CARLOS GABRIEL MONTES - PREMIO INTERNACIONAL PARALELO CERO 2024
VEREDICTO DEL PREMIO INTERNACIONAL PARALELO CERO 2024
29 de julio de 2024
El Jurado del Premio Internacional de Poesía “Paralelo Cero” 2024, conformado por cinco escritores: Juan Secaira (Premio Nacional Paralelo Cero 2023) y Catalina Sojos (Poeta homenajeada en Paralelo Cero 2024), Lizette Espinosa de Cuba, Frances Simán de Honduras y Gabriel Chávez Casazola de Bolivia, luego de haber realizado una atenta y detallada lectura de los 250 libros inéditos presentados a concurso, seleccionó 25 como semifinalistas.
El jurado evaluó minuciosamente los libros escogidos y decidió, por unanimidad, otorgar el Premio Internacional Paralelo Cero 2024, en su Décima primera convocatoria, al libro: “La vieja costumbre de morir de poesía” de Trilce78
Una vez abierto el archivo de datos, se determinó que el autor ganador del Premio Internacional Paralelo Cero 2024 es:
El jurado se refiere al libro:
El texto se divide en cuatro corpus: I. Este Álbumes a contraluz/ II. Oeste El diario de las horas / III. Norte Silencios poco conocidos y IV. Sur Llegada en falso. Todos ellos mantienen la tensión y contención de la voz poética, el escriba emprende su peregrinaje a través de una galería de retratos y referencias en una suerte de elegía que concentra el asombro ante la vida y la decisión de muerte como un ajuste de cuentas con aquello que creemos conocido. Esa presión emocional e intelectual se refleja en la dureza de imágenes, metáforas dislocadas y diáfanas. La poesía como adagio y ritual.
El jurado decide otorgar dos menciones de honor a los libros: “A través del ruído” de Pink Tomate y “En el pabellón de olvidos de la noche” de Atticus Finch.
Una vez abiertas las plicas, el libro ganador es de:
Carlos Gabriel Montes (Cuzco, Perú, 1994). Comunicador social, poeta, escritor y artista marcial. Maestro en Educación, mención Educación Superior. Ha publicado los poemarios Echo de menos el olvido (2019) y Máscaras de estación (Valparaíso Ediciones, 2023); y el libro de cuentos Lo que el cuento se llevó (2019). Finalista y mención honrosa en concursos literarios nacionales e internacionales. Premio I Concurso Internacional de Poesía Erótica “Ayesha Sexteen” (Argentina, 2018); premio en poesía VII Concurso Literario El Búho (Perú, 2018); premio en poesía y cuento en el Concurso Literario del I Festival Internacional de las Artes “Qosqo T´ikarinampaq” (Perú, 2019). Dirige las páginas digitales «Cuando digo estas cosas», en el que produce contenido literario y periodístico cultural, así como «En los zapatos de Casandra», espacio de reflexión y análisis periodístico, político y social.
Ha obtenido los siguientes méritos y premios: Finalista en la categoría poesía del concurso internacional XIV Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro (2017); finalista en el Concurso Nacional de Literatura “Huauco de Oro”, categoría cuento (2018); finalista del XIII concurso nacional de poesía José Watanabe (2023); finalista Premio Internacional Paralelo Cero (2021, 2023).
Y las menciones honoríficas son de:
Oriette D’Angelo (Caracas, 1990). Escritora, artista visual y académica. Actualmente estudia el PhD en Español de la Universidad de Iowa, donde también cursó el MFA de Escritura Creativa en español. Fundadora y editora de la revista digital Digo.palabra.txt y del proyecto de investigación y difusión #PoetasVenezolanas. Magíster en Digital Communications & Media Arts por DePaul University, Chicago. Autora de los libros: En mi boca se abrirá la noche (Libero Editorial, 2023); Pájaro que muerde. Diario de Iowa, 2018-2019 (LP5 Editora, 2022); Inquietud (Digo.palabra.txt, 2021; traducido al inglés por Lupita Eyde-Tucker como Restlessness y próximo a publicar por Scrambler Books en 2024) y Cardiopatías (Monte Ávila Editores, 2016; Premio para Obras de Autores Inéditos, 2014; traducido al inglés por Lupita Eyde-Tucker como Homeland of Swarms y publicado por co.im.press en 2024). Seleccionó y prologó la antología de poesía venezolana Amanecimos sobre la palabra (Team Poetero Ediciones, 2017). En 2015 obtuvo el segundo lugar en el I Concurso de Crónicas de la Fundación Seguros Caracas y en 2016 el tercer lugar en el Concurso Iberoamericano de Poesía “Letras de Libertad” de Un Mundo Sin Mordaza. Enseña talleres de escritura, pinta y hace collages.
