Ricardo Torres Ortega
Presentamos un conjunto de poemas de Ricardo Torres Ortega. Nació en Bogotá en 1967. Escritor, Docente de Literatura, Investigador y Asesor pedagógico. Gestor Cultural en Creación Literaria y Promoción de la Lectura. Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Nacional De Colombia. Estudios en Pedagogía de la Comunicación. Publicaciones: Rostros y Voces de Bogotá (2004), Bogotá en la lente de los poetas (COAUTOR), Bogotá: Universidad Nacional. Día de ángeles (2005). Poesía Capital, Revista Golpe de Dados No. CXCVIII, Vol. XXXIII; Concurso Nacional de Poesía sobre la ciudad, Bogotá: Editorial ABC, noviembre – diciembre, 2005. Revista Casa Silva No. 19, Poesía Capital, Bogotá: Casa de Poesía Silva, 2006. Ganador - Concurso Nacional Poesía Capital: Casa de Poesía Silva, Ministerio de Cultura en 2005. Mención en el Concurso Nacional de Poesía “Escrito A La Manera De...”, Bogotá: Ministerio de Cultura - Casa de Poesía Silva, octubre de 2009. Dirigió las Escuelas de Literatura de Sibaté (2018 y 2019) y Fusagasugá (2019). Elaboró el diagnóstico y diseño del Plan Municipal de Lectura, escritura y oralidad para la Alcaldía de Sibaté (2020). Actualmente vive en Sibaté, coordina el Taller Literario La Chiva Loca de la Red Relata de MinCultura, y es docente de la Universidad del Tolima.
Preparación
(Sobre un poema de Bashõ)
I
A punto de saborear
los panes,
sus manos los disponen
en el plato.
La harina dorada va siendo
probada por la yema de
sus dedos.
Pero antes,
el aroma fresco ha llegado
y su mirada recorre
las bandejas
expuestas en ofrenda.
II
Escrito está
en cada plato
preparado por sus manos.
III
Si contaras las boronas
sobre la mesa,
en las sillas,
hasta tu cuarto…
IV
La blanca cebolla
sobre el mesón
destella y refresca
toda la casa.
Composición
Cada mañana
miras con detenimiento
todas tus cosas:
la ropa de ayer,
el bolso,
tirados sobre las cobijas,
armando siempre
una nueva composición.
Recoger todo luego,
ordenar y limpiar.
Llegar tarde
ya no importa.
Jauría
Sentarse a escuchar
el llamado de los perros,
tarde,
en la madrugada.
Invocación de unos a otros,
Interminable.
— Mas
solo son ladridos
-dices-
…desde sus entrañas
antiguo ritual.
Nunca callarán.
Atardecer
I
Cada día
regresaba
al mismo instante
en que miraba todo lo que había sido,
ansiado,
perdido.
Luego,
olvidado todo,
vacío,
subía cada tarde
las gradas,
solemne,
hacia ese altar
de la mesa
del café.
II
Al terminar,
se apoyaba breves instantes en su
escoba,
para mirar las sillas
en silencio,
al final de la
jornada.
Apoyado en su escoba
como báculo sagrado.
III
Con dificultad,
ya a oscuras,
alzaba su mano para tantear,
sorprendido, cada presencia.
… y se agotaban las palabras.
Coda
La casa se dispone
a volar,
aprovechando el impetuoso
soplo de la ventisca.
Quizá esta noche
al fin zarpemos.
