Revista Latinoamericana de Poesía

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Brotan torrentes: sobre Cuerpos de agua de Velia Vidal



Brotan torrentes

Sobre Cuerpos de agua de Velia Vidal

 

Por Érika Montenegro

Desciende de la creciente como un laberinto de brazos, bocas y canales que corren en la marea. Al aire libre enreda pulmones presos de urbanidad y aleja el mal de ojo que se lleva en los zapatos. Se entra desnudo y vulnerable, pero te entrega al mundo con una nueva oportunidad y podría decir que toda experiencia varía, pero cuando se entra ingenuo a las palabras y corrientes de la escritora Velia Vidal no hay otra forma que:  Dejarse llevar. Cuando se termina de leer Cuerpos de agua (2024) las aguas se expanden, crecen y atraviesan océanos lejos de casa, escondidos. La escritora hace una conexión entre mareas y corrientes que la criaron y recorren el mundo. Por eso en su poesía, aunque el agua sea un elemento primordial para poder entender los poemas, es importante ponerse en la situación del ser mojado, aunque existan tipos de cuerpos de agua lejanos, sabemos que nos rodean. No sé lo que es crecer a metros del mar, podría imaginarlo, pero ¿cuántos poemas podría escribir sobre eso? Mi capacidad quedaría nula ante la magnitud que puedo contemplar. Es por eso que cuando Vidal escribió el poema “Bogotá” entendí que soy individuo de ciudad, el río es para mí eso: Un río. Un fragmento de este dice:

 

“En Las Juntas,

el Tunjuelo se une al Bogotá

en silencio.

 

La ciudad no es su río

ni el río la define.

Están lejos,

como ella de sus visitantes”

 

No le encontramos mayor profundidad a un lugar que hoy está contaminado, pero sí recae como peso de todos, una historia, una que no se cuenta. Porque da vergüenza, porque sentimos la incomodidad, pero seguimos sin hacer un verdadero intento de cuidar nuestro territorio. Además, estas historias se ven construidas por diferentes cuerpos, pieles, vidas cotidianas, atravesadas por la memoria. Es una literatura que fluye auténtica para poder andar en medio de las aguas, caminar por la trocha, conocer quebradas y que en cada recorrido se llegue a un inmenso mar. No quiero reducir el libro solo a su temática, porque leyendo Cuerpos de agua te empapas de su propósito literario y de todas las aguas que recorren la vida. La obra poética de la escritora muestra el compromiso con sus raíces y tradiciones. Es una poesía que se sumerge junto a su lector y le da un nuevo significado. De agua venimos y al agua vamos; por eso, aunque muchos de sus lectores estén distanciados de toda naturaleza, se puede entender la pasión que se muestra al vivir en una realidad compuesta de agua y más en un terreno como el Chocó, un departamento de Colombia rodeado de océanos y bañado en ríos, un lugar que tiene su propio compás, donde se cree que el sol se baña cada mañana. De ahí que la escritora Vidal, cuando escribe el poema “Atrato”, habla de este río que cuenta lo que significa ser chocoano, un verso de este es:

 

“Desde el cerro Plateado,

el Atrato suena

a los versos de Jairo:

Ancho y caudaloso pasas

lento en tu viaje retratas

el dolor que injusto llevas

poco a poco hasta el mar.

Y pensar que todo quieres como yo

y cambiarlo todo quieres sé también.

 

En su voz

está

lo que significa ser de aquí.

Nacer chocoano

es amarlo todo,

Y querer cambiarlo también.

Llevar dolor en las aguas

de la sangre…”

 

Hay una intención marcada en cada poema de este libro, la lectura se siente un poco más ligera por el agua, y aun así no le quita fuerza. Toda historia pasada, presente y futura va ligada al paso del oleaje. Un movimiento continuo en cada poema. Por eso pienso en el agua que nos rodea, aquellos humedales que brutalmente secaron, taparon violentamente y como seguimos siendo una parte importante para que los ríos se ensucien y se olviden entre manchas. Y aunque la escritora se vea rodeada de las aguas y las contemple desde una posición, en la orilla o desde la ventana. Todo vuelve a casa, los primeros estuarios que la conocen. La conexión del río con el mar es fundamental para el funcionamiento de cada cuerpo, el uno necesita del otro, el agua dulce nutre el oleaje salado y vuelve a pasar en donde se dejaron las chanclas, donde alimenta la creciente, donde se va a pescar, allá mismo existen las miles de voces que están escritas entre ramas y barro, donde la escritora sabe que nació su Yo agua. Parece que la escritura y su mar llevan el mismo ritmo, aunque el río lleve su rumbo este reconoce su nacimiento y allí vuelve con rapidez, igual que Vidal. Por eso cuando escribe “Spree” pone este verso:

 

“A veces subo

y bajo

con las mareas.

Y al subir

por las bocas,

traspaso el estuario,

me vuelvo el río

que corre hacía atrás.

Soy el San Juan

en Docordó.

Retrocedo,

me detengo,

vuelvo a correr

hacia el Pacífico.

 

El Spree y yo

terminamos

en el mar”.

 

Vidal hizo todo un recorrido donde nos toma de la mano con la intención de que nos enfrentemos a bañar los miedos, mojar el pudor y enfrentar las aguas. Porque todos estamos inmersos en ellas, nos alejamos de nuestras raíces, pero así como ella deja que el agua fluya entre cuerpos, el agua la vio crecer, la ve vivir y la verá volver a nacer. En su tierra está su voz, pero entre cuerpos tormentosos, lluvias, lágrimas, charcos, aguas turbias y transparentes su vida viaja. Y no solo viaja: observa, contempla, se moja y enaltece como cada estuario, le devuelve a sus primeras fieras marinas, puede ver todos los escondites del agua pero su mirada sigue allá. En donde nació, el agua que crece junto a ella, y, sin patria sigue su camino junto a la escritora en cada esquina.

 

 

Velia Vidal (Bahía Solano, 1982) Fundó la Corporación Educativa y Cultural Motete con la que ha difundido la importancia de la literatura. Además, Vidal fundó y gestiona la librería Cocorobé. Fue la primera ganadora de la Beca de publicación de autoras afrocolombianas del Ministerio de Cultura (2020) con su libro Aguas de Estuario publicado por la editorial Laguna libros.

 

Érika Estefanía Montenegro (Cali, 1997) Estudiante del pregrado creación literaria en la Universidad Central.



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