Christian R. Rivera
Compartimos una selección del poemario La Amable Locura (El Ángel Editor, 2024) del poeta ecuatoriano Christian R. Rivera
Funeral de la Madre
Madre,
de tus manos conservo
el amoroso rencor de ofrecerme al mundo.
Pues de tu tanto, yo era apenas al calor de tu suma
y fuera de ella, me amparaba en la cubierta de tus dedos
como una yesca encendida.
Se recreaba mi corazón en la palpitación de tu cifra
como el tiento mineral del pez que se agita fuera del agua
me venían ganas de prenderme en tu seno
y lloraba
porque no era tu marido.
Ahora, lejanamente, tu calostro ha ido cebando
aquella convalecencia que me diera tu latido. Sitiándome en el rostro
la madurez de tu arruga exacta. Y no es por eso la pena, no;
es la condena de los besos con que te alejas
a medio acabar los cuentos;
es tu compás en el tejido,
la poesía umbilical que me convidabas…
Madre,
una vez más te ha buscado mi mueca de niño enciclopédico
por no entender las cosas; por no advertir el énfasis
en un tratado de biología moderna, donde leía:
… Una vez suspendidos
los latidos del cordón, se liga y se corta.
Madre,
El ambiente está que se corta con un cuchillo.
Queremos seguir creyendo en ti, Libertad
¡Oh libertad preciosa!
¡Conocida tan mal de quien la tiene!
Lope
Queremos seguir creyendo en ti, Libertad.
A pesar de tus piezas de convicción
hoy me declaro en desconfianza
contra el más fogoso de tus apologistas.
Bien sabemos
que a la sombra de todo incorruptible
aguarda plácida e irreconciliable
la afilada letanía del fanático.
Libertad,
hablo de Ti como algo mío
y acaso descubro en mis razones
el oculto afán de quien procura
encerrarte entre conceptos.
¿Y si fuera cierto, Libertad?
Ya nadie te toma el nombre
sin antes procurarte
un golpe de gracia.
Si bien la culpa es nuestra
por mostrencos,
por empuñarte toscamente.
Y es que conocimos muy chicos la infamia
de subastar tus apodos laterales,
la feria indigna de tus licitaciones -lo hemos visto-
Por eso ahora tu oferta
no se nos antoja en bocas administrativas
tampoco en la querencia de tus versos,
ni en el astuto salmo
de claro oficio anarquista…
Escucha, sin embargo, y a pesar de que tu justicia
como las víboras
siga mordiendo los pies descalzos.
Aun así, queremos seguir creyendo en Ti
por si acaso existieses.
Jugarse la eternidad en un poema
En toda página existe un asedio
cada palabra es una sombra perfilándose
sobre la blancura del papel.
Por la poesía creemos haber vencido,
pero de esa conquista engañosa
vive el poeta una eternidad prestada.
Nada nos preserva del oleaje inestable de la materia:
la piedra, el metal, cosas que existen para no morir
también se entregan al deterioro de los nombres;
toda identidad convoca una ausencia
y en ningún otro sitio como en la página
nos es dado contemplar los restos
de un eco fugitivo.
En la lectura de otro hemos de ser rescatados.
A su tiempo, los ojos que leen
serán reemplazados por otros,
tampoco permanecerán las palabras.
Y así como los dioses recuerdan
su deuda de permanencia en los ciclos,
la página retendrá la posibilidad de una pregunta
en la vastedad del lenguaje:
¿Cuánta tinta me separa de la muerte?
Christian R. Rivera (Quito, 1977) Realizó estudios en Ciencias del Lenguaje y Literatura en la Universidad Central del Ecuador, y posteriormente desarrolló sus estudios de posgrado en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Durante más de una década ha ejercido la docencia en distintas universidades del país. En 2008, fue galardonado simultáneamente con los premios universitarios de poesía y ensayo “Alfredo Pareja Diezcanseco”. Ha participado como ponente en El 56º Congreso Internacional de Americanistas (Salamanca, 2018); III Jornadas de Teorías y Literatura Latinoamericanas (Santiago de Chile, 2019) Es autor del libro La Amable Locura (poesía, 2024), el cual fue presentado en el Decimosexto Encuentro Internacional de “Poesía en Paralelo Cero” (2024).