El origen del mundo: "Amanece, cuerpo escindido" de Albeiro Arias
El origen del mundo
Apuntes sobre Amanece, cuerpo escindido de Albeiro Arias
Por Henry Alexander Gómez
Somos lenguaje. Como el río de sangre que fluye y germina adentro de nosotros, las palabras emergen y circulan la vida para descifrar qué es aquello que somos. Es así como se sientan y se abren las páginas del libro Amanece, cuerpo escindido del poeta Albeiro Arias, ganador del Premio de Poesía Juan Lozano y Lozano, 2017. Acá hay una sustancia que se aferra al lenguaje o, en sentido contrario, una palabra atravesada por el nacimiento, por la carne que brota cuando se fundan todos los sentidos.
En este libro encontramos un bello diálogo de la poesía con el amor, la familia y la maternidad. Un parto a todas luces que se escinde entre la mirada del poeta y su práctica vital, testigo del alumbramiento, desde lo prenatal a los primeros y últimos pasos. El escenario y el tiempo que corresponde al caos que habitamos.
El oficio del poeta es, de cierta manera, volver a la infancia, pero Albeiro Arias va mucho más allá, es capaz de asistir a su propio nacimiento, de abrir los ojos y encontrarse con el mundo por primera vez. A partir de su experiencia como padre e hijo, enciende el oficio de su pluma para adiestrar el uso de las formas más sencillas y complejas de la vida: el nacer y el morir:
En el caldo primordial mi madre era el pez. / Creo en el viaje a contracorriente, / Creo en el pez que retornará a la naciente del rio. / Luego el desove, dejarse arrastrar sin fuerzas, / desembocar y morir entre peñascos marinos. / En la tierra, las espinas de aire se solidifican. / Hay un huevo en la pecera de mi vientre.
De igual manera, llegar es enfrentarse a la existencia, y partir es asistir a “lo que sucede fuera del vientre”. Nacer en un país como Colombia tiene sus riesgos y, precisamente, en estos poemas se habilita una tercera conversación que se enfrenta a la realidad, un contexto que nos duele como nómadas de un país sin memoria. “Todo lo bello y lo bueno, /es efímero. / Quizá por eso, /preferimos la guerra /antes que el amor”. Desde lo onírico se expande la palabra para significar un efímero y redondo universo.
La tierra se vuelve a separar para retornar / al sueño que no es de dormir, nos hundimos. / Llegamos entre llantos y entre llantos nos vamos. / Por eso, la cuna y el ataúd se asemejan.
Algo particular en estos poemas es la voz unitaria que ha logrado Albeiro Arias. Hay allí un vocablo femenino imposible de lograr, una maternidad a lo que sólo puede llegar la conciencia masculina desde el sueño y la imaginación. Es sorprendente cómo en estos poemas la expresión del poeta se trasmuta y tañe un tono desde una intimidad real y ficcional. La creación curvada por la visión de la mujer.
Estamos seguros que Amanece, cuerpo escindido correrá como la sangre que circunda la vida desde adentro, porque sus poemas han construido un espacio orgánico, un llano para hablar de todo aquello que no se ha dicho y espera nombrarse.
Compartimos una selección de poemas del libro:
Prenatal
7.
En el caldo primordial mi madre era el pez.
Creo en el viaje a contracorriente,
Creo en el pez que retornará a la naciente del rio.
Luego el desove, dejarse arrastrar sin fuerzas,
desembocar y morir entre peñascos marinos.
En la tierra, las espinas de aire se solidifican.
Hay un huevo en la pecera de mi vientre.
11.
Inmerso dentro del líquido amniótico,
los días y las noches no conocen de calendarios.
La vida es lo que sucede fuera del vientre.
La muerte también es recibida en brazos
cuando el cuerpo es escindido. Amanece.
Alumbramiento
3.
Violencia primigenia:
zanjar el cordón umbilical.
Una cicatriz como recordatorio
legible de la primera orfandad,
la mía, la tuya, la muestra.
9.
El niño llenó con su luz la casa vacía,
los latidos entre escombros son música en lo oscuro.
Su piel, como un misterio lejano,
esconde la piedra donde el aire parece detenerse.
Los brazos abiertos y su sonrisa
prometen calor al invierno del cuerpo.
