202. Germán Portela Yaima
El lirismo es una geografía permanente en estos versos de Germán Portela (Poeta tolimense nacido en 1984) armonías que se indagan en todas las direcciones, recreando una música constante que dibuja un mapa de imágenes intensas, rezagos de esquirlas de luz, apariciones. Aquí una selección de sus poemas:
LAS SOMBRAS
Cómo suda la noche
cuando yace en nuestro lecho
desnuda, ebria y desahuciada…
I
La tarde cae,
con sus rodillas raspadas
huye de mis versos
y mientras sacude sus últimos suspiros,
con sardónica sonrisa
pide me divierta...
II
Mi ánimo felino
va con el desespero en las entrañas
cazando el balbuceo de la noche
busca su luna de alas rotas
en el nido del cosmos titilante
para traerlo hasta mis hojas
como ofrenda.
Afligida, intenta huir la noche
de mi pardo maullar,
mas, su quilla ausente la detiene…
La necesidad retráctil y afilada
la entrega en un zarpazo
a mi afligido ronroneo.
I II
El vino,
enamorado de mi angustia
le susurra su palabra inmaculada.
Quiere llevarla hasta su lecho,
anhela su brasier de copa abierta,
destrozarle sus ligueros,
envolverse en sus harapos,
enloquecerla de esperanza…
Y la convence con su canto desgarrado.
Se revuelcan en el frío de la ausencia
conspiran y se arrullan
en lamentos de inocencia retorcida.
Se consumen
y en la aurora desahuciada
abrazan los recuerdos
de un amor olvidadizo.
IV
Por entre memorias y ensueños
camina el silencio,
distraído sonríe
este tuerto y cojo lazarillo de la noche,
recoge mis pasos en las horas
mientras silba un réquiem tartamudo
y amontona en su aljaba desteñida
las notas de un macabro sortilegio.
Cual funámbulo recorre el pentagrama:
luce su “do” disfónico en el pecho
son canciones sin compás,
que interpreta desbocado
en su longevo y enloquecedor laúd.
Perfumado de vodka y cigarrillo,
tropieza este maestro de la angustia
con las tonterías que se pudren
a la sombra de su voz.
V
En el tiempo que se escurre
entre los dedos de la noche,
allí se hace carne la congoja.
Se humaniza en el sofá,
cruza las piernas,
acaricia dulcemente el pensamiento.
Sirve un trago.
Me revuelve entre su copa,
me hace espuma entre sus labios.
Invoca la alegría tristemente
y sonríe al soñarme diluido
en su ajenjo pervertido.
Se embriaga con mi espíritu,
llora, ríe, grita y se adormece
y con embaucadora ternura,
rasga mi alma trastornada.
Pasea desnuda y zigzagueante
y ebria de canciones aguarda,
a que la ame.
IX
¿Has escuchado su tonada?
viene y va como arrullándonos;
perezoso y frágil, tenue,
¡Tartamudo!
¡Es él!
que en desvaríos afónicos envuelve.
¿Lo has escuchado?
Su rostro ceniciento y enfermo,
sus manos timoratas y sedientas,
con sus fríos ojos lamiéndonos
excitando los excesos.
¡Yo lo sé!
Le has sentido enamorado,
en su macabra y pálida sonata
que se cuelga del oído a maullarnos:
Nada,
nada,
nada.
Nada.
LOS SILENCIOS – “NECEDADES”
El cantor es rehén de la noche
que disfruta su encierro y su martirio,
al deshoje de las horas marchitas…
I
Los cuentos de hadas
ahora son monstruos bajo la cama,
que asechan las noches melancólicas
esperando "ser",
al fin.
Perturbados, agarran las sábanas
ebrios, exhalan la inocencia.
Hasta nunca.
El gato sin sus botas
rasguña los tejados
y maúlla entristecido
a las horas pardas
que acechan la esperanza.
El jovencito de madera
se quedó sin su grillo compañero
y carga hoy a sus espaldas
longicornios y demás xilófagos
que escarban incesantes
en busca de su corazón y alma.
Un cementerio de aviones y autos amontonados
permite al óxido correr
por entre memorias chatarrizadas.
Ya no volverán a andar
para siempre en un olvido húmedo
dejarán sus motores intergalácticos;
los dinosaurios son cúmulo de días
podridos en anaqueles
parte de un pasado tierno
fósiles de sueños plásticos.
II
Marchita el tiempo segundo a suspiro,
en amores que se pudren sin olvido
amigos que llenan el pasado
y cicatrices que cubren la memoria,
en palabras cabalgando sobre el viento
besos sin sabor
y miradas de párpados callados,
en fronteras invisibles en el alma
versos desmoronados
y sueños sonámbulos,
en días marchitos,
huellas llenas de omisión
y el ánimo lisiado,
en cuerdas vocales destempladas
en primaveras amontonadas en la piel
y cabellos cenicientos,
se deshoja la vida suspiro a tropiezo.
III
Mujer de sueño
de vodka y humo
de senos alcaloides
de pubis psicotrópico
y amores desquiciados.
Te amo en mi silencio
con todos mis errores
con mi trágico cantar
y con toda mi tristeza.
Mujer de ojos callados
de sonrisa ausente
y oscuros pensamientos.
Te quiero en mi presente
te invoco con mis letras…
Quédate a mi lado, solo cuanto quieras.
V
Su sonrisa
a través de mis latidos
ilumina el centro de mi ánimo
y sus manos, arañitas
recorren mi rostro y tejen laboriosas
felicidades clandestinas.
Su inocencia es himno glorioso
a la esperanza,
y con rondas infantiles
invoca primaveras infinitas.
Su vida entre la mía
alimenta tiernos lienzos
pintados con descuidos
de orines, trasnochos y besos.
VI
Ahí está su figura melancólica
con la tristeza enmarañada entre su barba
y la escarcha cubriendo sus ramajes;
es un roble que danza inagotable
y con su frente hacia la brisa
aleja la hojarasca sideral.
La tristeza destilada
remueve los gorgojos de su pecho
que tragan sus recuerdos.
No se doblega a los instantes
y cubre con hermosa desnudez
las costras de los años.
Herido y vigoroso se mantiene
ve los días como hojas
que la vida, pudo nunca marchitar.
***
GERMÁN ANTONIO PORTELA YAIMA - Licenciado en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, Nacido en el Tolima el 21 de febrero de 1984. En el 2011 obtiene el 1er Puesto en el IV concurso de Cuento Corto Uniminuto – Facultad de Comunicación. Para el 2014, participa en la publicación del poemario “Círculo de sombras” del taller de escritura “Vagabundos sin noche” y luego, autogestiona la publicación del poemario “Sombras de silencio” en el año 2017.