Y de:
Alexánder Buitrago Bolívar (Zipaquirá, Colombia, ). Ha publicado tres libros de poesía: Estación del Fuego (año 2007), Aprendiz de oficio (año 2021) y Gato Gramático (año 2021). Poemas y textos suyos han visto la luz en diversas revistas literarias. Entre sus reconocimientos literarios, se destaca el Premio Internacional David Mejía Velilla (año 207) otorgado por la Universidad de la Sabana, por su poemario, aún inédito, Casa Habitada. Es licenciado en Ciencias Religiosas, Especialista en Gerencia Educativa, literato, Magíster en lectura y Escritura, y cursa Maestría en Periodismo. Actualmente es docente en la Universidad Santo Tomás, Bogotá.
Finalmente, los miembros del jurado destacan la importancia del Festival Paralelo Cero por su legado y trayectoria, hacen votos por su continuidad y por políticas públicas que permitan a la poesía un espacio como este.
Firman para constancia,
Gabriel Chávez Casazola Lizette Espinosa Juan Secaira
Frances Siman Catalina Sojos
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CARLOS GABRIEL MONTES
Carlos Gabriel Montes (Cusco, Perú, 1994). Comunicador social, poeta, escritor y artista marcial. Maestro en Educación, mención Educación Superior. Ha publicado los poemarios Echo de menos el olvido (2019) y Máscaras de estación (Valparaíso Ediciones, 2023); y el libro de cuentos Lo que el cuento se llevó (2019). Finalista y mención honrosa en concursos literarios nacionales e internacionales. Premio I Concurso Internacional de Poesía Erótica “Ayesha Sexteen” (Argentina, 2018); premio en poesía VII Concurso Literario El Búho (Perú, 2018); premio en poesía y cuento en el Concurso Literario del I Festival Internacional de las Artes “Qosqo T´ikarinampaq” (Perú, 2019). Ha obtenido los siguientes méritos y premios: Finalista, entre otros, en la categoría poesía del concurso internacional XIV Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro (2017); finalista en el Concurso Nacional de Literatura “Huauco de Oro”, categoría cuento (2018); finalista del XIII concurso nacional de poesía José Watanabe (2023); finalista Premio Internacional Paralelo Cero (2021, 2023).
Dirige las páginas digitales «Cuando digo estas cosas», en el que produce contenido literario y periodístico cultural, así como «En los zapatos de Casandra», espacio de reflexión y análisis periodístico, político y social.
VLADIMIR MAIAKOVSKI
Suicidio: Se pegó un tiro en la sien
Fecha: 14 de abril de 1930
«Cuando entré todavía flotaba el humo del disparo»
dijo Vera Polonskaia en sus declaraciones.
Será que el pájaro podría decir lo mismo de la escena en que
el alba atravesó la mirada prófuga del mendigo.
Y de todas las partes donde podría uno sentarse a contar estrellas
en cuenta regresiva, escogiste el corazón.
Desde entonces, el pecho es la altura capital de
los desfavorecidos por los cielos colgados de un cigarrillo.
Es el iceberg contra el que tropiezan los que arrastran la noche entre sus culpas.
Es, de cierto modo, el tintero para un poema.
Pero quién iba a pensar que también sería el lugar
preciso para sitiar al fuego solitario de tus grises estancados.
Y si el poema fuera un arma de fuego, sé que tengo al menos uno
o dos tiros escritos en mi pecho, esperando el momento
en que llegue los pasos de la amante, que es muy probable me niegue
como los pájaros fragmentados por la desolación de una bala perdida,
alojada en la sombra más mineral de la palabra.
Tiene esas costumbres la poesía.
