Paul Koniecki
Nota y traducción de María del Castillo
Paul Koniecki es un poeta estadounidense que reside en Dallas, Texas. Fue ganador de la residencia John Ashbery Home School. Sus poemas aparecen en la película de Richard Bailey One of the Rough distribuida por AVIFF Cannes. Sus libros están disponibles en Kleft Jaw Press, NightBallet Press, Dark Particle Press y Spartan Press.
I. POLILLA TONTA
-para Jimothy
el cerebro no sabe si es un músculo o el cielo
la pintura de un reloj
incomprendido es el
discurso esencial de la locura
una base adecuada
no importa cuán efímera
debe anclar y enmarcar los
confines de nuestra
mente colectiva
aprendimos este rótulo de juego
un ladrillo no sabe que es un ladrillo
la tierra no sabe que es un ataúd
el sol está seguro de que es una bola de fuego
de que se eleva fuera del océano cada mañana
el fuego es siempre consciente de sí mismo
la polilla que pasa no sabe que es poeta
la luna no sabe que es una roca
mi corazón no sabe que es un espejo
reflejando tu brillantez
II. EL HUESO DE RUEGO DE ALEPO ES UNA O
oh, cabeza hueca
oh, tráquea a mitad de la canción
oh, esternón
oh, capital, mi capital
pueblo natal, casa blanca
mi corazón se paralizó tras mis costillas
una fila de autos en el autocine
sus luces encendidas, son un tumulto
todo lo que ven es gloria
el cuerpo es una montaña hambrienta
y un océano y un herbazal
si oyes el color, lo hueles desde
hace tiempo en la memoria
tracto blanqueado
oráculo secreto
¿qué propósito hay en adorar
al dios dinero?
es el amor en los tiempos del antifaz.
III. VÍSPERA DE ACCIÓN DE GRACIAS 1995
resaca
estoy sentado en el Carnegie’s Deli
de la séptima avenida
trato de comer un sánduche
fumar un pavo
y recoger a la camarera
rosados, brillantes, apetitosos
corren sus jugos
lágrimas de chucrut en una
reina de rostro abierto
mondadientes para una
corona de dos piezas
fondo en Braille
sostén de Goya
pase de queso suizo en
una visa rusa que Hermes
me entrega
estoy indefenso, desesperado
soy un desventurado sin mapa
ella se burla de mí
se atreve a desatrancar mi mandíbula
desabrocha la imaginación
deja escapar la voraz culebra
mojón primigenio de carne bovina
mil islas suda
bebe del río Lete
y seda los corazones rotos
IV. HAITÍ
Se balancea de un lado a otro en trance,
los ojos rodando en su cabeza
- Bárbara Ducharme
ayuda – se acerca un pequeño niño
al lado de un túnel
los transeúntes susurran en wólof o en francés
los pasos del túnel ascienden en cambios de luz
y el jengibre y el cervatillo debajo
algunos llaman dios
algunos llaman diablo
al muro detrás de ellos
una vez leen que François Duvalier
come pasteles Dolly Madison
ahora, tal vez, Doc
come un pastel con el niño
llamado Mignon
por equívoco, lo llamo Minnow
aparece en mi cabeza
en noviembre del 2009:
no hablé en latín
ya no me sueño fuera
de los escombros, de la sangre
te llamaré cual rocío en tu oído
con las dos oraciones que
traduje al aterrizar
perdón por tu teléfono
lo dejé caer en el fregadero
Minnow me poseyó
escribí sus versos en enero
la última cosa que dijimos juntos
fue ayuda
viene en mis visiones:
era más duro que la caoba
más suave que el ónix
el agua es el disfraz más pérfido del tiempo
él era nuestro único dios.
V. UN DADO SE LLAMA DADO
el rascacielos con punta de cincel
a la izquierda de nuestra habitación
de hotel, en el piso dieciocho
perfora el lóbulo de la oreja
rechoncha del crepúsculo
el anillo de la Boya presiona su himen
sus rozagantes naranjas sin edad
cosidas a lo largo del cielo
el punto en un dado es un grano
semillas caen a través del vacío
del espacio, del sistema planetario
de nuestra mente colectiva
un diente de león con ojos de dado
que ruedan por ondas y partículas
vives en mi pecho, engendras memoria
no hay nada tan hermoso
como el final del ayer
sus puentes de riesgo
el camino de mi mano hacia la tuya
por encima, los años pasan
las décadas revolotean
los minutos corren
el almanaque, colmena que vuela
y se compromete, desemboca
me gusta que discutamos sobre
dónde viviremos después
hay un zorzal desnudo en la ventana
el tiempo enmudece
impulsa con tanta energía
parece que intentamos cambiar
de cuerpo como el anochecer
y el crepúsculo que nunca
se encuentran
el sol perfora todo, el reloj
pretende que me equivoque
si hay estigmas en una película
asegúrate de que las veré
tus palmas sangrantes contra la ventana
dieciocho pisos arriba y, abajo
las farolas, sus antifaces de carnaval
la ciudad enmudece en devoción
hay un oleaje de plumas, diminutos espirales
bailarines desnudos, sin alas
reunidos en el suelo
María Del Castillo Sucerquia (Barranquilla, 1997). Poeta bilingüe, escritora y traductora. Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Es traductora y columnista en las revistas Vive Afro (Colombia), Altazor (Chile), Cronopio (Colombia), entre otras.