Revista Latinoemerica de Poesía

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Cronwell Jara



Compartimos una selección de poemas del gran escritor peruano Cronwell Jara Jiménez, referente fundamental del realismo urbano en la literatura latinoamericana, tanto en cuento como en novela y poesía.

 

 

¿QUIÉN NO LLEVA UNA CIUDAD…?

 

¿Quién no lleva una ciudad,
clavada en el corazón?

Y en esa ciudad,
¿quién no se pierde?
¿Quién no sueña con sus
portales y callejuelas?
¿Quién no oye
sus campanarios
y sabe que hoy
Brozovich, ha de estar
buscándonos,
dormitando en cada esquina,
conversando con las palomas?

¿Quién no lleva una ciudad,
clavada en el corazón?

Y en este corazón
¿quién no recorre
sus empedrados, buscando
a Brozovich?

¿Quién no lleva a Brozovich
en la ciudad de Cusco-Perú,
enclavado en el corazón?

Por la calle de Sieteculebras
el poeta Brozovich pasa brindando
con Li Tai Po y la Luna.

Ambos se elevan en una alfombra de flores.

El poeta dignifica la ciudad.
Y su mansedumbre es de paloma.

¿Quién no lleva una ciudad
y a Brozovich,
clavado en el corazón?

¿Amiga, tú que conociste
al poeta Brozovich,
¿También lo buscas?
¿Tampoco tú has dado con él?
Dicen que los malandrines,
dos arcángeles beodos, Pound y
Charles Bukovski, lo buscan
cabalgando dos arlequines.


¿Dónde sus bares y sus bodegas?
¿Dónde sus ángeles infidentes y su ramo de
Oraciones?
¿En qué Plaza bebían con él
y perdían la razón?

Amiga, tú que leíste al poeta, dime
¿en qué ciudad suya o mía
ando ciego y extraviado, para saber bajo la lluvia
hacia dónde voy?

¿Por cuál esquina he de ir, dime, amiga,
por cuál cielo, por cuál rayo
de naipes y arlequines, debo ir
para leer sus poemarios de lluvia,
para no ir ciego y perdido,
como herido voy, buscando a Brozovich
entre tantos poemas, clavados,
incendiando este corazón?

 


¿QUIÉN SOY YO QUE ME DESCONOZCO?

 

¿Quién soy yo que no me reconozco?
¿Quién soy cuando subo al micro?
¿Quién cuando me baño y me enjabono?
¿Quién soy yo en este otro, de pronto?

¿Quién, cuando avanzo por calles y plazas?
¿Quién, cuando al saludar, sonrío,
y para no estar triste, leo un periódico?
¿Quién, cuando me desabotono?
¿Quién, cuando me descifro en otros?

En la mosca, en el auto, en el poste
veo cientos, miles de ríos y vidas,
imposibles rostros, máscaras,
difusas sombras, nubes de las más sencillas
y extrañas. ¿Quién soy de ese alcohólico,
de esa araña? ¿De ese párroco o de
ese músico mutilado y que pide, exige?

¿Quién, de ese médico que en el mal de otros
ve su propio diagnóstico?

¿Quién soy yo que no me reconozco?
¿Quién soy yo en esta ciudad de asombros?
¿Quién soy yo en este cómo, de pronto?
¿Quién, cuando, ecuánime, siento esta carie?
¿Quién, cuando la limpio con un fósforo?
¿Quién soy ante esa carie y ese fósforo?

¿Quién soy? ¿Alguien que te ha herido?
¿Qué has herido tú porque te has mentido?

¿Quién soy que estoy perdido
y no pido auxilio? ¿Quién soy que no lo siento?
¿Quién soy que estoy aquí
en la horca,
y estoy fumando, riendo?

 

 

INFELIZMENTE, NO SOY

 

Infelizmente, no soy
los poetas que más amo.

Me considero el ser más asno.

No soy el catalejo de Drumond de Andrade.
Ni la saudade de Vinicius de Moraes.
Soy solo yo mismo.
Me considero el ser más desalmado.

Infelizmente, no soy
los poetas que más amo.

No soy el poeta mejicano Jaime Sabines.
Ni Rabelais burlándose del reino; pero
siento en mi corazón
la calavera de Leonardo, y que me hablan
los atabales de Picasso y el piano de Dalí.

