejar una brecha para alcanzar de las palabras, el misterio que todo poema cruza. Y llegar a nosotros con la vitalidad de seguir este tejido hasta encontrarnos con la segunda muestra que abarca a poetas nacidos en 1980 hasta el 2000.
Desde hace varios años, las diferentes plataformas digitales juegan un rol importante. Nos vinculan y permiten generar diálogos con otros autores, llegar a otros espacios. Abren puertas y ventanas para que se escuchen las voces con sus diferentes matices llegando a ser reflejo del país como también de nuestra Latinoamérica.
***
MATILDE CASAZOLA MENDOZA (Sucre, 1943).
Poeta, compositora e intérprete en canto y guitarra. Tiene hasta el momento 19 libros publicados y su obra está recogida en antologías nacionales y extranjeras. Es Miembro Correspondiente de la Academia Boliviana de la Lengua desde 1996. Su primer libro, Los ojos abiertos, se publicó en 1967, al que siguieron Los cuerpos (1976); El espejo del Ángel (1981): Los racimos (1985); Amores de alas fugares (1986); Y siguen los caminos (1990); Estampas, Meditaciones, Cánticos (1990), Tierra de estatuas desteñidas (1992); Poesía y Naturaleza (Edición bilingüe castellano-alemana, 1993); A veces, un poco de sol (1994); La noche abrupta (1996); Obra poética (1996); Este amor que enmudeció la garganta de las aves (1999); La carne de los sueños (2004; 2007); Las catedrales subterráneas (2008); Las moradas transitorias (2009), Jardín de Claroscuros (2013). Editorial 3600 está publicando su poesía completa en sucesivos volúmenes; hasta el momento: Obra Poética Vol. I Serie autobiográfica (2015) y Obra Poética Vol. II Serie temática (2016).
El día está completo
3
El día está completo;
con su sol
su promesa y su agonía.
Con sus largas cadenas oxidadas
y una sencilla flor de vez en cuando
perfumando las dichas pasajeras,
y un pájaro soñando en alta rama.
¿Por qué no te contentas
con la imagen que el día te completa?
En vano es preguntarte,
si en loca ronda quemas de antemano
tus más preciados soles.
Prisa de andar
prisa de amar muriendo;
de desangrarte en tiempo.
Prisa de conocer lo inalcanzable
corres descalza, sin acordarte de tus zapatos viejos.
¿Para qué, me pregunto, si el día está completo?
Con su sol, su promesa y su agonía.
Ah en loca ronda pasas a través de las horas
y nada te conforma.
Un éxtasis quién sabe
madrugador, te quemará las prisas…
Canción para después,
porque todos alcanzamos a la muerte algún día.
Poema 3 de La Sombra Propia del libro Los Racimos, Matilde Casazola
Tierra de estatuas desteñidas
1
El infinito.
Cuando abro mis ojos a los mundos recónditos, y recojo su
luz, sueño con volver a veros, rostros amados que bajo la
tierra meditáis, sonámbulos.
Oh abierto puente a lo futuro, que es un pasado vigilante.
Oh candelas que pestañeáis complacientes, haciéndonos
soñar con curarnos las llagas terribles.
Del libro Los Zapatos Sollozan, Matilde Casazola
BLANCA GARNICA (Cochabamba, 1944).
Poeta. Profesora de Literatura y Lenguaje. Egresada de la Normal Católica Sedes Sapientiae de Cochabamba. Dirigió el PEN Internacional Cochabamba. Muchos de sus poemas figuran en antologías, revistas y diarios del país e internacionales.
Ha publicado los poemarios: La vocal de la higuera (1986), La razón del musgo (1986), Retama y lombriz (1986), De la tierra y de las preguntas (1992), Vástago del sol (1993), Siempre el amor (1993), Alfileres de plata/Epingles en l’argent (2000), Rasguño del silencio (2004), El reloj anda descalzo (2005), y la luz de la memoria (2009). Su libro Alfileres de plata (2000). Fue traducido al francés e inglés y recibió un reconocimiento en París. Completó una trilogía con Alfileres y alfiles (2012) y Los alfileres del cuento (2018). Vive en Cochabamba.
De Alfileres y alfiles
51
Y ya
sobre la mesa
la comida
Gorgoritos
de refresco
echa en mi vaso
Como a la pajarita
un piquito con carne de lombriz
a su pareja
Gracias.
52
El antílope
desgarró las voces
de mi piel
Menos mal
que en la curtiembre
la remendaron.
GARY DAHER (Bolivia, 1956).
Poeta, narrador y ensayista. Master en Estudios Avanzados de Literatura Española e Hispanoamericana (Universidad de Barcelona, España). Autor de catorce libros de poesía, tres novelas, un libro de ensayos sobre poesía boliviana y un libro con poemas de Catulo y Safo, frutos de su traducción. En 2018, la Editorial Vitrubio de Madrid ha lanzado su libro Piedra Sagrada conformada por una trilogía que reúne tres de sus producciones poéticas. Recientemente, en 2019, lanzó, con el poeta español José María Muñoz Quirós el libro doble La Santa y la Cruz, en el cual participa con el libro Muralla Iluminada. www.garydaher.com.
