179. Pablo Raymond Meriguet Calle
El autor Pablo Meriguet, a propósito de su reciente libro, nos dice: ¨El poemario Macrogramas está compuesto por 11 poemas más o menos extensos. Haciendo un guiño desde la antítesis a los hermosos Microgramas de Jorge Carrera Andrade, el libro busca crear un deslave sobre ciertos límites de la poesía, no ignorándolos, sino haciéndolos emerger y tratar de asediarlos mediante lo cotidiano, lo inmediato, lo coloquial, lo social y alrededor de todo esto, lo político. Claro, este último elemento ha sido desterrado en la poesía actual, y tal vez por no ser un gran conocedor de "lo actual" he intentado recuperar una posición que no parte de mí, o más bien que no parte solo de mí, sino de la práctica social de las personas que, en estos últimos meses, han reafirmado la praxis de que la historia, el arte, la cultura, etc., son complejas creaciones y apropiaciones de los pueblos (como ha sucedido en Ecuador, Chile, Colombia, Francia, Irak, etc.). Así, la sensibilidad a la que este libro aspira es a la del humano como ser genérico, bestial, masivo, del deslave, y no solamente como la creación de un individuo aislado que escribe desde sí, sobre sí y para sí, y que no le importa nada más. Creo, por el contrario, que hay que reconocer que ahora la realidad se nos presenta fragmentada —es verdad—, pero tal vez lo importante es reconocer que un fragmento es lo que es porque pertenece a una totalidad rota, pero totalidad al fin y al cabo —en este sentido se puede hablar desde el yo, pero que no sea este el único propósito, sino reconocer al yo como parte de algo más grande. Tal vez, para identificar este tipo específico de alienación, ayudaría construir, juntando los fragmentos, una poesía que aspire a lo total —aunque no lo logre—, o, si se prefiere (diferenciándola del término histórico-social del siglo XX) una poesía totalizante. No sé si lo he logrado, pero intenté hacerlo en Macrogramas.¨
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¨Tomando en cuenta que nunca tuve cursos formales de escritura poética o estudios en literatura, el Festival de poesía Paralelo Cero, que se ha llevado a cabo por muchos años en Ecuador, ha sido para mí una suerte de escuela en donde he podido conversar con los invitados y he logrado aprender muchísimo sobre el quehacer poético. Por ello, para mí, tener el reconocimiento de este festival, en específico, ha significado, por una parte, un enorme honor como escritor en construcción, y, por otro lado, una profunda emoción y alegría. Y digo esto último porque he ido construyendo un vínculo emocional con el festival, que radica especialmente en la amistad y la camaradería que emerge en los días del encuentro. Por ello, el premio lo siento a nivel personal, también, como un hondo germinar de la amistad y la solidaridad entre los poetas. Esto, creo yo, no lo sentiría con ningún otro premio literario en la actualidad; así, pues, me encuentro muy agradecido y afortunado.¨
Hay quien se va y sin embargo se hace para siempre
La casa se cae a silencios
no has vuelto no regresas Aún así mascullas por todas partes
El gato se sentó y miró el ojo de un pájaro joven
en el ojo del pájaro refulgía el ojo de un hombre temblando bajo el árbol
entonces vi al ojo del gato y así vi lo que veían entre sí todos los seres
y vi el Todo
y a ti te vi en todo lo que no es el Todo:
vi trescientas orejas partirse frente a una carabela que jadeaba//y no estabas —pero sí
vi en un cuarto de caña a señores serios sentados en círculo con machetes//y no estabas —pero sí
vi los incendios que el océano oculta en el fondo de su esperanza negra y ciclónica//y no estabas —pero sí
vi en los incendios a unos payasos de bus chocando los cráneos entre ellos//y no estabas —pero sí
vi tu silueta alejándose de la Nada que siempre envuelve dos cosas
(como si eso fuera posible//como si lo que queda más allá de la Nada será una nueva Nada
como si la vida fuera vida sin los senos//con leche de la mamá Nada
como si estar vivo sin odios//valdría la pena en la Nada):
vi
siempre estoy viendo
abriéndome paso hacia el útero de mi madre
repensar cómo salir de nuevo a esta guerra que nos heredas
reagrupar los golpes reafirmar los fracasos
hacer de lo perdido lo único que es verdaderamente mío
como esta bandera retorciéndose en llamas que tengo para golpear colmillos de hielo
junto a mis cabellos que se caen o se suicidan alejándose del sueño de guardarte
eres la hermana de lo que no existe y acompañas en plenitud a esta fosa.
