Revista Latinoemerica de Poesía

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Ediel González Herrera



Presentamos un conjunto de poemas de Ediel González Herrera (La Habana, Cuba, 1958). Traductor, poeta, ensayista y promotor cultural. Miembro de la UNEAC, Poetas del mundo. Tiene publicados los poemarios: La urbe en mis destellos y Luz del barrio, así como el libro de ensayo: Sociedad Abakuá Enigmas y Realidades. Poemas suyos han sido publicados en revistas y diferentes antologías cubanas y en el exterior. El anfitrión de la Tertulia El tacón jorobado, del Instituto Cubano del Libro, donde se presentan poetas y especialistas con temas literarios y generales de interés para la comunidad. 

 

 

 

DESIGNIOS

 

Amarillas desembocan las cosas

bajo el tiempo,

no son el poder tus prendas

ni mitad del agua.

Aunque en desecho poses

Por algún camino

La pluma asciende como

única luz,

cerveza y oñí con su sonrisa

sin amalá en que urdir la trampa.

quien aladbede adereza,

gestualidad de irisante emoción.

Sobre tu ilé posa enú.

Ore mí no puedes decir

pero nadie alce la mano.

Conoces los artificios,

yagruma.

No existe algún sortilegio

en que asir esta ayabba,

lanzarle otá a su entrega.

 

 

***

 

 

 

Hermano del primero,

mejor del baile.

Las hijas de Ochun

quería barrer

subido siempre en Cambiosile.

Enroscado como Babalú,

no pudo dominar

ni a su propio espíritu.

Amaba u odiaba al dueño

del monte.

Confundido en el tablero,

Siempre salía en changana.

Yo que siempre discuto,

no contengo la lengua

ni en los sueños.

Que aún tomando pastillas,

sube mi tensión.

No habrán tiradas para confirmar,

dueño del erí me empodero.

Hijo soy de Ochun.

Lo que se sabe no se pregunta.

 

 

 

MUÑANGA EFO

 

 

Para el hermano Tato Quiñones

 

 

 

Despedidores de duelos, intelectuales

simples cumplidos de instituciones.

Vuelve en los cantos y tiza el abakuá

ante romper su tinaja en la esquina.

Sacudiendo con un rabo

lo queremos acercar

y el límite nos atrapa.

Si miramos detenidos

la distancia será, solo entre esas ideas.  

 

 

 

ELFOS DE AIRE

 

 

A mi hermano Choli

 

 

Piensa Choli en lo inevitable

y apresura el trago de cerveza.

Orestes da consejos,

papillo reflexiona,

me ato a la silla mientras grito.

Hubo temblores,

ruidos de vértebras

que ahora son este martirio.

 

 

 

***

 

 

 

RITOS DE PERMANENCIA

 

Soné ser diplomático, la lluvia

modelaba

el polvo en mi cuarto.

Aunque era la premisa del derrumbe,

el zumbido no impedía

discursar frente al espejo.

¡Abajo! y no se oye

¡Viva! Tantas veces

hasta reventarme el tímpano.

Alcé mi mano,

grité a peloteros,

desgalillé en tribunas,

como alguien juré ser.

Pero soy tan simple, cualquier

hombre

escurrido en el tiempo.

 

Para armarme recuentos los años.

De pobreza, derrumbes

vacas gordas y flacas

tíos polizontes, caballos

lista en los muelles a la espera

o aquel tiempo de lustrar

inevitables zapatos.

Crisis de misiles, setenta

desmembramientos,

derrumbes.

De costa a costa ocho cero.

Sin hallar la transparencia

balsas del noventa y pico.

 

Sentí el brutal manejo,

voló el cisne

y es imposible olvidarte.

Mi cuello estirado como

una jirafa, avestruz

clásicamente dancé

en la estampida.

 

 

***

 

 

Estoy contra la pared

consultaré a los temores.

El fantasma de tocar

al colchón,

si un tanto inerme

declina mi espalda.

Cabeza con cabeza

este tú x tú

Arman dioses un rival

que domine el coliseo.

No me detendré.

Ya me cuentan hasta ocho

Y no seré más ni menos.

 

 

***

 

 

Aún los desdibujé

se afincan en mi

algunos esquemas.

De otras genuflexiones

Muchas veces me han salvado

tal vez los designios.

La historia es única.

Pero los que saben

Siempre te dan vueltas.

 

Hoy que nada nos protege

se vino la primavera,

cualquier ola es asesina

y el frío

asalta otra estación.

Choques, derrumbes

Nos hay palos en este otoño.

Son malas noticias siempre

está nublado el amor.

 

 

***

 

 

Dibujo mi sonrisa como la del sastre,

me encasqueto el sombrero

en busca del trasunto.

Hombre soy de costas,

Logro discernir mirando al mar.

Detrás de las vitrolas izaron su carpa,

floreció tantas veces del abismo.

Aún los veo con sus togas,

zapatos grandes.

no caben en mi cabeza

narices pintadas sin exorcismos.

cuando pude abrir los ojos

me cegó el imperio.

Las botas de mis propios gringos.



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