La maravilla
Cargados vivimos
de las duras jornadas
y de su incesante transcurrir entre las lluvias.
Quizás por eso no reparamos
que todo trabajo del sol
guarda misterio.
Hay una hora sí
en que las sombras
cruzan inevitables por la cara
esto en nosotros
(cuando no produce un gran desasosiego)
causa una inquietud
una turbación
luciérnaga
que bramara con su luz
en la carne viva
y su vuelo mínimo
se traduce en mis latidos
creciendo sin cesar dentro del pecho
hay algo más allá
–susurro-
de todo lo que miro
nada concreto
más bien una sensación
semejante a los silencios que preceden
a las noticias terribles
o una carta poderosa
justo al momento
en que la estamos por abrir.
El hecho es que flota
como una música escondida
o un incendio por nacer
entre las ramas secas de la casa.
Si algo se puede decir
se diría que se insinúa
en el aire de las ventanas.
Acaso sea por este motivo
que cuando cierro los párpados
y abro los ojos de mi alma
advierto una oscura intensidad
de dioses y de vientos
estallidos incomprensibles
tan cerca.
¿Por qué no pertenezco
a su adentro?
¿Por qué no soy
más que una mirada?
(2018). Viaje de Narciso. Piedra Sagrada. Madrid, España: Editorial Vitrubio, p. 27-28
Para esperar el canto de los pájaros derviches
A Federico García Lorca
Cuando los pájaros derviches canten
la tierra va a florecer
y el amado sol llenará nuestras casas y nuestros patios.
Y la muralla ya no será muralla
sino hermana, sino puente
que cubre al que llega y siempre nos llama.
Pero los pájaros derviches
permanecen mudos en los campanarios
mientras nuestras almas se arrastran por las calles
y la tierra se empecina en esperarnos
con su silencio de amarga greda
hecho de raíces antiguas
y gusanos hambrientos.
Alguien me dijo que para alumbrar
el canto de los pájaros derviches
se hace necesario levantar la serpiente emplumada
Quetzalcóatl
gracias a Tláloc
el dios de las aguas creadoras
pero aquí nadie escucha el sonido del cielo
ni el rayo feroz que los celtas llamaban Taranis y otros Zeus
sordos como estamos
no tiene ninguna importancia
esperar el canto de los pájaros derviches.
i “Muralla Iluminada”. La Santa y La Cruz. La Paz: Plural editores, 2019
VILMA TAPIA ANAYA (La Paz, 1960).
Es autora de los libros de poesía Del deseo y de la rosa (1992); Corazones de terca escama (1995); Oh estaciones, oh castillos (1999); Luciérnagas del fondo (2003); La fiesta de mi boda (2006); El agua más cercana (2008); Mi fuego tus dos manos (2012); Árbol, memoria y anunciación (2013) y La hierba es un niño (2015); en prosa publicó Fábulas íntimas y otros atavíos (2011). Poemas suyos han sido incluidos en varias antologías de poesía; algunos de ellos fueron traducidos al alemán, al francés, al inglés, al italiano, al rumano y al chino.
Rojo amarilllo verde
¿Quién está silbando al otro lado de la pared descascarada?
¿Quién silba debajo del antiguo ramaje del molle?
Una bandera entusiasta
quiere (al) país
detrás de esa pared
Un hombre silba
resguarda la fiesta
y los juegos de los corazones
que se despiertan con las espigas
No hay puerta que se abra
no lo veré
pero su silbido me alza
Compartimos los blancos deshilados de nube
y el volantín ofrendado
Supimos abrir las manos
Supimos cerrarlas
El cielo de agosto resiste
Señales
Viene En mis manos ante mis ojos susurrándome al oído
sus palabras
hijas del jade y de un limpio signo
sus muros son para nosotros
Enhebrándolas
hasta decimos los Cantos recibidos
¿Sin peligro?
Alcoba grande del follaje al que retornan los palacios
del agua cortinas del sol cortinas de las noches
estelares
Y humo
Más allá volverá su mirada herida
la memoria
GUSTAVO CÁRDENAS AYAD (Santa Cruz, 1961).
Poeta y narrador boliviano. En poesía ha publicado Las hojas de la madera (1998), Volver al agua de los sueños (2002), Andamios (2004) y Con versos (2011). Sus poemas están incluidos en diversas antologías, revistas y suplementos. En narrativa publicó Tiro de gracia (1989) y Desapariencias (2003).
El visitante
Desde el Olimpo
y sin escalas
un dios desaliñado
vino a verme;
compartimos
el domingo
con café
fútbol
y anaqueles.
En la noche
leyó mis poemas
y se marchó
sin decir nada,
como todos los dioses.
Dulcinea
Tu inexplorada espalda
no sabe
de mis largas
andanzas
por otros cuerpos
donde yo
caballero errante
sólo buscaba
el tuyo.
LUIS ALBERTO PORTUGAL DURÀN (La Paz, 1961).
