139. John F. Galindo
Publicamos una selección de poemas de John F. Galindo (Bucaramanga, 1978), pertenecen al libro No hace falta que te digan que te quites (Ambidiestro Editorial, 2017). John Freddy Galindo ha sido ganador, entre otros, del I Concurso de Poesía Tomás Vargas Osorio (2016) y del XIX Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia (2007).
PIRAÑAS EN EL ESTÓMAGO
Recoger ese maltrecho paraguas de la basura y darle la oportunidad de que te traicione durante la tormenta. Amanecer bajo la alfombra de los días en que el sol es tan sólo otra avalancha. A menudo el amor es más que una cosquilla o una ventana abierta hacia la incertidumbre. Las ametralladoras despiertan envueltas en nuestras sábanas casi siempre angustiadas por las fluctuaciones del mercado. El monumento que hemos levantado alrededor del corazón, cerca de aquel río turbulento, se deja acariciar por los recuerdos de aquello que una vez abandonamos, por las extrañas treguas de una voz y por los amigos que tenían por consuelo una patada.
Tanto tiempo ha pasado que ahora mis batallas se encuentran en mi vientre. Y ya no sé si el dolor es una virtud, o la mordedura de un pez que puede oler la sangre.
A veces, por la noche, me veo en la piel que nunca tuve, o en la que tuviste, mientras el río sigue allí sangrando.
FLORES EN LA BASURA
“La vida es como una dona de crema 
sin crema y sin dona” 
John Hegley
Una vecina me mira desde el otro lado de la ventana 
Ando un poco despeinado 
un poco sucio 
un poco cojo corriendo por ahí 
En el barrio los niños desmueletados 
a los que alguna vez ayudé con sus tareas 
ya no me reconocen 
ahora juegan a inyectarse solitarias esperanzas en los brazos 
Y las chicas que antes saboreaban sin sorna mis mentiras
Son las madres solitarias de hienas lloriconas 
Ya nada es lo que era aquí 
Mi vieja calle es ahora un cenicero repleto de ilusiones 
mi madre enferma canturrea sus plegarias a mi nombre 
como si mi alma muerta necesitará algún consuelo 
Soy una colilla 
el niño que estrena bicicleta sin saber del golpe que le espera 
Soy mi propia calle 
el recuerdo de los días en que escupíamos desde el puente 
sin saber que años más tarde nos caería en la cara la saliva del pasado 
Soy mi propia tienda, mi propio desconsuelo 
la alcantarilla por donde se escurrieron nuestros mejores días 
Hoy traje flores al lugar donde solía verte 
un perro feo me ladró y me azaró el parche 
la vida 
las ganas de dejarlo todo 
entonces vine a escribir este poema que huele a ti 
a mí 
al aroma de las flores que ahora adornan la basura
ENTOMOLOGÍA BÁSICA PARA AMANTES DEL PUNK-ROCK
Tengo pocas cosas que decir sobre la vida
sobre el amor
sobre la muerte
sobre la forma en que se doblan las camisas
cuando uno decide irse para siempre
En cambio me gusta hablar de pingpong a mediodía
de la tristeza de mis ojos que son como fantasmas
Me gusta hablar de más
cuando me embriago entre semana
hablo mal de mis amigos
del presidente
de la amante de mi padre que es muy fea
También hablo de mis viejas cicatrices
de mis uñas sucias que son 10 de mis fracasos
de la nieve-de la playa-de una canción de los Sex Pistols
que jamás recuerdo
del perro que alguna vez tuve y que ahora 
descansa en paz en el cielo de los perros 
aplastados por los autos
De esa mujer que traicioné
y me hace sentir como un insecto
cada que pienso en la vida, en el amor,
en el traje que voy a lucir cuando me muera
NOTICIAS DE NINGÚN LUGAR
Mi almohada es un precipicio desde donde se escuchan los últimos ladridos de los hombres. Nadie ha regresado del amor ni de la muerte 
y el eco de la noche parece haber callado ante el reflujo impertinente de una mujer tan fría como un glaciar en el olvido 
Los mensajeros del amor ocultan sus palabras, como ocultando el mayor de los pecados, avanzan en la oscuridad como una sombra y más allá del dolor (con que limpiamos nuestras llagas) se encuentra una palabra que puede remediar el asco 
lamer la piel infecta entre nosotros
Escondo la palabra para que nadie se sienta traicionado en esta casa
para que nadie olvide
pero el crepúsculo no sabe recordar más que las voces que nos fueron dadas: la boca cerrada ante la angustia
la luz brillante
                                             la derrota
HE ESTADO EN EL INFIERNO Y TE HE TRAÍDO ESTA ESTÚPIDA CAMISETA
Un recuerdo dura una sola noche 
como aquella vez que me dijiste que me amabas y después limpiaste tu nariz 
con mi camisa 
quizá me acuerde de ti en el infierno 
quizá me tatúe dolor en letras chinas para no olvidar tu nombre las líneas de tu mano-las flores carnívoras que cuidan del pasado 
-Los recuerdos suelen quitarle muerte a las cosas- dices mientras apagas un 
cigarrillo en mi brazo 
Como el mar o a la noche que entra atolondrada por la ventana uno quisiera 
Levantarse en otra parte seguir las señales del camino evitar los reductores 
de velocidad para perderse en lo profundo de otra piel 
Vacacionar en el olvido 
Regresar entonces es más que un abrazo y un cartelito con letras de colores 
un souvenir feo que invierte los papeles y se larga con alguien dispuesto 
a amarlo para siempre porque los recuerdos se quedan en uno y al volver todo 
se aleja con las ganas no cumplidas de que las palabras entren en la boca 
                                                                                                                             y no vuelvan a salir
MUCHO PEOR QUE ABANDONAR ES RECORDAR PARA QUÉ HABÍAS EMPEZADO
Nosotros hemos sido el principio y la derrota 
y hemos sido la noche entera que se escurre hermosa por las cañerías 
hemos desafiado la palabra y el recuerdo 
ahuyentado la nostalgia con nuestras manos que son como puñales como dos piedras 
Sobre nuestras cabezas dormitaron recuerdos del futuro 
de donde niños boquiabiertos se marcharon sin haber silbado
Lo importante en toda despedida es saber cuándo hay que quedarse 
y cuándo hay que correr
Y ASÍ VAMOS DESCONCERTADOS 
 
