Iván de la Cruz Méndez Sandoval
A continuación presentamos un conjunto de poemas de Iván de la Cruz Méndez Sandoval. Nació en Bogotá en el año de 1959. Estudió Ciencias de la comunicación social en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Cursó el Diplomado en Creación Narrativa, Taller de Escritores, Universidad Central, en 2004. Ha acompañado a diferentes comunidades barriales en el área de desarrollo y organización social, comunicación, expresión y arte. Como investigador social y cultural ha participado y asesorado la reconstrucción de historias barriales y comunitarias que han sido premiadas en el Concurso de historias barriales, DAAC. (1999 – 2000). Hizo parte del equipo para la reconstrucción histórica de la Localidad de Tunjuelito, (2004). Autor del himno de la localidad de Tunjuelito. Creó y dirigió por más de treinta años el Grupo Experimental de Teatro Popular Atabí. Entre sus escritos se encuentran: Novela. El Cielo a tus pies o el mar a tus ojos, (2004). Finalista del concurso nacional de cuento 25 años del TEUC, (2006). Poesía. Cinco Miradas. -En colaboración-, (2008). Poesía. Elegías y Cantos a Mikhel Alexandropus, (2010). Ganador del tercer concurso de escrituras creativas. Red Capital de Bibliotecas Públicas Biblored, (2013). Cuentos. Entre Aguas, (2019).
NUEVE
1
Como la memoria
los olores se marchitan
al paso de tiempos secos.
2
Como el tiempo
las palabras se resquebrajan
en la aridez del olvido.
3
Como las palabras
el olvido nombra
la sequedad de la memoria.
DOCE
Con el peine del recuerdo, la tía,
trenza el tiempo de su andar.
Las manos;
barcazas atrapadas
en el ondular del abandono
Van y vienen
Vienen y van
Van y vienen
Vienen y van
Van y vienen
reman el olvido.
Bajo el cobijo de periódicos y trapos
duerme la tía.
Con el peine de las manos,
trenza el tiempo
en los mares del olvido.
QUINCE
María José
sólo un recuerdo tiene
no lo nombra, no lo gasta.
Lo cuida;
que no se golpee, que no se caiga, que no se maltrate.
Lo cuida;
que no sea pisoteado, que no lo mancillen.
Lo cuida;
en un altar, un lugar sagrado, debajo de la almohada.
Lo cuida;
lo limpia, lo baña, lo acaricia, lo mima.
Lo cuida.
María José
sólo un recuerdo tiene.
Cada noche, la piel de María José,
se humedece con los besos
del único recuerdo que tiene.
PAISAJE
Tímidamente las sombras se retiran
Las flores se quitan el poco de noche que les cubre
Los colores abren sus ojos y el día florece
A trompicones y alegres saltos
Como cascada en huida
El sol inunda el valle
Lágrimas de colores las flores lloran
Al beso ardiente del día
Bajo la plenitud de la tarde, el sosiego del amanecer,
Y el fulgor del día, el paisaje se desnuda
Mientras los colores tiñen de flores los ojos de Vincent.
SILENCIO
Ahora que los buses y la radio bullen en otros parajes.
Ahora que el guarda retoza en la garita.
Ahora que tu madre se entretiene viendo la novela de la noche.
Es a esta hora cuando sin empleo me deleito y gozo viendo tus delgadas piernas,
y es ahora cuando debemos aprovechar estos instantes
buscar un andurrial donde podamos estar solos, sin intromisiones ni entrometidos
que se placen imaginándonos, nombrándonos.
Un lugar lejano de los deseos y placeres del poeta
dónde las palabras y su pluma no nos alcancen.
Vayámonos, huyamos de su dominio.
Nadie contará ni será testigo de la forma como nos miramos.
Huyamos del poeta, dejémoslo sin motivo, sin poesía, que muera de abandono.