Carolina Fandiño
Presentamos un conjunto de poemas de Carolina Fandiño. Bogotá 1993. Es artista plástica egresada de la Universidad de Los Andes en el 2015. Tiene una maestría en “Artes” del CalArts de Los Ángeles y una segunda maestría en “Pintura” del Bard College de Nueva York. Es docente universitaria y Coordinadora del Área de Relacionamiento Externo del Programa de Artes Plásticas de la Universidad El Bosque y es también docente en la Facultad de Creación de la Universidad del Rosario.
En su obra visual y poética hay un interés por ampliar la relación entre historia/experiencia íntima y contexto político. Sus poemas tienen un fuerte carácter material y por eso considera que todas las pistas, están en los objetos y en la médula. Sus obras están informadas por discursos contemporáneos como el pensamiento decolonial y el feminismo, que le representan herramientas de investigación individual, colectiva e histórica.
Daimon
“Es el «quién» que permanece siempre oculto para la propia persona, acompaña a todo hombre a lo largo de su vida, siempre mirando desde atrás por encima del hombro y, por lo tanto, sólo visible para los que éste encuentre de frente”
Hannah Arendt, sobre la figura del Daimón.
Todos los días
me pregunto
si mi voz, la pasitica,
tiene forma
de dar
conmigo.
La urgo sin descanso,
le pido más,
le ruego que tenga
la potencia de
varios animales
–sincronizados a la hora
de nacer–
pero en cambio
me ofrece
un ringtone.
La sacudo,
se disuelve,
la increpo,
le digo que
no se trata
de aflojarle los
pétalos
a una flor,
sino de
ensamblarla
en el
matadero
me dice:
fui yo quien dijo eso
y se camufla en la primera persona
escucha
hay muchas cosas
muriendo
en el fondo
del día,
del tuyo,
recoge
al menos dos, sí, esas.
Las sostengo
las abro
dejo que la voz
cruce por el medio
y llegue a tiempo
a otro cuerpo
a decir:
¿Quién eres?
Punto ciego
I
El ojo taladra la niebla
desde arriba.
No conoce otra forma
de ver
más
que atravesar.
Gira
imitando los objetos
que al rotar, rompen
y dejan ver
el otro lado,
restaurando la simetría.
Mira hacia abajo
y gira
como un ojo.
Se engarza
con
todo lo que asciende,
el agua lluvia,
el olor a carne,
la palabra <ayuda>
–casi sin temperatura–
que rebota contra su iris
y revela la forma rota
de una imagen:
gente desnuda
tumbada en las pesebreras
–en medio de la
ciudad–
toda mordisqueada,
la piel
azul, roja, verde
como un vitral.
No es función
del ojo entender.
Su función es recogerse
cuando no entiende y
dar la espalda.
Los caballos
hacen rondas por el Parque Nacional
durante el día.
De noche,
entran a las caballerizas
empapados y brillantes
y se acuestan cerca
de los cuerpos,
que emiten calor
después de ser golpeados
y electrocutados
durante horas.
Este ojo
que ve
no es mío.
En el establo,
hay 60 cubículos
de 3x3
y dos mamíferos por c/uno.
El primero, habita el aire en vertical
El segundo, en horizontal.
Cuando el caballo gira 90º, el humano
debe deslizarse casi 1 metro
hacia atrás o hacia adelante.
Si el caballo se mueve
en sentido transversal,
el humano debe pegarse a la pared
y rellenar la esquina.
Cuando el caballo rota 180º,
muy probablemente,
el humano
haya desaparecido.
El viento corre
a 12 km X h
–en toque de queda–
con suficiente velocidad
para empujar
1 órgano
hasta el final
de la calle
y hacerlo flotar
como un ángel.
En el eje vertical,
las palabras
de los detenidos
suben
como una soga
que no pasa de las vigas
y descienden
como saliva.
Lo único que penetra este lugar
desde afuera
son los caballos,
que traen
los ojos
bien puestos
al interior de las anteojeras,
enfrentados a los mismos
10 cm
de realidad.
Las paredes tienen agujeros,
unos abiertos con percutor y otros con bala.
Los primeros son de contornos irregulares, filosos,
los segundos, de borde suave.
Los medianos son para arrojar comida,
los pequeños para vigilar a “los detenidos”
y otro del tamaño de una cabeza
por el que los interrogadores
atraviesan un tubo largo de PVC.
Del extremo opuesto del tubo
se escuchan
los gritos
de una niña de 6 años
que abre su boca
como un ojo.
Mi madre dice que la voz era una grabación,
porque las pausas entre los agudos
eran siempre las mismas.
