7. Carlos Vásquez. La hendidura en el silencio.
Nota y selección por Yenny León
Saberse abismo y contemplación fabulada, reconocer como única naturaleza posible a la fisura, ser atravesado por toda la humanidad como medio de autodescubrimiento, indagar por quién es ese que nos habita, cómo nos deconstruye, en qué deviene a cada instante, son los vestigios que permanecen en el lector después de abordar los poemas de Carlos Vásquez.
Las palabras que este autor emplea, en su libro Arder en el tiempo, al referirse a la poesía de Alberto Caeiro (Heterónimo pessoano) bien podrían aplicarse a su propia obra poética: “Es como si dijera: el abismo no me sorprende, el vacío no me angustia, el tiempo deja de pasar o si pasa no me doy cuenta, floto en el abismo del aire, no sé si caigo o me elevo, y ese no saber da una misteriosa calma” (2012: 57). La incertidumbre es en su poesía el pozo sosegado donde la angustia reposa. El vacío sobrante de vivir en la extrañeza.
Para Vásquez, “la poesía no dice el ser sino su falta, no afirma la presencia sino su eclipse” (2012: 54). En su obra poética, la ausencia se erige como constante y la caída como umbral invisible. La figura de aquel que siempre está de tránsito se establece como el centro de un peso vertiginoso. Cada poema suyo es una apuesta por el pasajero imposible que somos, por nuestros dolores prehumanos y gritos pálidos. Dice Pablo Montoya, en el posfacio del libro Aunque no te siga titulado “Carlos Vásquez o la silenciosa embriaguez”:
“Para quien visite por primera vez esta obra, su poesía resulta hermética, excesivamente silenciosa, casi autista por las maneras en que trasiega su escritura. Porque es verdad que en ella se evitan palabras que para un lector común de poesía resultan imprescindibles. En realidad, el proceso de la escritura de Vásquez recuerda al de Osip Mandelstam. Ambos escriben el poema en la mente, luego lo plasman en el papel y durante días y meses y años lo van depurando de palabras casuales” (2008:69).
Sus versos entonces son el resultado de mirar con ojos inmerecidos la línea de un horizonte detenido, de hallar en la explosión del agua un cauce de respuestas.
De El oscuro alimento (1995)
Somos dos voces que se buscan bajo la tierra
Somos dos voces que se buscan bajo la tierra.
Nuestras bocas son llamas oscuras.
El sabor en nuestra saliva recuerda la hierba.
Soy hierba eres hierba.
¿Qué dices? No oigo sino hierba.
Te hablo de la negrura, oigo manos que se deslizan guiadas por anillos.
Había luz al morir. ¿Quién dejó esta oscuridad en nuestros dedos?
No son sino raíces que se anudan en tu boca.
***
Soy la casa. El cuarto vacío. El paso vacío, el eco.
Eres la ceguera del agua que deambula por los pasillos.
Eres el árbol de frutos secos. Si supieran tus hermanos se atarían a ti como la rama al hacha.
Dibujo la casa en el polvo. Con trazos rápidos, como partidos.
La casa camina dejando huellas en la sangre.
***
Como si te tocara y no fueras tú sino la noche…
Como si te tocara y no fueras tú sino la noche.
Me clavas al dolor que talla el instante.
Te veo venir del otro lado de la lluvia, eres el viento.
Me ves en el pensamiento, donde no puedo llegar ni nombrarme ni preguntar por mí.
Como manos que entran en la luz y se miran.
Frases oscuras como bocas.
Como la amistad en la que ardemos.
Eres el grito que no puedo oír perdido en el silencio de tus manos.
De Agua tu sed (2001)
Despierto y es el agua, monótona y blanca
Quisiera quedarme Me quema el ruego de ser
visto
Oigo el agua interminable, pero ¿dónde?
Gota a gota la noche se despeña
***
Dame a ver el silencio
La noche bajo tu lengua
Agua quieta de los días sin ti
He de decir la tarde
Sentados en el parque
Supe que era el fin y el tiempo caída
***
Se hunde tu árbol en la piedra
Estruja mis huesos
Rueda tu árbol por el sueño
La piedra se cierra
No queda sino agua al despertar
De Aunque no te siga (2008)
¿Qué saben mis sombras lo que llevo
dentro?
