Luis Gerardo Mármol-Bosch
Presentamos algunos poemas del poeta y matemático venezolano Luis Gerardo Mármol-Bosch, gran lector e investigador, capaz de hacer que sus palabras tengan un eco de liras. También se desempeña como profesor universitario y director asociado de Editorial Eclepsidra.
SOBRE UN VERSO DE MENG HAORAN
Los pájaros buscan en la niebla un lugar donde posarse.
¿Visitas la casa del Pino Desnudo?
¿Desnudo de qué? ¿Desnudo cómo?
Casi escampa,
y aún miro de lejos el orvallo.
Así los pinos, ¿desnudos de qué?
Si los agitan,
¿no sigue bajando rocío de sus cabelleras, o de sus costillas,
como del cielo?
Dirán que son grandes laúdes.
Son el espíritu,
solamente.
(Inédito)
POEMA DELEBLE
Y los poemas nacidos, ¡ah! los
poemas nacidos una noche en la
horquilla del relámpago, son como la
ceniza en la leche de las mujeres,
ínfima huella…
Y de toda cosa alada de que no
hacéis uso componiéndome un puro
lenguaje sin oficio,
He aquí que tengo todavía el
designio de un gran poema deleble…
Saint-John Perse
¿Bañarse dos veces en el mismo río? Nadie lo puede, ya se sabe.
¿Y el aire? ¿No se mueve el aire más que los ríos?
Dicen que el aire se mueve en círculos.
La rueda del mundo, su respiración.
Pero, con el corazón en la mano,
¿quién puede respirar dos veces el mismo aire?
El árbol estremeciéndose, el árbol libro del esplendor,
y el seco árbol de invierno o rudo estío, según donde estemos,
música de bronquios, y el deseo que canta,
memoria del éxtasis parecen.
Como de tierra iluminada en la noche,
¿la memoria de un orgasmo?
Si tuviésemos un corazón débil,
habríamos muerto.
¡Cómo nos dolía el pecho,
y no era en verdad el amor suspirante
de las almas antiguas!
Y más tarde, ¿el eco del eco de un eco del resplandor?
Al leer en el árbol u otro libro,
¿qué se podrá revivir?
No digo recordar, digo revivir.
Y en medio de todas, nuestra voz, ¿dónde está?
(De La Venus del Espejo y otros poemas, 2023)
ALLEMANDE
¿Qué diapasón hay en tus senos?
Hundo allí el rostro y oigo tu piel, y quizás la piel del mundo.
No son tus latidos, no: es algo anterior a ellos.
¿Por qué el sonido que escucho al poner mis oídos sobre un caracol es casi igual?
Un durazno vesperal, un bochorno dorado;
la savia del melocotonero vuelve el cuerpo luminoso:
así me han dicho
Yo respiro tu piel,
algo, según parece, tan inefable como oír.
Es verdad: la nota fundamental está en todas partes.
Pero yo, necio, no esperaba encontrarla allí.
Dices que habitas el cuarto final de la casa.
Pero, ¡niña!, ¡si justamente eso es el mundo!
La penumbra que estremece al infante que topa con el Verbo
(allí estaba del todo: no se lo presentía),
fue siempre una piedra de ojos abiertos.
¿No se halla completa ahora, cuando acoge nuestro lecho?
A través de todas las cuerdas,
¡que así se disipen los sobretonos!
De la flor del melocotonero o las flores del ciruelo,
¿de cuál nos vamos a alimentar? ¿Y cuándo será?
¿No hemos vivido mucho ya? ¿Qué fantasía nos apresa?
Segundos hay sin calendario, como dice mi hermano,
y yo hundo mi rostro allí.
¿Cómo ha de oler el esmalte?
Cada estría de tus senos es hierro de vitrales.
Quien tiene tu pezón entre el pulgar y el índice, como se estruja un grano de café,
sabe o cree que el Cielo de la luna es el de las estrellas fijas.
Hay un solo Cielo.
¿Cómo podrán nuestros oídos privarse del tacto que va a morir?
(Pero no es sólo tu pezón entre el pulgar y el índice:
es la palma de mi mano rodeando tu seno
y yo creyendo morir.
¿Quién piensa en música entonces?)
¿Por qué el laúd de Orfeo amansa las fieras
y a la vez las excita?
Porque suena y se oye agua, y aire también:
así tus cabellos confundidos con las tiras de tu blusa
cuando la luz abruma tu torso.
Aún así, no hay blusa como tu piel y sus caminos,
ni puede.
Tampoco papel o pergamino:
hay que escribir sobre ti, sobre tu piel primero;
escribirte, me dicen al oído.
(De Tercer Libro de los Entusiasmos, 2021)
*
Hay verdades sonoras, no dichas ni contempladas.
Verdades que se escuchan, y no son palabras.
¿Qué sucede ahora?
Árnicas y cipreses,
nubes grises de lluvia y partes de cielo turquesa
que logra escapar.
Mucho quisiera moverme
del medio a los bordes de una rueda
con toda libertad;
pero
¿quién sabe el don de las encrucijadas, pico de plata rojinegro,
o quién lo posee?
(De Cuarto Libro de los Entusiasmos, 2022)
MAGNIFICAT
¿Nunca has querido acariciar al cielo como a un pétalo?
Ya se ha dicho.
La estrella primera de un pétalo malva, piel del cielo,
¿no has querido comerla?
¿Se acaricia o se come su luz primera?
¿Y esto es de veras algo brutal,
de veras profano?
¿No es toda comunión como ésa?
La contemplación no parece cosa de este mundo.
Más allá de un instante, ¿quién contempla?