Yo veo la escena
en la parte de atrás de su cabeza
y cuando se da cuenta,
la sacude
como esquivando
el dolor.
La niña era hija
de mi amiga, dice.
Cuando la devolvieron
a la familia,
abrió su boca
como un ojo
y se escucharon
los relinchos,
la música clásica,
el voltaje
remeciendo
los cuerpos,
de la vida
a la muerte.
Yo no estuve ahí,
se empeña en repetir.
Le creo
y siento un pinchazo
al sentir que la requiso.
II
Qué clase de ojo
sobrevuela
un espacio, una imagen?
III
Una vez más,
repito la acción:
miro detrás mío,
primero sobre un hombro
y luego sobre el otro,
después, elevo la mirada.
Me fijo
en las jardineras y los rosales a los lados del andén,
me abstraigo en los botones y los retoños,
en los tiempos de vida que abren y cierran
en momentos diferentes.
Jadeo internamente,
al pensar
en la niña
que abrió
su ojo
como boca,
y le pregunto
sin hablar,
–como a través de un vidrio–
si ambas seguimos
vivas.
La imagino
caminando,
en alguna ciudad.
La enfoco desde arriba
como una cámara
y disecciono su cara
en triangulitos,
para reconocerla.
Camina rápido.
IV
Si fueras a contar
esta historia a través de
una imagen, cuál escogerías?
-Lo haría
con el
TAC
cerebral
de mi madre.
Respondemos
L. Cohen
Cuando Leonard Cohen
perdió a su padre
a la edad de 6 años,
abrió un gorrión
a la mitad
y le insertó
una
carta
entre los órganos
diciendo que lo quería.
Después me enteré
que había sido un objeto y no un pájaro
lo que había abierto.
No importa.
El mensajero
es la herida,
no el gorrión,
anda, entrégala.
Querida Carolina sin forma,
Relleno del aire
sol embarazado de neandertal
palabra
sin recoger.
La vida fuera de ti
se parece mucho a esta:
auge del cortisol,
austeridad medida
en confeti,
vasijas con y sin manija,
ramas
podadas
Como frases.
Querida Carolina sin forma,
Aún
estas
en el lugar
de la escritura
donde las letras
fabrican el color de un ojo, el espesor de un hueso, la horma de una uña,
el tipo y las características
del cáncer-porvenir
y
donde lo que dolió mucho
o lo suficiente,
en vez de
aclararse,
se codifica:
T-para la fobia a los roedores-F-para el delirio de persecusión-V-para la compulsión al trabajo-L-para las enfermedades saltarinas-S-para la manía de mover la pierna y quitarse la piel de los labios-Q-para la repulsión a las alcaparras-M-para no defenderte ni gritar
si te lastiman
Y e t c y XXY…
Dice una doctora en un tutorial de youtube
que en el estado en el que te encuentras
los óvulos y los zigotos
aportan alrededor de 46 libros
de información genética
y enfatiza que si lo ideal
es que la criatura
salga con los ojos claros
ambos padres deben aportar el gen,
es decir
Azul
es decir
Azul
es decir,
aportar
dos ojos
negros.
Querida Carolina,
Aún estás a tiempo
Antes que el huevo,
fue dictado
el material del cascarón y el amarillo
Antes que el huevo
un pollo
no pudo
nacer.
Una vez afuera
uno siente
el miedo
de homosacer a lo abierto
su afán de ser lA última en lamer el tuétano
los celos de quedarse atrás, afuera
su dolor al recorrer los continentes con mareo y 9 meses
el corte limpio de la piedra,
la yugular
como cauchera.
Aquí,
en las tardes
se siente
¿tú lo sientes?
¿Qué se siente?
ver volar
los edificios
como esporas
y la gente caer
como polen
entre los agujeros de la tierra
Dime
¿Qué es
eso que sientes?
Qué haces
Cuando las madres de tus padres,
Lloran
En la misma dirección,
la infidelidad de sus maridos
Y dicen al viento
—¡Nieta de la forma,
Pon la otra
mejilla!
¿Qué se siente morir de ganas de estar ahí
Pero no haber nacido todavía?
Bogotá, 1977:
4 mamíferos
Se sientan en la mesa para hablar
Como familia,
Y el mamífero 3 (M3)
que es un caballo
canta una canción
por cada palabra que capta,
Por cada palabra que los otros dicen,
así:
—A
M3: A los que sufren
A los que lloran
A los que esperan
Escondo yo.
—Poco
M3: …uhuhPoco de calor en nuestras vidas
Y una poca de luz en nuestra aurora.
—Mal
M3: Malhaya el amor malhaya
Y quién te enseñó a quereeer?
—Ojalá
M3: Ojalá que te vaya bonitooo
Tan tan tararará tan tan.