Poeta, cuentista y ensayista. Egresado de la carrera de literatura de la UMSA. En 1992 publicó el libro de cuentos y relatos “Entre la noche y la niebla”. Fue ganador del Primer Premio de libro de cuentos en el Concurso Franz Tamayo, Bolivia, en el año 1993, con su obra "El sueño del pájaro de pico gris". El año 1996, publicó en la editorial "El hombrecito sentado", el libro de poemas Haikus, "Ojo de agua". El año 2002 publicó su libro de cuentos "Corazón de la Noche", en 2015 el libro de cuentos y relatos “Wiñaypacha”, y el año 2017 publicó el libro de cuentos de terror "El terno del finado" Actualmente es editor de la revista electrónica Bapel 2.0 Opúsculo de Lenguaje & Literatura en la que se analizan temas del lenguaje, el hipertexto y la hermenéutica literaria.
Altamar
Sé, como el poet@,
que escribir un poema es
un salto al vacío.
Suburbio de líneas confusas.
Velocidad oscura de teclado,
treinta segundos devoran tu escritura,
al final,
la línea paralela
de tus imágenes
confluirá en altamar,
allí donde la ballena
pare su última crí@
que será hostigad@,
perseguid@,
cazad@, sangrientamente,
sin piedad alguna
por frí@s pescadores
furtivos, implacables,
asesin@s, y entonces, sólo entonces
el poema cobrará vida
y se unirá en su canto de muerte
filtrando sonidos, silbidos
letras de un afecto infinito.
Cotidianidades
Afeitar las penas en el lavabo,
peinar la tristeza en una cola de
caballo,
lucir la corbata
manchada
de dolores viejos,
alisar el traje
limpiando la pelusa de las
infidelidades olvidadas,
lustrar los zapatos quitando el
polvo de lutos cercanos,
dar el primer paso
elevando la sonrisa parda del ya no me acuerdo,
antes de salir de casa.
acariciar el aro,
los gemelos y el pisa corbatas
¡Ah!
Y no olvidar llevar el pañuelo blanco
por si hay despedidas inesperadas
en el tren de medianoche,
en el que viajan todos nuestros muertos
con todas sus cotidianidades..
ALEX AILLÓN VALVERDE (Sucre, 1969).
Ha publicado los siguientes títulos: Para leer al Pato Donald desde la diferencia; Pop y otros escritos; 4000; y Revolución. Aillón Valverde es periodista y comunicador social. Ha vivido y trabajado en Ecuador, Estados Unidos y Bolivia. Gestor cultural, catedrático. En la actualidad es editor del suplemento cultural Puño y Letra.
LAS LLAVES
Ella olvidó sus llaves sobre mi mesa de noche y se fue a andar por el mundo. “El olvido es tan humano”, me escribió desde algún lugar que puede ser cualquier lugar. Miro la ventana de mi balcón contra la que un pájaro ha dejado de estrellarse todas las mañanas. Si lo supiera, un poeta colombiano me condenaría a un verano muy largo. Han pasado varios días y varias noches y varias lluvias se han precipitado y sus llaves continúan en el mismo lugar donde las dejó antes de desnudarse para asaltar el cuerpo de la noche y de mi alma. Me he preguntado con tristeza sobre el destino de estas llaves. Sobre las puertas que permanecerán cerradas definitivamente. Sobre el olvido que es tan humano.
UNA BUENA PERSONA
No sé qué es ser
una buena persona
He hecho daño
y me han hecho daño
en partes iguales.
En esta vida no se empata,
pero
tampoco se pierde,
tampoco se gana.
En general,
La vida suele reírse
de las matemáticas
Un día eres
al otro no,
así de simple.
Alguna vez
quise pasarme de listo
y
puse de un lado
de la balanza
mi corazón
y del otro
un ladrillo.
El ladrillo voló por el cielo
Y se convirtió en una
nave intergaláctica.
Mi corazón se hundió
al fondo de un lago
junto al cadáver de un oso
(Sin duda)
el oso era inocente,
yo no.
Pero no quiero
distraerlos con otras historias.
No sé qué es ser
una buena persona.
He visto los peores poemas
de mi generación
ascender a la fama
como el jugo de naranja
en la bolsa de valores.
Pero hay una gran diferencia:
a todos nos gusta
el jugo de naranja.
no a todos
la mala poesía.
Y aunque los míos
son mucho peores,
sigo escribiendo.
¿Eso me hace bueno?
¿Eso me hace malo?
Quién sabe.
No sé qué es ser
una buena persona.
Nací
sin muchos talentos
pero eso también puede
ser una gran mentira.
Todas las mujeres que perdí
ganaron.
Ellas saben —ahora—
que no hay amor
que por bien no venga.
Anuncio:
comenzó a llover
y
la soledad es un fantasma
terrible
que se ilumina con la luz
del primer relámpago.
Insisto
no sé qué es ser
una buena persona
y si lo supiera
tampoco se los diría.
OSCAR ¨PUKY¨ GUTIÉRREZ PEÑA (La Paz, 1970).
Es poeta, gestor cultural y editor de textos. Tiene seis libros publicados. Ganó dos concursos nacionales de literatura. Su obra está incluida en diversas antologías. Es coordinador del Festival Internacional de Poesía “San José de Chiquitos”.
