Revista Latinoemerica de Poesía

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Poema del Viernes # 93



LA LLAGA INCURABLE

 

Hay un animal que tiene que estar siempre con el día. Si lo alcanza la noche, muere.
Este animal corre con el sol, para él es siempre medio día y no conoce la oscuridad.
Le da la vuelta a la tierra con el sol; corre, vuela, nada; está hecho así a su necesidad de luz.
Atraviesa las selvas, las montañas, los mares, siempre con el sol.
En las islas es fácil verlo cuando pasa siguiendo al día. Va siempre debajo del sol.
En el último eclipse se precipitó en el mar como un paracaídas del sol. Estuvo a punto de morir.
Asimismo hay otro animal que tiene que estar siempre con la noche. El día no le puede tocar la punta de la cola, porque muere.
Este animal va siguiendo la noche, por continentes, islas y mares; pero no es fácil verlo. Sólo una vez estuvo a punto de ser atrapado sobre el Océano Indico.
No conoce el día y si por algún acaso se llegara a encontrar con el animal que va siguiendo al día, la pelea
de ambos levantaría olas de cien metros en la mar, y trombas capaces de derribar un navío.
Cuando niño, solía yo quedarme despierto toda la noche en el zaguán esperando que pasara este animal
para verlo, pero quizás no pasaba por mi aldea.
Yo pensaba que él comería estrellas, pues ¿quién no sabe que las estrellas suben y bajan? Pero tal vez no se alimentara más que de luciérnagas.
Este animal no tiene un nombre fijo porque en cada país lo llaman de un modo distinto. Nunca quiere salir de
las tinieblas, y si el dedo de la luz lo toca en la espalda le abre una llaga incurable.

 

Jaime Jaramillo Escobar



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