157. René Mauricio Gordillo Vinueza
Compartimos un conjunto de poemas del libro Poemas de mi patio y de otros lados, que fue ganador del concurso nacional de poesía Paralelo Cero, 2019, en Ecuador. El libro es del poeta ambateño René Mauricio Gordillo Vinueza. El acta del jurado manifiesta que: ¨…es un libro elaborado con minuciosidad en todo su conjunto. El juego puesto en la contemplación del patio, jardín, espacio de ¨la casa¨, cuando antes lo era del paisaje abierto en nuestros poemas canónicos, suscita una crítica y a la vez una esperanza. Una mirada de hombre urbano que sigue salvando la poesía en el espacio, entre lo íntimo y lo social, lo público y lo privado, como una frontera híbrida. Es interesante el lenguaje que explora en cada milímetro del lugar, hallando un universo en el espacio ¨cerrado¨, un diálogo que termina siendo múltiple y unívoco a la vez. Es una poesía para leer de principio a fin y no perder nuestra capacidad de asombro ante lo que nos rodea, la poesía que habitamos. La contemplación tiene la palabra en este libro que maneja un estilo conversacional, siendo el entorno el que propicia los diálogos, de valiosa factura poética, equilibrado manejo de la imagen, con poemas circulares e íntegros en su composición.¨
Me he preguntado cómo las hormigas
tan pequeñas salen de un agujero diminuto
en el concreto.
Si no tienen dientes ni pinzas de estaño.
Han hallado su refugio ellas o sus abuelas.
Tal vez la primera hormiga vino de otro patio.
Hoy todas creen que el mundo se ha hecho para ellas.
La llave del tanque de lavar
está abierta.
Y no es una cascada porque no hay altura
Y no es un río porque no fluye
Y no es mar porque no respira
Y no es laguna porque no descansa
Es una llave abierta sobre una piedra
y la piedra tampoco es inmensa como las cascadas
ni fluye como los ríos, ni respira como el mar y tampoco
descansa como la laguna y sin embargo esta agua y esta piedra
siempre serán una sola canción.
Su sonido cabe en la lágrima.
Un lugar
El agua tiene un Agua que la conduce, el espíritu tiene un Espíritu que lo llama
. -Rumi-
Si yo fuera un lugar
sobre esta carne
sería seguramente
un estuario.
Y si fuera una balsa mi corazón
y un par de remos mi manos
navegaría hacia mi mismo.
La tierra es una esfera,
pero vivir a veces es la medida
plana entre dos acantilados.
Amanece a uno y al otro lado
de la roca, anochece desde todos
los lados de la luz.
Dentro del agua hay otra agua
que rige el recorrido del retorno.
Ente amar y mar
se interpone una a,
parece un ancla
que nos fija sobre la ola
una llamada aterrizada
sobre la arena.
En el mar la letra a
puede ser un barco a kilómetros
o una niña esperando que no suba la marea,
su castillo es demasiado frágil,
una a es un pescador que retorna en
la madrugada,
una a nunca está sola en el mar
incluso cuando esperar es el tronco
viejo y apolillado en la orilla,
diremos el horizonte se une como
la letra a con lo inmenso del mar.
A veces me llega una nostalgi-a
y quisiera mandar a las a tan lejos
si es posible a China,
pero son necesarias para amar
aunque el mar olvide a cada hombre
cada hombre quisiera zarpar
con una a sobre la garganta y una h muda
en el corazón.
Los barcos arrullan al insomnio de esos hombres
Y cuando duermen, en ocasiones sueñan
en una clara, ensimismada y enorme letra e
Parques
Hallé un corazón en el parque,
no de vaca ni de persona ni de león
solo un corazón rojo y pequeño,
frágil hierba asentada.
Las moscas caminan por las venas
y el sol hace que brille a kilómetros,
como el reflejo plateado de las carreteras.
Ahora vienen los perros
lo olfatean, lo lamen
pero no se atreven a morderlo.
Yo lo recojo y lo lavo,
lo agarro con mis manos
y me lo guardo en el bolsillo.
A veces lo contemplo en la vitrina
donde están los restos que encuentro
en aquellos parques
y en esa quietud lloro
por el único corazón puro
que ha tocado la tierra,
por el ángel que observa la ciudad
desde una resbaladera.
Cometas
Vencidas por los veranos,
acurrucadas sobre los cables,
ya no alzan vuelo.
Alas de Ícaro quemadas
bajo el sol.
Las colas de aquellas cometas
rozaron demasiado cerca la felicidad
Y como somos ángeles caídos
solo queda contemplar
los restos de aquella eternidad
que solía aguardar por nosotros
y que por lo menos nos hacía
mirar al cielo.
***
RENÉ MAURICIO GORDILLO VINUEZA (Ambato, Ecuador, 1993). Licenciado en Comunicación y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha publicado el poemario Espera de la hoja (2017). Consta en la antología Seis poetas ecuatorianos (2018), publicada en México bajo el sello editorial Caletita. Sus textos se encuentran en revistas digitales e impresas.