Ha participado en lecturas de poesía en Perú, México, Argentina, Uruguay, Colombia, Chile, Cuba y Venezuela. Algunos poemas suyos han sido traducidos al italiano, al portugués y al catalán. Coordina “Poesía en la Calleja”, una exitosa “travesura literaria” que lleva más de 80 meses de existencia. En ella se han compartido más de 2.200 poemas. Sucede en una plazuela. Al aire libre. De noche. Gratis.
CREDO URBANO
Creo en el poema padre todopoderoso
y en el buen silencio al que nos acerca.
Creo en la primavera y otros milagros.
Creo en los domingos
en la pedagogía secreta de un abrazo
sobre todo
creo en el Ser Humano.
Abandono las ciudades de la queja
las urbanizaciones del espanto
las catedrales de la melancolía.
Dejo atrás el traje de la tristeza
los zapatos del quebranto
el maquillaje del desánimo
las sonrisas de utilería.
Vestido de indulgencias
abandono el paraje de lo huraño
el oprobio
la angustia
y la ceniza de los años.
Ataviado de colores
ensombrerado de cariños
hoy
simplemente vivo.
…y la tristeza (esa perra hambrienta)
y los famélicos roedores del invierno
y los pálidos buitres del insomnio
ésos
que esperen sentados.
Hoy no comerán de esta carne:
He resucitado.
POEMA SIN TÍTULO U ORACIÓN PARA AQUELLOS HOMBRES
DE DOMÉSTICA VIOLENCIA
Abrazo y bendigo
minuciosamente
el largo linaje de mujeres que me constituye
y habita.
Voy al encuentro de la abuelita
de la abuelita
de mi abuelita.
Ya siento su olor lácteo
su costumbre de frutas, horno, Mentisán y lavandería.
Me inclino, reverente, ante todas ellas
(parir perpetúa la Vida).
Agradezco su magnífica audacia
su dolorida veteranía
su dar cosechas infinitas del abrazo.
El pezón que mana.
Todo lo que vivifica.
Madres nutricias que aliñan el banquete de nuestra historia
sacerdotisas del pan y las galletas
guerreras de la olla, el fuego y el tacú.
Pido perdón
voces silenciadas
bromeadas
golpeadas usadas abusadas olvidadas
disculpas
solteras vírgenes casadas divorciadas abandonadas quebrantadas.
Honro mi linaje de células benditamente femeninas
les abro oídos y ventanas.
Llueve sobre las Marías que llevo en mí.
Acto bautismal
gotas de la necesaria higiene
dichosas lágrimas del buen amor.
Ahora nos abraza el firmamento.
Ellas soy yo.
GABRIEL CHÁVEZ CASAZOLA (Sucre, 1972).
Poeta, ensayista, gestor cultural y periodista considerado “una de las voces imprescindibles de la poesía boliviana y latinoamericana contemporánea”. Ha sido traducido a diez idiomas y sus libros de poesía están publicados en 12 países. Entre sus obras se encuentran: El agua iluminada (2010), La mañana se llenará de jardineros (2013) y Multiplicación del sol (2018), además de antologías como Il canto dei cortili (Italia, 2018); La vitesse des fantômes (Francia, 2018) y Persistence of tattoos (EE.UU., 2018). Recibió la Medalla al Mérito Cultural, entre otros reconocimientos en su país. Es consejero de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, docente de Escritura Creativa y dirige el taller de poesía “Llamarada verde” en la ciudad de Santa Cruz, donde reside.
Patios
Los patios son para la lluvia
cuando ella cae despiertan sus baldosas,
abren los ojos del tiempo sus aljibes.
Y entonces los patios cantan.
Un canto hondo,
en un idioma arcano
que hemos olvidado pero que comprendemos
cuando cae la lluvia sobre los patios
y volvemos a ser niños que oyen llover.
Bajo la lluvia todas las cosas son renovadas en los patios
y cuando escampa el mundo huele a recién hecho, a sábado de Dios, a primavera.
El canto de los patios en la lluvia borra el dolor del universo y susurra el dolor del universo
por las lluvias perdidas, por los patios perdidos, por los cantos perdidos,
por ti y por mí que bailamos
bajo la lluvia de Bizancio
arcanas danzas
con movimientos hondos
en los patios de la memoria.
Por ti y por mí que bailamos
que llovemos
que despertamos las estaciones mientras el patio canta
porque la lluvia es para los patios,
esos indescifrables.
De la procedencia de la luz
La luz viene siempre desde fuera
léase sol astros fuego lámpara:
nosotros somos oscuridad.
¿Pero la luz viene siempre desde fuera?
¿En el principio era la oscuridad y la luz sobrevino?
¿Desde qué afuera?
¿O en el principio la luz era un adentro?
¿Y la idea de la luz dónde sucede?
¿Podía alguien ver la luz si nadie había?
¿Podía alguien llamarla luz e iluminarse?
Entre el afuera y el adentro, la luz.
Nosotros somos un canal de luz, un río,
un mirar, un nombrar, un alumbrarse.