La Encarnación, ya se sabe,
es el don menos comprendido.
Y un pobre hombre como yo lo repite.
Los bienes de los humildes:
¿recuerdas el mórbido apamate,
sus flores?
¿Pueden un chelo y un clave sonar como flores de apamate,
piel rósea de cielo?
Así habla un hombre que del Cielo se cree abandonado.
Sólo escribe y quiere olvidar el espanto por su futuro.
De lejos, su amor le pide que la bendiga.
Lo hace aún sombrío, casi sin hablar,
dice que las estrellas son maná,
y no sabe cómo se atreve.
La Verdad es el Espíritu Invisible que guía la tierra,
lee en algún lugar.
Gran sabiduría. Muchas sabidurías.
La Verdad es la palabra que no se viene abajo.
La palabra que no se corrompe.
Gran poder, que todo lo sobrepasa.
Bendición eterna.
Muchas sabidurías, se ha dicho. Las espaldas de Dios,
vistas acaso desde la grieta, muy ocultos.
Las corrientes del Océano, sístole y diástole. Dios inhala y exhala.
Lo lee el hombre en algún lugar,
y a duras penas se repone.
Muy pronto llegan las sedas del anochecer, vislumbres del relente,
las mejillas de la noche que va cayendo,
el rocío, también antiguo y nuevo, otra clase de pájaro, viola d´amore,
Piero della Francesca, Vivaldi:
¿el esplendor es un instante?
¿Y cómo aparta el hombre de sí la idea
de que aquel que debiera traer alegría a su vida
no lo está haciendo?
¿Y cómo pasa por alto
que aquel que debiera hacerle descansar del yugo y aún más, librarlo de él;
aquel que es su interlocutor,
parece que huye?
¿Qué bruma nueva ha de traer el alba?
¿Qué heredad de niebla,
según dice un ancestro?
¿De día se envía la salvación
como tantas veces desde el inicio del mundo?
¿Quién tiene la prestancia
de los antiguos espíritus?
Aún así, y aún para nuestra menguada presencia,
la brisa es una seda peculiar,
singularmente elocuente.
¿Preguntas por la veste de nuestro espíritu?
Sólo la esmeralda sobre la frente, tal vez enigmática pupila,
o la genciana del Magnificat.
¿Es tan hermética la brisa?
No sostiene el aire la seda,
porque árbol y aire son la misma cosa.
No se trata de la mano sobre los labios,
sino de las grietas en la columna,
o sobre el hombre que debiera serlo.
Bien está el malva del Cielo,
y sobre él la estrella como maná.
¿Pero han de fallar en sostenernos,
aquí en el mundo?
Niebla, niebla matutina,
y en su espesor el mensajero, pico de plata rojinegro.
Y una tierra de pórfido,
como el dulce desierto.
La promisión es seguir vivos, apenas.
O tal vez,
nada menos.
Sopla la brisa y hay deshielo,
y otra vez las aguas se agitan.
Y aquí, ¿ha de nacer orvallo de la niebla,
otra heredad de rocío?
Frías están las paredes del mundo
y hay luz por todas partes.
¿De día entonces,
como tantas veces desde el inicio del mundo?
¿Quién se acostumbra a vivir
con el afán de cada día?
¿Qué hacemos con nuestro espíritu?
¿Somos, acaso,
como el resto de los animales?
No sólo se trata de las manos sobre los labios,
adonde siempre han de volver.
Las manos han de estar en el torno, incansablemente.
Hoy eres alfarero y barro mañana,
cántaro mañana.
¿No lo saben acaso tu playa y los farallones?
Así habla el que antes ocultaba su rostro.
Y aquí están la luz,
y la tierra de pórfido.
(Inédito)
***
Luis Gerardo Mármol-Bosch
Poeta venezolano. PhD en Matemáticas por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Es profesor de pregrado y postgrado en el Departamento de Matemáticas Puras y Aplicadas de la Universidad Simón Bolívar (USB), del cual ha sido Jefe, y así mismo fue miembro del Consejo Editorial de Equinoccio, casa editora de esta universidad. Dentro del área de las matemáticas, su obra, de reconocimiento internacional, aparece en publicaciones científicas especializadas en Italia, Suiza, Eslovaquia, Turquía, Egipto y Colombia. Ha sido árbitro de diversas revistas dentro de su especialidad. Además de esto, colabora para Mathematical Reviews y MathScinet, división de la American Mathematical Society. En poesía ha publicado Sueño de un día (Editorial Eclepsidra, 1997), Purgatorio (Editorial Eclepsidra, 2012), Entusiasmos (Editorial Kalathos, 2016), Tercer Libro de los Entusiasmos (Oscar Todtmann Editores, 2021), Cuarto Libro de los Entusiasmos (El Taller Blanco Editores, 2021), El árbol del confín (Entusiasmos, Libro Quinto. LP5 Editora, Santiago de Chile, 2022). En abril del 2023 apareció La Venus del Espejo y otros poemas, en Caracas, bajo el sello de editorial Diosa Blanca. Textos suyos han sido incluidos en Antología de la poesía latinoamericana del siglo XXI, El turno y la transición (compilación de Julio Ortega, Siglo XXI Editores, México, 1997), en El salmo fugitivo: antología de la poesía religiosa latinoamericana (Leopoldo Cervantes-Ortiz, editor; Editorial Clie, México, 2009) y en Tramas cruzadas, destinos comunes (Común Presencia Editores, Bogotá, 2014), así como en algunas revistas impresas y en medios electrónicos dentro y fuera de su país. Es director asociado de Editorial Eclepsidra.