¿Sé el rumbo que llevo?
¿Dónde algo termina?
¿Si queda asidero?
En qué me convierto
Por cuál noche entro
Qué brasas me roen.
De Días (2011)
Noches
dos o tres noches le son dadas a cada hombre
preguntas por las tuyas sin saber si acaso te piden te acerques y aquietes su paso
quizás ya se han ido y queda el rumor de una luz como cuando en el bosque se apaga una tienda
con qué roce se despiden entre palabras que empujan tu más breve plazo
orillas que uno aplazaría si un agua inclemente no las atrajera
De Cuaderno (2009)
TOCA mi sed
Acúnate en la soledad de mi sangre
***
REZA por mí el día en que la tierra borre las palabras y el agua empuje la otra orilla
***
UNO se muere allí donde le indican
***
PALPO mi poesía
Me ahogo en su propia saliva
***
PALABRA sombra del silencio
Así callan las manos cuando se juntan
***
REMO en ti canoa de los muertos
***
HE ESTADO escribiendo
Otra música versos ahogados
De pronto palpo tierra en el corazón
***
AHÍ ESTÁ, lo rozo rápidamente
De golpe volcado en el cuaderno
El miedo se abrió
Como se aparta el agua cuando la piedra entra
La inmensidad es pavorosa me puse a vivir en ella
Fueron días mortales
Sostenido y a la vez arrastrado
Con las manos atadas, los pies tobillos amarrados
***
HE SEGUIDO escribiendo para qué
Ni siquiera me oigo cuando respiro
Las palabras empujan
Dormida tierra sobre mi boca
***
EL PENSAMIENTO de la muerte
Su aplomo su precisión su ciencia
Cuando la idea empieza a jalar
***
ME HABLAS de ti desnudamente
Estoy detrás de tu corazón
Habrá de ser la sombra del mío
***
ME PREGUNTAS si el alma está ahí. Te respondo que sí pero yo, como es apenas
lógico, soy el que menos sabe
Qué inexpugnable muralla
***
DESMEMBRAMIENTO
Un agujero que no termina ni se calla
***
Y ESA TIERRA, en la que me eché a desampararme se abrió para este
ser que tocó su fisura. Estoy rasgado, es mucho y mucho, haber
podido terminarlo, grieta que sin darme cuenta se abrió, quizás
desde un tiempo remoto que ni yo mismo sé si es contención o
avalancha
De Pasos (2012)
Era todo música
De golpe el aire,
el centro mismo de la respiración,
el silencioso sonido de todas las cosas.
Música de mi aliento,
compás de los instantes entrando y saliendo.
Me fui volviendo música y desaparecí.
Estaba en todas partes,
no había cosas y ese era el secreto.
Sonido puro que apaga las sílabas,
inmensidad de las ideas y de los seres.
Y si acaso intentaba no podía seguirla.
Melodía solitaria en un mundo sin eco.
Carlos Vásquez T. (Medellín, 1953): Poeta, ensayista y traductor. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Antioquia y en la Universidad Javeriana. Actualmente es profesor en el Instituto de filosofía de la Universidad de Antioquia.
Obra poética publicada:
- Anónimos (1990). Medellín: Ediciones Bolsillo roto.
- El jardín de la sonámbula (1994). Manizales: Ediciones Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía.
- El oscuro alimento (1995). Medellín: Lealón. (Premio Latinoamericano de poesía Ciudad de Medellín, Festival Internacional de Poesía.)
- Agua tu sed (2001). Medellín: Editorial Universidad de Antioquia.
- Desnúdame de mí (2002). Medellín: Fondo editorial Universidad Eafit.
- Hilos de voz (2004). Medellín: El propio bolsillo.
- Aunque no te siga (2008). Medellín: Tragaluz editores.
- Cuaderno (2009). Medellín: Tragaluz editores.
- El oscuro alimento (Reedición) (2009). Medellín: Tragaluz editores.
- Días (2011). Bogotá: Común Presencia.
- Pasos (2012). Medellín: Tragaluz editores.