¿La luz que vino siempre desde fuera
se hizo en la carne y habitó en nosotros?
¿Ahora otra vez la luz será un adentro?
¿Habrá sol astros fuego lámpara en tu pecho,
en tu retina, en una circunvolución de tu cerebro?
Nosotros somos luz.
Ahora la oscuridad es un afuera
que reinará cuando nos apaguemos.
¿Y, cuando nos apaguemos,
volveremos hacia la luz primera?
¿Nos envolverá la oscuridad temprana?
¿Seremos luz, seremos nada?
Cierro los ojos.
La luz de la memoria
—el hombre teme más al olvido que a la muerte—
me devuelve a un hombre que se llamó Machado:
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
¿De dónde viene la luz de este poema?
¿Del afuera que es Machado o del adentro que lo recuerda?
Insisto: ¿la luz viene siempre desde fuera?
ADA ZAPATA ARRIARÁN (Cochabamba, 1972).
Escritora y periodista cultural, licenciada en Literatura, UMSA. Ha publicado Fragmentos en el Aire (Ed. Gente Común). Ha publicado junto a Marcelo Reyes el libro Apuntes de Cine (Ed. 3600, La Paz). Desde 2002 es editora de la revista digital de arte y cultura, Palabras Más, de la que es cofundadora. Publicó en las antologías Algo por el Estilo, Memoria de lo que Vendrá, Más de Cien Escritores Bolivianos, Antología Latinoamericana Pachamar, Escritoras Cochabambinas, Poetas Allende los Mares, Yomoram Jayatzam Fanzine 5A.
VOLTAR
Se sentía estrambosada,
¡Le faltaba la fulibunda de hojas de nusa!
Una vez más quiso adrear la brasa del ilmo, tomarla y voltar
Pero reentrevió que el filotérmico ilmo de nicotrópica estaba vacío
Los brazos le aleaban, anceava
Estaba ensombrada, gílmida de vol
Entonces
Irmió su cuerpo de incandescente aneda
Abrió la puerta de la vúrcua y salió
Quiso corzar la luz con el brazo, pero su cuerpo aleaba
El alebaje de sed en la alieta la anceava
¡Voltar era invimisible!
Afortunadamente, al ramar la cíclopa
el otro la estanceaba y deseaba salibar y voltar con ella
Enfalemado, sin importar el trance o el maul de la cava
Ella quería dorsear el embraze, el ibasal del ver
Pero aceptó
“Voltar —dijo—, sólo voltar”.
EL SUEÑO DEL MUNDO
Las luciérnagas en tus manos
Devorando los días
La tortura en la barca del cuerpo
Nada es terrible
Todo ha sucedido
El sueño sin cabeza
Era una montaña imposible
Los perros ladrando en la oscuridad
Se debe morir para poder morir
Dijo con ansiedad el sueño
Así solo así
Olvidar la sombra que vuela
La familia atrapada en la casa oscura
Todos esos días
esas noches
Interminables
El niño que fuiste corre por el patio
No sabe que estás muerto
Eres me dijo
El imposible
Viaje
De una estrella
Y los recuerdos siguen jugando
Saltando precipicios
Dos veces
Para poder morir
Como dijo aquella tarde el sueño del mundo
Sus cabellos rojos sobre la mesa de la cocina
El sonido inaudible
Invadiendo cerrando colinas
Y la oscuridad cubrió mi cabeza
PAURA RODRÍGUEZ LEYTÓN (La Paz, 1973).
Poeta y periodista. Ha publicado Del Árbol y la arcilla azul azul (Argentina, 1989); Ritos de viaje (La Paz, 2004; Caracas, 2007, ed. digital); Pez de Piedra (La Paz, 2007) y Pequeñas mudanzas (Colombia, 2017). Este libro, Pequeñas mudanzas, recibió el Accésit del Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador” 2017 convocado en Salamanca, España.
4
Tiempo dado que ejerce la frescura de un cuenco de agua.
Agua que se vacía sobre las manos:
tarea inacabada,
distante reflejo del pasado
en el que no fuimos
ni héroes ni testigos.
Un hueco
horadado
de tanto gotear
al cielo
se hunde
como velo gris
de humo.
El alma ciega
sabe cómo
abrir un candado,
palpa
el borde
de la vida,
teje los caminos a punta de huellas.
7
Pensando en Anastasia
Hablo
de un tiempo
rebobinado como hilillo de araña entre los dedos.
La melodía nos llegaba al amanecer,
nos recordaba el agua que fluía eterna
en el pilón donde nadaban los patos,
mientras la muerte
paseaba
por el paladar de la abuela desconocida
que íbamos a ver.
El extravío había comenzado cuando olvidó su nombre
y guardó su dinero dentro de un libro de la biblioteca.
Ella,
que conjeturaba fantasmas
yo,
que los encontraba en las manchas de las goteras.
Ella,
que respiraba moscas por la boca.
Los goznes habían sucumbido
y la herrumbre alcanzó el cielo.
La búsqueda de algo perdido
(que no se sabía qué),
había hecho que toda la casa se vaciara al patio.