Ha nacido del agua estancada,
del huevo, del carbono,
arrullado siempre
por la primitiva soledad que nos habita.
Comenzar a andar
2.
¿Quién dijo que yo sólo podía parir y no parirme de una sola vez?
Soy la máscara que encubre el cielo, soy el árbol que la sostiene,
la rama que carga el feto y la raíz que lo alimenta, el tallo por dónde
descienden y trepan los seres que viven bajo la tierra y sobre los astros.
Soy la vasija que se quiebra en la roca, el color ocre de mi abdomen.
El cuchillo que vuela transformado en pájaro, la miel y la toronja.
Soy la fiera y el venado, soy madre y la criatura. El arriba y la caída.
5.
A los niños les hechiza abrir la llave para ver correr el agua
y deprimirse por las hendiduras. Imaginan agarrar la lluvia
entre las manos. El agua los persigue y ellos la persiguen.
Les gusta hacer grande y pequeño el chorro. Les gusta flotar.
Ser el riachuelo que emergió de mis grutas cuando tú naciste.
6.
La tierra se aparta y nos deja pasar
como si fuéramos las primeras
gotas de un río que avanza, surgimos.
La tierra se vuelve a separar para retornar
al sueño que no es de dormir, nos hundimos.
Llegamos entre llantos y entre llantos nos vamos.
Por eso, la cuna y el ataúd se asemejan.
Dice el bufón que cundo muere el anfitrión,
muere el espectáculo.
¿Y cuando nace el hijo quién muere?
El viejo aún no ha muerto
VAIVÉN
Ya estoy grande para juegos.
Christian Peña
Hay un árbol en mi lejana infancia
en cuyas ramas una cuerda anudada
columpiaba mis días de risa.
Ha pasado un vaivén de años
y no hay un árbol para mi vejez,
acaso el dintel de la puerta
y unas piernas reumáticas
que me impiden balancearme.
Es mejor así.
Con la soga atada en el cuello
ya no es momento para juegos.
Albeiro Arias Ensayista y poeta colombiano. Candidato a Doctor en Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira y Licenciado en Lengua Castellana de la Universidad del Tolima. Becario para formación doctoral en Historia del arte de la Universidad del Tolima. Ha recibido los siguientes reconocimientos literarios: Premio de Poesía “Juan Lozano y Lozano” en dos oportunidades, en el 2017 por su libro Amanece, cuerpo escindido y en el 2013, por su libro Desterrados de la luz; otorgado por la Alcaldía de Ibagué -Secretaria de cultura, turismo y comercio. Ganador del Concurso Literario UC 2015, convocado por la Pontificia Universidad Católica de Chile con el cuento “Que aburrida es la muerte”. Mención de Honor en el XXVIII Concurso Nacional Universitario de Poesía Universidad Externado de Colombia 2015. Premio municipal de investigación cultural 2013, por su investigación Poesía del Tolima 1905-1955. Bibliografía y panorama de autores. Alcaldía de Ibagué-Secretaria de cultura, turismo y comercio. Segundo puesto en el concurso internacional de minicuento "La Amazonía cuenta" convocado por la Universidad del Amazonas. Su libro Palabra Sapiens recibió Mención de Honor en el XXVIII Concurso Nacional Universitario de Poesía convocado por la Universidad Externado de Colombia en el 2015, igualmente, Su libro Los ojos del nómada había recibió Mención de Honor en este mismo premio en su XX versión, en el año 2007. El libro Desheredado del paraíso fue finalista en el XII Premio Nacional de Poesía por concurso "Ciro Mendía", 2008. Ocupó el 1° puesto en cuento y poesía en los premios "Creatividad, talento y juventud" convocados por la Universidad del Tolima en el año 2005. 1° puesto en X Concurso Departamental de Minicuento “San Marcelino Champagnan”, 2004. Artículos, reseñas y ensayos suyos aparecen en revistas y periódicos físicos y virtuales de Colombia y el extranjero, blogs y páginas web. Fue incluido en la antología de poesía 60 poetas colombianos. Una antología. Ibagué: Caza de Libros, 2010. Págs. 13-16 y en el libro Concurso Literario UC 2015, págs. 17-22.