197. Jorge Buitrago Muñoz
Aquí cada verso cruza montañas y alza el vuelo, una íntima geografía se desplaza por los valles y las formas de los caminos. En la poesía de Jorge Buitrago Muñoz (JOBU) (Anserma, Caldas, Colombia) rondan personajes y sombras de espejismos que anuncian madrugadas, reinos de silencio con frondas de luz. Presentamos aquí un conjunto de sus poemas.
VISIÓN DE CUATRO PUNTOS
- A mi frente
Dos columnas de hombres
Con sus manos de fuego
Se enfrentan desde décadas
Gritan razones de otros
De aquellos que sin gloria encendieron sus manos.
Les miro con temor, Pero también con lástima.
Sus palabras de oprobio se volvieron panfleto
No entienden por completo las verdades que gritan
Pero a pesar de todo se encarnan en sus odios
Y mientras…
La flama de sus manos se hace grande
Formando de sus cuerpos
Material combustible para atizar la muerte.
- A mi derecha
Una mujer desnuda
Se tuerce de dolor
Mientras muestra su rostro maltratado
Nadie le ayuda
Solo recibe un flash sobre su carne herida
Más tarde con su imagen
Se habrá de levantar
Ufana una bandera.
- A mi izquierda
Un muchacho besa con furor
Su perro perfumado
Le habla, le viste y le desviste
Le empalaga de amor
Tres juguetes le compran
Luego tira el empaque a la cuneta
Mañana y en el mar
Una tortuga flotará, ahogada en el plástico
Lejos llegó sin duda
El amor del muchacho.
- Detrás de mí
Veo un camino andado
A mi paso también
He gritado razones que no eran mis razones
He creado banderas con el dolor de otros
Y mi amor por mi perro
No ha sido suficiente.
Cuando habré de entender
Que no vale la pena
Endiosarse con juicios para extinguir la vida
Que no basta el amor sectorizado
Que para ser humanos realmente
Debemos ser planeta.
POR ESTA ÉPOCA
De un árbol sin respiro
Pende una esfera abrillantada
Irradia con lustre de luciérnaga
Y refleja los rostros deformes de los hombres
Su forma y brillo embelesa los juicios
Cabe en ella un mundo de entusiasmos voraces
Y se ubica en la mira de intereses efímeros
Nadie sabe desde dónde proviene
Tal vez por eso se regodea ante la estupidez de tantos
Convertida en marca de sus desesperanzas.
De un árbol que respira
Pende una fruta de mango
Nadie cuelga mangos para adornar su casa
O naranjas, o dátiles maduros
Y menos aún
Ofrece una rodaja para aliviar el hambre de un mendigo.
Por esta época
Existe para el hombre la necesidad de esferas brillantes
Parece que nadie necesita una fruta…
Perece que importa más brillar como la esfera
Y regalar deseos en reflejos.
De un árbol sin respiro
Pende una esfera abrillantada
Un día se romperá
Mientras sigamos pretendiendo
Cosechar el vidrio.
LA REINA PAZ
Allá viene
Aún se le presume hermosa
Sin embargo
Tan solo se ve limpio
Un retazo de su manga derecha.
Le ha diseñado el traje el desamparo
La inequidad y el miedo.
Le salpicó de fango un rey corrupto y repetido.
El vino de la embriaguez de algún banquero
Manchó su pecho, con hedor a borracho.
Tiene en su espalda
La marca de una mano ensangrentada
Que desde décadas
Ha querido limpiarse;
Y aunque le han puesto lentejuelas brillantes
Aún se nota su vestido
Descuidado y roído por ultraje.
Si, tal vez sea esperanzador
El hecho de su manga derecha.
Sin embargo
La reina aún no es reina
Pues para presentarla como diosa
Es preciso cambiarle por completo
Todo el ajuar
Con el que desde hace tantos años
Le han vestido.
ENFERMOS DE SEQUIA
Esta resequedad en las pupilas
Es una enfermedad que hizo metástasis
Carcome las razones
Y obliga a no mirar alrededores.
Llorar no basta
Brotan granos de arena en vez de lágrimas
Al cultivo de asombros
No los regó la lluvia
Y el hecho de pensar
Se apresó en un cajón,
De escándalos y luces.
Solo la tempestad podrá salvarnos
Arrastrar en su arroyo los prejuicios
Y limpiar de los ojos
Esta resequedad
Que no permite vernos.
LUCIDECES
Sentado como rey
Pisas el mundo.
Te crees luz de sol porque aprendiste
Lo complejo en el trazo
De tu alargada oreja.
Aprendiste a entender el cómo de las cosas
Y te creíste sabio
Porque un libro te dijo
Que la sabiduría
Se obtiene cuando sabes sentarte en la butaca.
