79. Carolyn Forché
Compartimos dos poemas de Carolyn Forché (Detroit, 1950) destacada poeta y traductora norteamericana, defensora de los derechos humanos, y quien próximamente visitará Bogotá en la versión N° 11 del Festival Las Líneas de su Mano en el Gimnasio Moderno.
Traducción de Andrea Rivas
PORQUE UNO SIEMPRE ES OLVIDADO
In Memoriam, José Rudolfo Viera
1939-1981: El Salvador
Cuando Viera fue enterrado supimos que estaba llegando el fin,
su ataúd se balanceaba hacia el suelo como un bote o una cuna.
Podría tomar mi corazón, dijo, y dárselo a un campesino
y él podría cortarlo en pedazos y darlo de vuelta:
no puedes comer corazón en estas cuatro oscuras
habitaciones donde un hombre puede ser retenido por años.
Un joven soldado al rayo del sol usa su cuchillo
para pelar el rostro de un hombre muerto
y lo cuelga de la rama de un árbol
que florece con semejantes rostros.
El corazón es la parte más dura del cuerpo.
La ternura está en las manos.
EL CORONEL
Lo que han escuchado es cierto. Yo estaba en su casa. Su esposa llevaba una charola de café y azúcar. Su hija se arreglaba las uñas, su hijo salió esa noche. Había periódicos, perros, una pistola en la almohada a su lado. La luna se descubrió en su cable negro sobre la casa. En la televisión había un show policiaco. Estaba en inglés. Botellas rotas estaban incrustadas en las paredes alrededor de la casa para sacar las rótulas de la pierna de un hombre o cortar sus manos de tajo. En las ventanas había rejillas como aquellas de las licorerías. Teníamos cena, costillas de cordero, buen vino, había una campana dorada en la mesa para llamar a la sirvienta. La sirvienta trajo mangos verdes, sal, un tipo de pan. Me preguntaron si disfrutaba el país. Hubo un corto comercial en español. Su esposa se llevó todo. Había alguna charla sobre cuán difícil se ha vuelto gobernar. El loro dijo hola en la terraza. El coronel le dijo que se callara y se alejó de la mesa. Mi amiga me dijo con los ojos: no digas nada. El coronel volvió con la bolsa que se usa para llevar las provisiones a casa. Regó muchas orejas de humano sobre la mesa. Eran como mitades secas de durazno. No hay otro modo de decir esto. Tomó una de ellas en sus manos, la agitó frente a nuestras caras, la soltó en un vaso con agua, donde volvió a la vida. Estoy harto de pendejadas. Y por los derechos de quien sea, dile a tu gente que puede irse al carajo. Barrió las orejas hacia el suelo con el brazo y sostuvo el último trago de vino en el aire. Algo para tu poesía, ¿no?, dijo. Algunas de las orejas en el suelo captaron los despojos de su voz. Algunas de las orejas en el suelo fueron pisoteadas contra la tierra.
Mayo, 1978
Carolyn Forché (Detroit, 1950) es autora de cuatro libros de poesía: Gathering the Tribes (1967), The Country between Us (1982), The Angel of History (1994) y Blue Hour (2004). Además es editora de Against Forgetting: Twentieth-Century Poetry of Witness (1993). Su trabajo se inscribe en lo que ella misma llama Poetry of Witness (Poesía testimonial), cuyo fin no es solo denunciar, sino dar cuenta de sucesos reales, experimentados en la piel del poeta: “poema como rastro, poema como evidencia”. Entre sus premios están las becas de la Fundación Lannan y el Fondo Nacional de las Artes. Con The Country between Us recibió el Poetry Society of America’s Alice Fay di Castagnola Award y fue la poeta ganadora del premio James Laughlin de la Academia de Poetas Americanos. También recibió la beca de la Fundación Guggenheim. Ha sido catedrática en numerosas universidades; entre sus trabajos de traducción se encuentran la salvadoreña exiliada Claribel Alegría, Mahmoud Darwish, y Robert Desnos.