ALFONSINA STORNI
Suicidio: Se internó lentamente en el mar
Fecha: 25 de octubre de 1938
Ay, Alfonsina, cómo hablarte del mar sin naufragar
en el ala de una tarde lluviosa.
Y me pregunto quién se hundió primero en el sueño de tu infancia,
si el sol o tu rostro.
Y como parece que aquí nada tiene sentido,
no concibo que el alba no sepa que los ojos del difundo
queman tanto, que no es posible acortar caminos para adelantarse
al suicidio colectivo de los ángeles.
Como tampoco entiendo que no exista una palabra
que defina a aquel que dice la verdad.
Y cuál es la verdad de las palabras que no son lo que parecen,
lo que aparecen.
Como el mar, por ejemplo, que a juzgar por la palabra pareciera tener
la profundidad de un suspiro.
Es que desde que tú dejaste caer tu canto en las aguas profundas,
las sirenas salen a la intemperie de las estrellas para
pregonar la belleza de desaparecer en silencio, como el mar antes
de voltear la siguiente página de un poema que habla de ti.
SUR POÉTICA O EL MÉTODO INCIERTO DE SANAR
EL VUELO DE UN PÁJARO HERIDO
A mi madre
En el sur
el poema tiene la apariencia del cielo empapelado con la sonrisa
de mi madre. También posee la ternura de mi padre,
en el modo de arrancar las flores para esperar a la Muerte,
parecida al reencuentro forestal de los árboles con los pájaros pluviales.
Su ausencia es el eco de verse en el fondo de los márgenes,
del pálpito suplicante del sol en el orificio de una aguja,
el ardor de los rincones líquidos del rostro,
del rostro sin oficio ni altura.
La sensación de saberse sueño entreabierto en la estatura de los relojes
de arena.
Mi padre era alegre, sollozante, de mirada insaciable
y profunda como el desvelo familiar en el pensamiento de los venenos;
como las sombras que esculpen su himno con la pétrea expresión
de las despedidas, menos de mi padre,
porque cuando se fue tenía el rostro adherido a sus temores
y su aire daba la sensación de músicas emboscadas
en la despintada geografía de los latidos.
Su ausencia tiene algo de credulidad en detenimiento.
Corriente arriba. Como ríos dislocados de transparencia frente al reflejo
fantasmal de ángeles o carreteras atrapadas en trampas para constelaciones.
Como arreboles que derraman las remotas palabras de amor
de quienes fueron fusilados por pájaros,
después de negarse a abrir el pecho para enterrar el primer crepúsculo.
En el sur se habla del olvido para hablar del poema,
en el sur los poemas hablan del olvido desde la tumba del poeta
cuyo epitafio se niega a escribir la lluvia.
Desde la gestación
de la piedra o desde los párpados fatigados de la noche.
En el sur los poemas tienen tiznadas las rodillas,
conocen las plazas como la palma de su suerte y recorren las avenidas
como niños por las venas de los sueños.
El sur es la pregunta de mi madre sobre el precio del pan,
a la cual respondo que alcanza todavía para un par de mayos;
mientras rebusco las últimas mariposas en los bolsillos.
Es la ronda de los niños alrededor de una rosa de ojos azules,
es la maldición de la luz,
la oscuridad de los besos,
la caricia sorda de la noche,
la cojera de las palabras,
la emboscada del silencio justo cuando ves a Dios entrando a una
tienda de manzanas.
El sur es el poniente en la cama de los amantes,
el sur es el sur de los desposeídos, de los que no tienen nada que perder
y se adentran en sus recuerdos infantiles a cazar estrellas salvajes.
El sur es la palabra que no se ha dicho en este poema,
es lo que se dijo de mi padre para justificar el incendio sabatino
en la imantación de los pájaros y el azul infeccioso de la ternura.
Es el viaje de mi padre con el alma
C
O
L
G
A
D
A
de una lágrima todavía terrenal.
En el cielo del sur es posible discutir si la estrella fugaz o el deseo es
protagonista de lo efímero de la belleza, del mismo modo, si mis fantasmas
o yo en este poema. Sin embargo, de todos modos, en el sur el poema
tiene la apariencia de la soledad de mi madre:
etérea,
silente,
con el cielo de los relojes ardiendo en su pecho.