Es verdad…
Ya te entendiste bien
Lástima que saber de tantas cosas
No quita lo pollino.
FERTILIDAD
Pareciera que está muerto el asfalto
Que sería imposible
Pensarlo en gestación de tiempo alguno
Pero es mentira,
Nace de él la prisa y el hastío.
Sobre el asfalto
Se pare a cada instante alguna historia
Reseca por el sol del desespero,
El absorbe la vida en cada sueño
Y se ufana
De su fertilidad ante lo absurdo.
“AHORA Y EN LA HORA”
La noche se ha marchado de nuevo
Solo dejó
La copa manchada de su vino.
La ebriedad de sus uvas
Fermentadas.
La noche y su lujuria
De palabras sedientas,
De pensamientos diáfanos
Se ha marchado otra vez.
Ahora el día llama
Es hora que el adjetivo
Se haga verbo.
IMPRESIONES DE UN MESERO
Mesa numero 1
(Del dinero)
Hay que ver lo que hace el dinero
Ella esculpida con cincel de fina punta
Brilla como un neón que invita a la lujuria
Él, viejo, pero bien ataviado
Deja ver sus destrezas
No más que de Don Juan
De banquero exitoso.
Las sonrisas se mezclan
Entre el fino caviar
Y el vino añejo…
Mientras ella se vende.
Mesa numero 2
(De la rutina)
No existe armonía al movimiento de tres sillas
Ella cuida los modales de su hijo
Él la mira de reojo con desgano
No hay quietud, ni placer en sus miradas.
Solo tres almas
Que intentan
Compartir un espacio
Dos de ellas se extinguen
Mientras la otra aún no entiende que su cena
Es solo la noticia de apariencia
De los dos moribundos.
Mesa número 3
(Del amor)
Es cálida esta mesa
Las miradas son luces que atraviesan pupilas
Y detienen el tiempo
Hay manos que se buscan
Sin temor a encontrarse
Y las sonrisas danzan sensuales y elegantes
Pareciera al mirarles
Que el mundo entero se redujo a su mesa
Mesa numero 4
(Del silencio)
Hay pasiones inquietas
Atadas por prejuicios
Y una luz ilumina sus rostros dilatados
Parece que la tarde
Se mezcla en el aroma
De un cortejo encendido por pudor y razones.
Cuatro pies como peces
Navegan escondidos debajo de la mesa
Dos almas, mismo sexo
Buscando en una cena
Devorarse en silencio.
Mesa número 5
(Del tiempo)
Es tranquila esta mesa
No hay rostros impacientes de inquietud o lujuria.
Sus ojos si me miran
Me miran y sonríen,
Me llaman por mi nombre.
A pesar de los años y memoria cansadas
Piden sin un atajo su platillo de siempre
Se diría que el tiempo ha borrado sus dudas
Permitiéndoles ver
Más allá de su espectro.
Y mientras…
En este restaurante de la vida
Yo sigo de mesero
Sirviendo a muchos
Que a veces no me ven
Mas yo les veo.
***
JORGE DE JESUS BUITRAGO MUÑOZ (JOBU): Nació en Anserma, Caldas, Colombia. Reside en Facatativá Cundinamarca desde hace 15 años, Licenciado en Lengua Castellana y Comunicación. Docente, poeta y escritor. Cuenta con algunos trabajos de literatura dirigida a niños (Poesía y cuento) Ha tenido reconocimientos a nivel internacional tales como: Finalista en el concurso de poesía “Gabriela” celebrado en Chile con auspicio de la casa del poeta peruano, en la categoría del amor, con publicación del poema “Tu pelo” en el libro de la antología. Tercer puesto con narrativa para niños en el concurso “Certamen de literatura infantil Mis escritos” de Argentina, con el cuento “De genios y deseos”, y Finalista en la categoría de poesía dirigida a niños para este mismo certamen con la poesía “El cerdito Arnulfo”, publicado en los libros de las antologías correspondientes, “Travesuras cuento” y “Travesuras poesía”. Finalista también en el certamen “I premio internacional de cuentos para Niños La pereza 2013”, con publicación en el libro “Cuando quieres mirar a la nubes”, con el cuento “Historia de un manzano”. Cuenta con publicaciones en diferentes antologías de poesía y cuento a nivel nacional. Ha participado en encuentros de escritores nacionales e internacionales tales como: “I y II encuentro internacional de escritores Facatativá”, organizado por la corporación Hicha Guaia, Facatativá Colombia. “Encuentro departamental de escritores de Cundinamarca” Chaguaní Cundinamarca 2013 “II encuentro de escritores Horacio en palabras” Manabí Ecuador 2014. “VI Festival internacional, Ignacio Rodríguez Galván” Tizayuca México 2016.