Aldo González
Presentamos una selección de poemas del escritor chileno Aldo González, poeta, periodista y profesor de Lenguaje y Comunicación. En 2009 publicó su primer libro de poemas “Lamentaciones bajo este cielo” (Mago Editores, Santiago de Chile). En 2010, con el poemario “bocamuerte”, se adjudicó el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía “Dolores Pincheira Oyarzún”, convocado por la Sociedad de Escritores de Chile Filial Concepción, el Centro Cultural “Fernando González-Urízar” y Ediciones Etcétera de Concepción, sello bajo el cual ese año se publicó el texto galardonado. En 2011 publicó el poemario “febrero” (Tanque Editorial, Santiago de Chile). En 2012 obtuvo una Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y el primer lugar, con la obra “Viaje a la niebla”, en el Concurso Literario Nacional Premio “Stella Corvalán”, género poesía, convocado por la Ilustre Municipalidad de Talca. En 2014 publicó “Viaje a la niebla” en Ajiaco Ediciones (Santiago de Chile), y en 2018 “País de las hojas” en Editorial Desbordes (Santiago de Chile), poemario que recibió una Beca de Creación Literaria del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía Caracol Tijuana-México, versiones 2018, 2019 y 2020; en el Primer Encuentro Iberoamericano de Poesía Kanasín 2021, Estado de Yucatán, México; y en el 7° Encuentro Hispanoamericano de Escritores 2022 de Santa Clara, Cuba. Desde 2009 es gestor del Encuentro de las Letras del Valle de Lolol en la comuna del mismo nombre, Región de O’Higgins, Chile. Actualmente es coordinador de la Oficina de Cultura y del Centro Cultural y Cívico de la Ilustre Municipalidad de Lolol.
Del poemario “País de las hojas”
(Editorial Desbordes, Colección El Fausto Desnudo, Santiago de Chile, 2018)
AMANECE EN LA RAMA
Dijiste que en tu sueño
se reitera el humo,
que no hay colores para otro velo.
La mezquindad es la misma.
Te bautizo, país.
Chillido de ave,
vocablo de herencia.
Nombre repite su nombre,
y el rayo emerge.
Sol de los días.
Breve presagio.
Gruesa, firme, tenaz, se reafirma la línea.
Gravilla de siglos,
casta voz:
No hay rostro
ni signos para el asombro.
Dijiste que en tu sueño
se mueve una sombra,
que muy temprano tu pestaña regresa.
Oscurece un espejo.
Amanece en la rama.
RUMOR DE LA LENGUA
Así como pájaro.
Garganta y cuerda.
Así como loica en canto de tajo.
Ustedes ahora se alimentan la boca.
La nutren de saliva y acentos.
La colman de escritura en el labio.
Hemos nacido para esto.
Para rajarla de raíz a comisura.
Ustedes ahora son idioma,
jerga de la llaga.
Hemos nacido para esto.
Para el rumor de la lengua.
De lo sereno y de la ira hoy es el instante.
La urgencia de la sílaba.
Así como loica que acusa el estoque.
Corinto manchón.
Sanar y perderse.
EL VIENTO LAME LA HERIDA
Trazar la raya.
Ocultarse como si fueras alguien,
encauzar el vigor de la mano.
Superficie.
Lejanía.
Cúmulo de tierra,
punta de arado.
Precisión, antigua experticia,
hallar la puerta sin forma.
Todo es y será maraña,
horadación, descenso.
Aquel día de gorriones brujos
y aquellos años que vendrán.
Corvo, fruta ultrajada.
Todo es y será llama y estela.
Trazar la raya.
Escuece el surco,
se divorcian cuesco y caricia.
Lacrada está la piel.
Una bandada de tordos
me cruza.
LOS RÍOS DEL CANSANCIO
Aquí mis brazos, niño y ramillas.
Aquí mis jirones, desarme y armadura.
Aquí los ríos del cansancio.
Desnudas se gastan las rodillas.
Desátese el nudo de cordones,
el hábito de las máscaras,
los atavíos que cubren
la intención del resuello.
Aquí, al descubierto,
la ronca plegaria,
íntegra, lavada,
en un fragmento de mundo,
fuera del hueso.
EL TIEMPO SE MIDE CON AGUJAS
Vengo a este bosque a pisotear las hojas,
ensuciar la coyuntura.
Vengo a no acordarme de tu nombre,
palpar con placer rodilla, moretón.
Llamo tronco al hueso,
llamo signos a recortes de tus brazos.
Una h azul de agonía,
una i de isla,
la raíz se enrosca.
Un oleaje nos adhiere,
un oleaje nos afirma.
Recién nacidos, agónicos,
sabemos del destino rodante.
Soy pies en esta playa,
la orilla devora símbolos.
Para enfriar mi apellido
tengo la ceniza
de los penachos.
Escribo
con la mano entumecida.
Me arrastro hacia ti,
endurezco el ultimo paso.
Me quiebro en música de naves.
Me quiebro en polvo que sobrevive.
TODAS SE MANCHARON
Eran nieve y todas se mancharon.
Esquirlas de pasto y todas se mancharon.
Ellas dicen: Flotaremos hasta el fin del deseo.
Pájaros, ojos duros
de un probable rostro.
Marquemos una raya.
Centenarios, agua en mi frente.
Ellas dicen: Te comes un hilo de pelo,
la tos, cientos de años.
Eran nieve y todas se mancharon.
Oigo sangre en mi techo.
ANOCHECE EN LA RAMA
Dijiste que en tu sueño
el viento recoge su garganta.
Las uñas son gritos, voces,
se arrastran como
el brocado de los atuendos.
Hay un horario para resucitar
conejos, patas húmedas.
Hay un horario para escabullirse,
de oro y piedras,
de lechuzas y ojos astrales.
Dijiste que los rayos enfrían
sus mejillas en los pozos.
Dijiste que en tu sueño
el país es un bosque
sin recuerdos, sin espejos.
Anochece en la rama.