—Cumpleaños
M3: “se fue para el cumpleaños
De nuestra soledad”
Y completa tantas
que todos deciden callar
sin masticar la “kkg” de kikuyo, la “L” de lágrima
de locura
lágrima negra
Lobotomía
piedra.
Mamífero 3, es de ti
de quién voy a nacer.
prometo tragar el secreto
el número de teléfono,
prometo no volver
al establo humano
de la 106.
Prometo
no cumplir años, todavía,
o por lo menos,
No
por ahora.
No en el día
que encontraron a
Oscar
con los pies
afeitados
como encías,
el cuerpo
intercalado con rosas
En brazos
del padre Tiberio,
que lo acostó de pie
en el río
Y dijo:
—dios miiio, ahí te va
descalzo.
Y después
en el sepelio,
en el suyo, propio
dijo:
Río, cuerpo revelado
en el formol
de ti extraemos
la subjetividad del agua.
Querida Carolina,
Estás por nacer, pero tus padres chocan contra un carro sin luz, en una calle sin decoración navideña. La noche revienta contra la cara de tu madre y le calca una constelación de esquirlas sobre la frente. Tu padre desciende por el negativo chamuscado de la puerta y rodea el carro, como a un mundo. Del vientre de tu madre, asoma un colmillo ligeramente café y desportillado, sin raíz.
Aún no has nacido y ya eres más airbag que humana.
Aún no has nacido, pero quiénes te esperan en alguna desembocadura, le hacen preguntas al universo, en son de plegaria.
Ya naciste y con alguna frecuencia sientes que viajas por el lomo de la vida, a bordo del alfiletero de tu madre.
A los 5 años, ya el colmillo ha prendido a tu encía y te decepciona ver que aunque achatado, tiene el esmalte en perfecto estado. No cuenta entonces como herida de guerra, pero sí como talismán pre y postparto.
La anécdota del accidente, te sirve para hacer amigos en el colegio, e inventas “la leyenda del fantasma magullado”, mito fundacional de tu existencia.
A los niños-hombres no puede interesarles menos y se ponen a hablar sobre carrocerías, con impresionante pericia.
Te hostiga el olor que irradia la cafetería del colegio, a puré de papá con gas y losa metálica, que se intensifica los días soleados.
En los recreos cortos, evitas a toda costa comer los buñuelos de felpa que atragantan y se los das al perro que tiene heridas de bala. No te gusta moverte, ni alejarte mucho del parqueadero de buses, pues la textura áspera de los cuerpos de otros niños te obliga a permanecer siempre junto a una salida de emergencia.
Un día, te abordan 5 niños cuando vas caminando hacia la cancha y 1 de ellos te increpa por el ancho de tu nariz.
De inmediato lanzas una orden silenciosa a tus células, filamentos y huesos
de auto-destruirse un poco y alinearse con la estética totalmente “bilingüe” del colegio.
¡Vaya forma de conocer el sentido de la propiocepción: cuerpo sin imagen, reflejo sin estatura!
Los días siguientes, continuarás rumiando sobre pensamientos mágicos y crudos a la vez, así:
—“Y si mi mamá se hubiera teñido el pelo de rubio 1 mes antes de tenerme? tal vez la tintura habría alcanzado a pigmentarme el pelo y a emparejarme las facciones.”
Y otro:
— “Será verdad que el día en que Marta, la sobrina de mi abuela, se echó talcos en la cara para cubrir sus facciones indígenas y morenas se liberó del asqueroso apodo “niña-chimpancé”?
Es probable, pero estando viva se tornó en fantasma, en harina de fantasma.
La noche anterior hacia las 2 am, después de haberte arrullado, el mamífero 3 se levanta de la cama, completamente desnudo, con boca y pupilas de autómata. Entreabres los ojos y haces un paneo del cuarto. Notas que tu diminuta habitación se ha convertido en un estadio de cientos de veladoras, perfectamente ancladas al piso con cera.
Ella se acerca a ti y te carga como a un bebé muerto y de su boca brota una luz azul de video beam, que empieza a proyectar un carrusel de imágenes sueltas pendiendo del revés de sus párpados:
-Hay una pierna amputada con los rasgos de un niño rural,
-Los pezones sin relieve de Olga López
con su
Hija,
-Números telefónicos desteñidos bajando por la garganta de algún revolucionario
Y flores parlanchinas que se comunican con las raíces de los árboles.
Y sin embargo, nunca me confundes con “un tira”, sabes que soy de los tuyos y me nutres y me nutres.
¿Qué es lo que buscas, la catarsis o la confrontación? Y te respondes:
Busco diferenciar la herida, del isodine.