Corríamos por encima de las sábanas,
tratábamos
de salvar
nuestros pies.
Poemas del libro Pequeñas mudanzas, Paura Rodríguez Leytón
VADIK BARRÓN (Moscú, 1976).
Músico y escritor con una trayectoria de 25 años. Ha publicado once libros, ha obtenido el Premio Nacional de Poesía Yolanda 2013 Bedregal, el Premio Nacional de Poesía Franz Tamayo 2018 y ha participado en publicaciones, antologías y festivales literarios en Bolivia, Argentina, Perú, Chile, México, Guatemala, Colombia, España, Francia y Alemania.
Como músico formó las bandas de rock Abisal, Aisha y Camaleon. En 2007 ha emprendido un proyecto como cantautor solista, ha editado ocho discos colaborando con grandes artistas nacionales y ofrecido conciertos en Bolivia, Brasil, Perú, Argentina, Chile, Uruguay, México, Alemania, España, Suiza, Suecia, Francia y Dinamarca. Es productor musical, gestor cultural, ofrece talleres creativos y ha trabajado en música para cine y televisión.
TERMINATOR
El mundo es asqueroso y estupendo.
te amo y te odio mundo inmundo.
Dame tu boca de cloaca, tu boca de mojada concha,
tu boca de río que desemboca en un mar abstruso y constante, malvado e indócil.
Dame tu mano de fuego, tu mano de árbol, tu mano fría en la frente enferma.
Quiero tu alma de leche, de pájaro extraviado, de susurro ultrasónico, de bomba submarina.
Quiero dormir en el atolón la noche en que se elevará el hongo atómico.
Quiero ser un ciudadano invisible, un poeta de buen corazón y pésimo carácter.
Un zumbido de abejorro en el tímpano hueco de un dios autista.
Una pompa de luz que engendre música que se pueda escuchar bajo el agua.
El mundo es un fuego fatuo en medio de una fiesta infantil,
una herida horadada en el silencio furibundo del cosmos.
El mundo ha muerto, bendito sea, vamos a mear sobre su tumba,
vamos a alimentarnos con los gusanos que lo corroen,
vamos a morirnos con él, lenta y premeditadamente.
El mundo es un autómata hecho de papeles y tornillitos,
cada latido es un juego de dados,
una discapacidad virtual, una lisonja a la muerte.
Dios es el nombre que le asignamos
al que será el último asesino de la humanidad.
Por eso deseamos tan fervientemente que retorne
de una vez por todas
de su tumba blanca y fecunda.
Por eso nos amamos unos a otros
como quien lanza cometas a un cielo demente.
(2016). Poema del libro Tragaluz, Vadik Barrón
EL AMOR
El amor no es amable
el amor no es paciente
el amor es lo más parecido a una cicatriz con alas.
Es usar el alma como piel,
es cobijar una joya
en un nido umbroso
e ignoto dentro de nosotros.
El amor, bicho raro de mil patas,
ángel concupiscente,
nos saca las ropas,
nos saca de quicio,
nos va a reventar en mil pedazos un buen día,
y nuestros fragmentos
ejercerán su vocación de planetas rodantes.
Entonces seremos avistados a millones de años luz
como supernovas criollas,
como ovnis autistas,
como hermosas estrellas vagabundas.
(2018). Poema del libro Espasmo, Vadik Barrón
DANIEL J. AYOROA TABORGA (La Paz, 1976).
Estudió Derecho en la Universidad Católica Boliviana San Pablo. Cursó el Diplomado en Escritura Creativa de la Universidad Privada de Santa Cruz. Realizó cursos de escritura creativa el “El Ateneo” de la ciudad de Barcelona y diferentes talleres de escritura creativa en Bolivia y España. Forma parte del taller de poesía Llamarada Verde, dirigido por Gabriel Chávez Casazola.
Su libro, De la Transformación en Pájaros fue finalista del concurso Noveles escritores de la Cámara del Libro de Santa Cruz 2017.
En un punto del viaje, ante el inmenso mar, Ulises reflexiona:
Cómo eres nada, Ítaca
mientras eres promesa
cómo los días son nada
en la inmensidad del mar tiempo
y yo soy el héroe de nada
de algún oráculo antiguo, tal vez
apenas un astuto embustero
perdido en el mar del deseo
verdugo del idiota cíclope.
Sobre el espejo de agua
mi reflejo se unifica
en el antes y después
de la tormenta
ominosa y cotidiana
para concluir el día
en la lasitud del amor de Calipso
que no me reconforta
ni me renueva.
Cómo eres nada, Ítaca
mientras eres promesa.
Soledad de las fieras
Desde mi soledad el mundo es evanescente
como las sombras de los tigres detrás de los barrotes
como los rugidos roncos de los tigres por las noches
debajo del cielo infinito, a un lado del parque.
Desde mi soledad el mundo está carcomido
como las almas de los tigres carentes de fuego
como los ojos de los tigres en cautiverio
alimentados con vacas que comen más vacas.
Desde mi soledad el mundo se queja sibilante
como los tigres que se lamentan en las noches
tigres fantasmagóricos tras las rejas
cautivos en el zoológico de la ciudad.
