Eduardo Magoo Nico
Compartimos una selección de la última publicación del poeta argentino Eduardo Magoo Nico: Treinta y seis grados, (La Cartonera Edizioni, Roma, 2024).
Las copas de los árboles
Fue un desgarramiento
Una enorme vergüenza
Tomar conciencia de la destrucción
Que la avanzada edad
Había producido en mí
Me invadió un terrible cansancio
Al pensar
Que acababa de nacer
(En cierto modo)
En vísperas de mi muerte
He imaginado incluso entrever algo
De la progresiva extinción
De mi lengua materna
De sus sonidos
De año en año menos audibles
Que permanecen aún
Como una especie de arañar
O golpear
De algo encerrado
Mi sueño no se interrumpió
Con el primer despertar
Continuó hasta condensarse
En una pesadilla...
Casanova pasó los últimos años de su vida
En el centro de una comarca devastada
Vi al viejo inclinado sobre su escritorio
En una desolada tarde de diciembre;
Había dejado a un lado la peluca empolvada
No se oía más que el raspar de la pluma sobre el papel
Saltaba del detalle de su trazo
A la subjetividad de su mirada
(Que era a un tiempo suya y mía)
Escribíamos entonces una novela “futurista”
Que se prolongó (como mi sueño)
Hasta alcanzar cinco volúmenes:
El “Icosamerón”
“Donde antes hubo caminos...
Donde trajinó gente laboriosa
Corrían zorros
Y algunas aves volaban
De arbusto en arbusto
En un gran espacio vacío”
Federica se quejó de un fuerte dolor
Detrás de los ojos
Que la atormentaba desde la mañana
Recostada en la penumbra en su sillón
Me habló con un hilo de voz...
-El año pasado fuimos desde aquí a Marienbad.
¿Y esta vez, a dónde iremos?
Un perro de la calle
A veces pienso
Es tan feo no ser nadie a secas...
Es mejor estar mojado
Un iceberg a la deriva
Agua flotando sobre el agua
Al menos, ninguna nave se irá a pique con mi genio
¿Ser alguien y escribir para nadie?
No hay méritos morales, o intelectuales
Que lo justifiquen...
Aunque desde un cierto punto de vista
Todos nuestros actos son injustos
Yo me pregunto, qué hay en ese alguien...
Y si ese “alguien” soy yo
Me asaltaban deseos de reír y de llorar
Y sin embargo
Vos te permitías cuestionarme:
¿Por qué tanta poesía de amor?
¿Y de dónde este modo tierno
Te viene a la boca y a los labios?
Mi guía no ha sido otra
Que una muchacha transparente...
Si ella toca una melodía
Yo examino sus párpados
Que se abren o se cierran
Surgen entonces
Nuevos (imperiosos) deberes
Cuando sus cabellos se desordenan
O caen sobre la frente...
Hay en ese gesto suficiente savia
Para escribir diversas gestas
Es noble morir de amor
Y honorable permanecer sincero
Aunque yo no lo recomiende...
El amor es un malentendido
Eduardo Magoo Nico nació el 22 de marzo de 1956 en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, República Argentina. Publicó en Argentina su primer libro de poemas, “La Polaca” (Ediciones Cronopio Azul, 1995), el relato “Resurrección” en el diario Perfil (Buenos Aires, 6/1/2008) y el libro de poemas “Puros por Cruza” (Editorial El fin de
la noche, 2011). Víctima de la crisis económica que en el 2001 asola a la Argentina, se traslada a Trieste, Italia, donde reside hasta la actualidad. En Italia ha publicado la fotonovela “Escuela de Sirenas” en el suplemento semanal del diario Il Manifesto (Alias, 9.02.2002). En el 2012 es convocado por el Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofia de Madrid para la muestra colectiva “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina” curada por Ana Longoni (25 de octubre de 2012 - 11 de marzo de 2013) cuyo catálogo incluye (pag. 69 a 72) una entrevista a Eduardo Magoo Nico realizada en Trieste por Ana Longoni y Jaime Vindel. Ha editado recientemente el poemario “Servidumbres” (La Cartonera Edizioni, Roma, 2023), y “Treinta y seis grados” (La Cartonera Edizioni, Roma, 2024).