bajo una tormenta salivada por ese ronco dios que juega a la pelota 
con nuestras cabezas buscando la señal que nos dirija al lugar en que los niños 
se juntaron por vez primera la línea en que la vida nos devuelva la ignorancia 
Hay que salir bostezar y levantar los brazos 
destruir la laboriosa rutina de estar vivos
Sepultarnos 
                                      comenzar de nuevo 
                                      sorprendernos con la lluvia bautismal de los primeros días
MANIFIESTO MONSTRUO
Esto es imparable • la revolución vendrá de un dueto de asteroides • saludando aquí y allá • a todos los pájaros • a todos los insectos • a todos los espíritus de agua de los páramos • al balón de rugby que se esconde en cada aceituna • a los corazones rotos • a todas las especies no protegidas • a las babas de mi madre • los asteroides políticos que no tienen alma • ni uñeros • y que en cambio poseen una larga lista de muertos de amor por el mundo • por el Estroncio • por el Uranio • por el Paladio • por la muerte que grita mientras no ocurre nada • nada • nada • no necesitamos disfrazarnos de Frankenstein para dar miedo •
John Freddy Galindo (Bucaramanga, 1978) Licenciado en Literatura por la Universidad Industrial de Santander. Ganador del I Concurso de Poesía Tomás Vargas Osorio (2016) y del XIX Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia (2007). Su libro Ventanas de otros días recibió el IV Premio de Impulso a la Poesía Joven Colombiana (2008). En 2009 recibió la Primera mención de honor en la bienal de Poesía “Julio Flores”. Ganador del Premio Nacional de Poesía Relata- Ministerio de Cultura 2012. Cuentos y poemas suyos han aparecido en publicaciones nacionales e internacionales así como en diversas antologías. Ha publicado los libros Ventanas de otros días (Ediciones UIS 2008), Karaoke Demon (Ediciones UIS 2010) [L] (Cuatro Colectivo Editores 2011) y No hace falta que te digan que te quites (Ambidiestro Editorial, 2017).
 
                         
                                             
                                            