Desde mi soledad el mundo es inefable
como los tristes tigres que no entienden nada
los tigres que no duermen de noche ni de día
prisioneros a pocos metros del océano.
A miles de kilómetros de sus propios sueños.
Poemas del libro De la transformación de pájaros, Daniel Ayoroa
LOURDES IRMA SAAVEDRA BERBETTY (Cochabamba,1976).
Psicóloga, Socióloga. Docente Universidad Central UNICEN/ Universidad Mayor de San Simón. Fue integrante de la editorial Yerba Mala Cartonera 2010-2019.
Ha publicado los libros: "Memorias de un Walkman" 2008 Editorial Yerba Mala Cartonera Agosto. La Paz.“Lullaby” 2011 Editorial Yerba Mala Cartonera Cochabamba “Relatos de la Yarqay Plazuela Osorio” (Compiladora) 2014 Casa de la cultura Cochabamba. Kipus Ed.
“Alicia en el país de la anarquía” Narrativa 2017 Electrodependiente Ed. “Velocidad de la luz” Poesía 2019 Editorial 3600 La Paz.
Mudanza
Abrir la puerta de un taxi
encontrar tres perritos plásticos
que mueven sus cabezas mientras
escuchamos a Cat Stevens
“Uh baby baby is a wild world”
Deslizarse por la carretera
viendo por el retrovisor la imagen
de las vacaciones que se alejan
dejando todo atrás,
pretender roer la línea del tiempo,
ocultar el álbum de fotos,
procurar desconocer
las casonas que cayeron
como naipes
desplazadas por parqueos
agujeros negros de la memoria.
Los recuerdos me acechan
de manera caprichosa
la guerra que mi abuelo nunca pudo ganar
el cáncer que mi madre logró vencer
la sazón de tía Emma
las manos ásperas de mi abuela apretando mis mejillas
los carnavales que saben a trasnoche, mixtura y confites.
Pretender que todo se desvanece
mover la cabeza escuchando Artic Monkyes
saber que en mi ausencia
ya no quedará nada ni nadie que pretendí conocer,
mientras en el horizonte diviso
la infancia desde la anatomía sin cuerpo
de un gigante que se aleja.
Tierra marcada
Una púa invertida atraviesa
la piel de la noche.
En la velocidad de la luz
los perros cavan aullidos
en carcomidos adoquines
los insectos infectan las esquinas
sobrevuelan en la agonía
del alumbrado público
el silencio después del grito
la claustrofobia de la tierra marcada
el miedo
un frío que quema
un poste
una advertencia
un cuerpo vertical
de humanidad descartable
en esta ciudad
c e r c a d a
NELSON VAN JALIRI (Potosí, 1978).
Artista plástico, poeta y editor. Tiene varias publicaciones de carácter literario desde 1996, sus textos poéticos fueron publicados en la revista Def-Ghi Comunicación y Arte en Santa fe Argentina. Varios libros publicados entre poesía, narrativa, ensayo, crítica e historia. Su nombre figura en antologías, como “Cambio Climático”(Panorama de la Joven Poesía Boliviana), antología por Jessica Freudenthal, Benjamín Chávez y Juan Carlos Ramiro Quiroga, la misma que fue traducida al francés; ”Días de Poesía”, Imaginea Arte y Cultura, Festival Internacional de Poesía; “Antología Comentada de la Poesía Boliviana”, de Roberto Maldonado; “Potosinos en la Cultura Boliviana”, de Elías Blanco; “Chamote (Antología de la Poesía Latinoamericana),de Gito Minore la misma que fue publicado en la Argentina; y Un Infinito de Poesías. Sexta Antología Poética Versos Compartidos, Tomo I y II. Uruguay 2017.
SIMPLICIDAD
Sobre un cartón viejo
me quedaré sentado esperándote,
aunque el tiempo pase
y me muera así sentado.
LA SOLEDAD Y LA TRISTEZA
1
En tu pecho
tan semejante
a dos altas cumbres,
escribí un poema
que me recuerda
a la tristeza.
Porque bebí de su boca
el agua
que nunca
debí beber.
2
De la
unión
de un
piedra
con otra
saliste tú,
la soledad que ya estaba presente.
CÉSAR ANTEZANA/FLAVIA LIMA (La Paz, 1979).
Es parte del espacio trans/cultural ALMATROSTE (desde el 2004), de la editorial artesanal del mismo nombre (desde el 2007) y del fanzine La zurda siniestra, coorganizadoras de la FLIA La Paz (Feria del libro independiente y autogestionado).
Ha publicado el libro de narrativa Zzz… y los poemarios El Muestrario de las pequeñas muertes (Ed. Almatroste), Cuerpos imperfectos (en el marco del II concurso de poesía Edmundo Camargo) y Masochistics (premio nacional de poesía Yolanda Bedregal, 2017). Co-organizador del Festival Sudaka de poesía marica. Estudiante de postgrado en la carrera de literatura en la UMSA de La Paz, es creyente de la praxis anarquista y reivindica el feminismo QUEER en toda su monstruosidad.