Pero no vuelves No asoma tu sombra que comparte cuerpo con la Nada
haciéndole sombra al horizonte/destruyendo una estrella
sabes que no volverías si te cubriera una esperanza
no volverás si hay certeza de niños//niños muy vivos//niños apenas muertos
(todo muerto se queda apenas muerto)
o más bien regresas si te señalo a esos niños muertos en la calle
que ahora ya estás viendo
dejaron de ser tuyos/ los ves y ya son tuyos durante otra Era
No retornarás para ver el mundo hacerse tornillo y salir hacia la superficie de algo nuevo
estás cuando no se agita una vena en la sacristía manchada por la quietud más arrogante y divina.
El gato maúlla algo diferente de cómo lo hacía ayer el árbol quiso ser bosque él solo
si tiene locos crujiendo y colgados como ramas nuevas y no vas a volver ahí
siempre que te percibo a mis espaldas desapareces
Para cuando te atravieso
no estuviste nunca.
Soledad
te moriste en mí naciendo en quien me piensa.
Rajatabla
"Tiempo presente y tiempo pasado
se hallan quizá presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado."
T.S. Eliot
/I) Huir sobre el hielo
Inspirado en la película Kongen av Bastøy
Conocí a un hombre un día
Casi todos los días conozco hombres.
Un día no conocí a nadie
Ni a mi hermano
ni al ruido de los cubiertos
ni a mi mandíbula zafada conocí ese día.
Otro más hablé con un muchacho
que cazó una ballena terca enorme
la cual tenía tres arpones atorados en el lomo
Él le atinó el cuarto.
Recuerdo el día en que me enteré de que ese muchacho
había muerto como una ballena.
Hubo un día en que los niños de un reformatorio noruego
apalearon al encargado de las llaves hasta que se le salió el cerebro
y también los pequeños huesos que hay en el oído
"¿Es la nieve la que tiñe de blanco al hueso?"
Se preguntaron esa noche en la cena.
Conocí a un hombre un día
Me miró muy de frente
con la mirada blanca
no se atrevió a matarme
porque yo ya tenía cuatro arpones en el lomo.
Pronto dará un paso al frente
quien tenga el quinto.
//II) La guaba
Cuando cerré el portón
de la casa de mis padres
el árbol de la guaba estaba vivo
Sí/tenía raíces ancianas
ya olvidaba lo que era
el brote de jóvenes ramas
y nuevas fantasías con plumas
pero aún estiraba el verde
valientemente hacia el cielo.
Un día
regresé a la casa
porque un hijo siempre regresa
con un auxilio en el bolsillo
y una utopía hecha jirones
Del árbol
quedan ramas desnudas crujiendo
retorcidas en los temblores que el aire le permite
como el cadáver de un rey que aprieta el viento
intentando aplastar al olvido que llega
(¿acaso quiso encerrarlo en los puños para llevárselo consigo?).
Ha muerto el árbol que creció junto a mí
yo lo veo apenas entro a la casa
para darme cuenta
cómo
casi secretamente
retorciéndose apenas
escondido en mi bolsillo
uno de mis dedos
se seca cruje
y muere
para siempre.
***
PABLO RAYMOND MERIGUET CALLE (Quito, 1989): poeta, Licenciado en Historia por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE, y Maestro en Sociología por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso. Actualmente se encuentra realizando un Doctorado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, UAM. Co-fundador y co-editor de la Revista de Poesía “Cuando E.P. Thompson se hizo poeta”. Ha publicado poemas y ensayos en revistas nacionales e internacionales. Aparece en antologías dentro y fuera del país. Autor de los libros de poesía: Théoden (2015, CCE), Es luciérnaga la ceniza (2017, El Ángel Editor) y Se me emperró la vida (2019, El Ángel Editor). En el ámbito historiográfico escribió el libro Historia del Movimiento Antifascista del Ecuador 1941-1944. (2016, PUCE).