Catalina Villegas
Presentamos una selección reciente de poemas de Catalina Villegas, poeta e ingeniera física nacida en Manizales y residente en Montreal.
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este poema (no) es mi cuerpo
el primer verso
está puntuado
por el silencio
no diré que este poema soy yo
ni que es mi casa
(no soy mi casa)
ni que me representa
este poema es mi cuerpo
(tú en el centro)
en el momento
en que la fruta alcanza
el matiz preciso
que le otorga su insolente dulzura
este poema es mi cuerpo
abriéndose (paso)
en la noche
como un letrero de neón
este poema deja abierto el paréntesis
para que no lo cierres (
Una herida
Una rosa es una rosa es una rosa.
Gertrude Stein
Cuando el poeta dice lluvia
tiemblan los pájaros entre las ramas
Cuando dice herida
el dolor se acuerda de sí mismo
Cuando dice hambre
los huesos se buscan en la oscuridad
Cuando dice blancura
un caribú salta y desaparece
Escribo puerta
y alguien regresa a su sueño
Digo ausencia
y el papel es un espejo
Cuando no te nombro
te estoy nombrando.
Muchosidad
Siempre hay un pliegue en el pliegue,
como también hay una caverna en la caverna.
Gilles Deleuze.
Me miro y recuento
para seguir creciendo
en otro lado.
El cuerpo es flor que se abre al tacto
Generosidad de superficie
pliegue que reconcilia los extremos
piel que se retrae de vergüenza
para sortear un día de verano.
Laberinto de tejidos que brota y colapsa.
¿Sostengo mi cuerpo o es él quien me sostiene?
¿Lo presiento o me anticipa?
Surgen de su interior circunvoluciones
y texturas esponjosas
pólipos y protuberancias
temblores gelatinosos
y lugares estriados.
Cada órgano reclamando su discreta soberanía
contraído en su forma,
flotando sin tiempo.
Apéndices innecesarios
embebidos en sustancias
fluidos que se desbordan irrigando fronteras.
Desde cada esquina palpitante
me despliego y multiplico:
querer es abundar en alguna parte.
La defensa del erizo
La ternura depende de lo poco que el mundo te toque.
Para estar tierno, el peso de tu vida
no puede descansar en tus huesos.
Ocean Vuong
No puedo darme un abrazo
como tampoco puedo dar cuenta
del dolor de mis propias púas.
Una tarde lancé las promesas por el abismo.
Me hice ovillo
hundiendo el rostro en mi blandura
crearía la seguridad del adentro
entre las luces apagadas.
Tu mejor defensa es transformarte en animal.
Y la del animal, convertirse en vegetal.
Me transformo en erizo
y el erizo en una rosa triste
--o deforme--.
A los erizos solitarios no los alcanza
un calor como el que derrite iglús
o se aloja en frazadas compartidas
ni saben tampoco
de las punzadas
que nos recuerdan cómo palpita la vida.
¿Saben acaso que el dolor
es acercar el corazón
a quien nos da la espalda?
Expansión
Es preciso encontrar palabras
ponerlas donde el fuego me redime
atravesar el puente en medio del mareo
una nube se me enreda en las pestañas
escribo con mis manos
y se alarga la distancia entre ellas
y mi pecho
tal vez mi cuerpo
tal vez mi cuerpo…
Tal vez yo…
Decir yo es recortarme
¿Qué digo entonces para hablar de la expansión?
Me desubico
Estoy saliendo de mí, creciendo en otra parte
y me siento crecer
mi forma es el verbo fluir
y me duelo como un imán fragmentado.
De la carne de la fruta nace el sacrificio
de la flor hecha néctar
la fruta fue arrancada al árbol:
así se aleja esta parte de mí que no me sobra
Sed de probar su sabor
regresando con lo que no era mío.
Spiegel im Spiegel
No ha de ponerse un espejo
frente a otro.
No.
No debemos permitirle
el vértigo
de ser relámpago en suspenso
o frontera de un abismo sin rostro.
La nada y el infinito
en azarosa simetría.
No podemos poner
un espejo frente a otro
y dejarlos atrapados
en el eterno conjuro
de un palíndromo de espectros.
Luego la luz olvida
su sentido
y se corre el riesgo
de duplicar este universo
en su fuga de fotones
o de regresar al Origen
donde nacemos siendo viejos
y estas letras
desaparecen del papel.
Catalina Villegas
Ingeniera física de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales. Postgraduada en Periodismo Científico. En 2002, obtuvo el primer puesto, categoría juvenil, en el concurso nacional “I Premio de poesía San Juan de la Cruz” organizado por la Universidad de Salamanca. En 2019, obtuvo uno de los cinco primeros puestos del Concurso Nacional de Poesía “La palabra, espejo sonoro” convocado por la Casa de poesía Silva. Recibió mención de honor en la edición 2020 del Concurso Nacional de Poesía de la Casa de poesía Silva. Actualmente trabaja como responsable del área de divulgación científica en el “Centre des sciences de Montréal” tanto en contenido escrito como gráfico, en Montreal, donde reside desde 2009. Algunos de sus poemas han aparecido en revistas impresas y digitales como la Revista Aleph, Vuela palabra y Alter Vox Media y ha sido invitada a diversos eventos y lecturas de poesía, de los cuales caben destacar el Festival Internacional de Poesía de Bogotá y la participación en el 1er ciclo de poesía del 2021 de la Casa de poesía Silva. En diciembre de 2021, publicó, junto al poeta Christian Rincón, el libro-objeto Cánsate Cuerpo, del cual es la ilustradora. Además de la poesía, dedica su tiempo libre a hacer ilustraciones, origami y a nutrir su podcast en Spotify sobre literatura, nacido en la pandemia: “La Cataleja”.