Vengo de las habitaciones en que alguna vez tuve miedo
vengo de sus intenciones de aniquilar el espacio
vengo de su ademán frívolo de preservar el instante de la epifanía que enmohece en nuestros ceniceros descascarados
vengo de las inquietudes de tu piel, de sus aerostáticas revoluciones por minuto
vengo de las comisuras de tus labios, asoladas por el amanecer que apelmaza allí los desechos del día anterior, los remanentes de una fiesta absurda que nos empeñamos en prolongar como una bocanada sagrada de tifus
Tengo grosellas en almíbar para nuestro antojo de burguesía y te enfadas como un niño que nunca ha sabido aceptar la suerte del rodaballo
¿hasta cuándo jugarás a escabullirte del ruido ambulatorio que provocan los instrumentos de los indios?
Bebemos sake del tiempo de los molinos, de aquel entonces en que las lagunas rebosaban difteria y se encontraban asolando las ciudades en forma de pantanos
Las campesinas mascullan secretos con los arrozales y escupen una desdicha mutua que termina agriándonos la boca, que ahora sólo sabe decir palabras salvajes de coloración indescifrable
Hablo por mi piel urgida de tatuajes, de mingitorios abrumados por el sexo de los hombres y por los versos de los poetas desnudos que como telarañas nos envanecen en el tiempo de las lluvias primiciales
fingimos estar muertos
y la dinamita estalla en un desborde absurdo de pólvora
y caracolas traídas de territorios ajenos
Y confiamos este destino de querernos al solipsismo estratégico de las guerrillas
Los pequeños hombres rotos
se tutean
en medio de una sobria retirada en cámara lenta
Demolemos los cementerios y los envolvemos en misterios que nunca tuvieron
porque allí sólo yacen los muertos
como yacen en el carrusel los animales de yeso, los niños que no tienen tiempo, los cigarrillos liados con tabaco viejo y la insulina que regurgita en el intermedio de una aburrida pieza de Chopin
Cuánto detestábamos a Chopin y su lentitud desplegada como una bocanada en forma de hembra que sube despacio, casi dramáticamente, por una larga escalera con un acabado en caoba negra
Ahora, sólo eres un muerto que colinda su deseo con otro tipo de texturas, que escarba en bibliotecas libres de ántrax y que adorna su pelo de enjambre con detalles rurales de retama y colihue
Ocupaste los espacios vacíos que nos dejaron las mudanzas
perdimos el equilibrio de tanto movernos alrededor de las viejas montañas
las usaron como desahucio para vencernos
ellas detuvieron nuestros deseos, las nubes, las viejas aves que prometían el regreso
Pero nunca tuvimos regreso
Las ciudades del altiplano nos habitaron con sus entrañas de piel gastada hacia adentro y nos desviaron de las razonables promesas de tus libros
inútilmente les creímos cuando despedazaron los horizontes y reanudaron las grandes batallas en capítulos televisados
En última instancia, los desaforados miedos nos provienen de ellas y sus movimientos oscilatorios
Quizás nosotras terminamos siendo los ojales de tus trajes apelmazados
como el paso del tiempo dibujado en el algodón gastado de los uniformes de las colegialas
todas estuvimos alguna vez deslucidas y ansiosas por carabineros borrachos
que retumbaron la calle empinada de sus botas inexactas y sobrecargadas
Me ves llorar
me tomas de la mano
corres conmigo calle abajo y me rescatas apenas a tiempo subiéndome a un bus largo y azulado que recorre rezongando toda la triste avenida Buenos Aires
y eso es todo
y entonces despierto
y tú sigues muerto
Una maleta revienta sus entrañas perfectas de plástico y naftalina
contra los bordes motosos de tu habitación
Los objetos encuentran formas extrañas para llorar con nosotras
Poemas del libro Anjani, Cesar Antezana
***
VALERIA SANDI - Nació en Santa Cruz Bolivia en 1991. Productora, gestora cultural, escritora y abogada. Publicó los poemarios: Ambidiestros (2014), en co autoría. La luna lleva sal, (Ediciones Jota, Potosí 2016). Participó en el libro de poesía y cuento breve “El tiempo está después”, editorial El Rumbo (Uruguay 2016), su poemario Rincón de lluvia publicado por (Ediciones Andesgraund Chile 2018) fue reeditado por Literatelia, México, 2019 y Chanchito ediciones, Bolivia, 2018. Fue colaboradora en revistas de poesía y ensayos en su país, México, España, Venezuela, Perú y Colombia. Imparte talleres de poesía y cuenta cuentos en Unidades Educativas, Centros Culturales, Universidades. Desde 2019, forma parte del equipo editorial de Ediciones Andesgraund en Bolivia. Dirige el ciclo de lecturas Trueque Poético y el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras. Ha recibido las distinciones de poeta joven con potencial para compartir otorgado por el Centro Cultural San Isidro 2018 y por su aporte y dedicación constante a la cultura de nuestro país por el Ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia 2019.
-Pintura: Volumen opulento. Nelson Van Jaliri. Óleo sobre lienzo. 80x60