Revista Latinoemerica de Poesía

Revista Latinoemerica de Poesía

post

Variantes de una herida



 

Un pájaro impresionista
         abre sus alas
                     sobre la bahía

un pescador
echa a navegar su bote
en busca de los peces
que el espíritu
         jamás hallará
                       en los cielos

 

  

Arena en los poros de la vida

Había que aprender la lección:
la asfixia es el verso
mejor logrado de la muerte.

Donde culmina
el espinazo del mar
aguarda un Gólgota para el descuidado.

A orillas del agua,
no soy sino un tipo
que mira las nubes
como estampillas para una carta de despedida.

 


Vivir en llamas

Well, everybody hurts sometimes,
Everybody cries
REM

 

Viene de frente, con todo,
escucho a Stipes cantar lo que a veces
sospechamos sin evitar

a veces, porque a veces
es el tiempo para coser la piel abierta
el alma abierta, el cielo abierto
a veces todo eso y más en llamas
porque a veces
                   te pasa
es la sensación
         de sostenerlo todo
                  de que nada caiga

de que el desencuentro frene y ya no vuelva con mayor fuerza

y henos así como de brazos
también abiertos
como heridas, como canción
que arde en la radio mientras incendiás
las drogas del regreso

 

Jardinería

Hoy corté el montazal
en la entrada de mi casa.

Era difícil evadir
aquel imperio de plantas
tirando de los pantalones.

Así que tomé el machete
herrumbrado y frío
pero afilado aún
por el viento y por las telarañas.

En mi vida nadie
me ha enseñado a blandirlo,
pero evité cortarme un brazo,
enterrarlo en mi rodilla,
arrancarme el dedo gordo,
que su filo se fugara
para volar como un cuervo
directo hacia mi carne.

Chéster le ladraba a las piedras
que saltaban como meteoros
hasta el lado de su patio.

Pero no soy
precavido en lo que hago.
Compré un herbicida
para quemar de raíz las plantas
y mis manos terminaron empapadas.
Una calavera y un caballo
sugerían la letalidad en la etiqueta.

Quería exponer
las raíces de la maleza
pero me expongo
en cada movimiento,
impulsiva voluntad que me posee.

El callo múltiple en mis dedos,
la sangre y el veneno hechos un río,
solo el final del invierno
dirá si crecen mortales enredaderas.

 

 

Migrar por el siglo

Un poema
desde otra parte,
un cuchillo
que se entierra
en la piel de mi pueblo,

me desangra
hasta verterme en el calor,
sobre otra tierra,
           sobre otros muros,
                   sobre otras balsas,
                           sobre otras orillas.

Traer la lluvia
              y la escarcha
tormentas eléctricas
reventando en la mochila.

Sentirme el acento
reconocible,
sello de una extranjería
para quien tuesta
su identidad en un parque
vendiendo pasteles.

Te vas cantando
las monedas para un tren
que nunca pasa,
herido en las piernas,
la madera rota
de tu armazón hecha
para caminar pendientes,
no el fuego mismo del deshielo,
la caravana trepidante.

No conozco la quietud,
la he mirado arder
clandestinamente
a orillas de la noche.

Hay zanates que ensordecen
a un cielo dividido.

Reposa mi corazón
en un parque vicioso
que regresa
          como Sísifo
a la juventud y a la rebeldía.

 

Sebastián Arce Oses (Heredia, Costa Rica, 1986). Poeta, narrador, ensayista y gestor. Profesor de Comunicación y lenguajes en la Universidad de Costa Rica. Ha publicado los poemarios Emigrar hacia la Nada, en 2010, y Variantes de una herida, en 2017. Aparece en la antología de poesía centroamericana Deudas de sangre (2015, Anamá Ediciones). Actualmente culmina su tesis de Maestría: “Una aproximación historiográfica a la poesía centroamericana (2000-2015): sistema literario y redes culturales”. Ha sido coordinador del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica. Miembro fundador de la Asociación Cultural Tangente y de los Encuentros Arte-Comunidad.



Nuestras Redes