Infelizmente, no soy Rimbaud ni el Conde
de Lautreamont; nada de Fracois Villon.
Nada de Baudelaire. A tan poco corazón,
por desgracia, soy yo mismo.
Infelizmente, no soy
los poetas que más amo.

¿Heredé
los huesos melódicos de algún apaleado?
Debo ser un caso.

Ni Vallejo, ni Quevedo.
Ni Martín Adán; ni César Moro.
Por desgracia, no soy Oquendo de Amat.
Por desgracia, soy yo mismo. Un fiasco.

Infelizmente, no soy
los poetas que más amo.

Nunca seré el poeta Bethoven;
ni Vivaldi; pero resuenan en mi corazón
los cascabeles del orfebre Marc Chagall;
las rondines de Buñuel; el oboe
de Omar Kayyham; un jazz swing de Jerónimo
Bosch.
¡Eso sí!,
por desgracia, debo ser lo peor de todos.
Soy yo mismo. Infelizmente, no soy
los poetas que tanto reclamo.

Infelizmente, no sé
quién soy. Infelizmente, no sé
qué digo ni qué hago.

Mi falta de vanidad. Mi falta de reposo
y mi gozo, sin amor por mí mismo,
me hacen el trombón
y fagot más alunado.

De milagro, soy nadie.
¿Alguien podría ser más dichoso?

 

 

MANIFIESTO DEL OCIO

 

Para vivir no quiero leyes ni religiones,
exigen norma, moral,
sacrificios y humillaciones.

A mí, déjenme como a cerdo en el cieno.
No quiero vivir más allá
de lo que exige un gusano.

Sólo pido un pantano, un hato de pasto seco,
dónde tenderme de panza y hundir el hocico.
Es mi reino: una charca, el bostezo.
Mis prados: la libre holganza, la resaca.
Mi filosofía: mirar pasar las moscas.

Vivir quiero a la sombra de un árbol.
Donde a nadie rinda mis cuentas de nada.
Y si viene mi ángel de la guarda, desdichado:
lo corro a palos, pues a mí
no me hablen de dogmas ni de pecados.
Yo diría que por vivir en ascuas, soy un santo.

Háblenme de las artes de un ocio afortunado.
Del arte de vencer sin batallar.
De la estrategia de avanzar sin caminar.
De la poética del buen comer sin trabajar.
De la astucia del buen beber sin embriaguez.
Y de la filosofía del buen ahijar con buena mujer
y que igual goce del buen dormir
como del buen batallar hasta en preñez.

Háblenme del descanso y la rumia del becerro.
De las dubitaciones del dios río que piensa.
O del puerco sobre los pastos y sobre su puerca.

O del toro y sus sinceros aireados compañones.
Del macho cabrío de panza a su destino y a su reino.
Pues, para vivir no quiero normas
ni moral ni civismos, menos religiones.

 

 

 

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CRONWELL JARA JIMÉNEZ

Nació en Piura, 195O. Es Licenciado en Literatura por la UNMSM. En 1983, laborando en el Instituto Nacional de Cultura, representó a Perú en el Encuentro de Jóvenes Artistas Latinoamericanos, organizado por Casa de las Américas en La Habana. Viaja a Brasil en 1987, para especializarse en guiones de telenovelas, siendo su maestro Aguinaldo Silva. Ha recorrido el Perú dirigiendo su TALLER ITINERANTE DE NARRATIVA BREVE, invitado por diversas universidades e instituciones culturales.
Algunos de sus libros publicados son: Montacerdos y otros cuentos (cuento), Las Huellas del Puma (cuento), Patíbulo para un caballo (novela), Agnus Dei (cuento), Las ranas embajadoras de la lluvia, 96 relatos recopilados en la Isla de Taquile (en coautoria con Cecilia Granadino).

Recibió el primer premio de Cuento en el concurso "José María Arguedas" (organizado por el Instituto Peruano-Japonés), 1979, con el relato Hueso Duro; primer premio "ENRAD-PERU, Cuentos para TV", 1979, con El Rey Momo Lorenzo se venga; y el primer PREMIO COPE de Cuento, 1985, con La fuga de Agamenón Castro. Premio Casa de la Literatura peruana 2019. Premio FIL (Premio Feria Internacional del libro) 2023

 



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