154. Nikai Igaido. Poemas panteístas
Al panteísmo se puede llegar de extrañas maneras. Uno se hace una pregunta y la lleva todo el tiempo a donde vaya y algún día la vida se la responde si estás preparado para comprenderla. Tiene aquí el lector un conjunto de poemas panteístas tomados del libro ¨Hilo soñado¨. El cuerpo, la danza, el recuerdo, los pequeños dioses domésticos, los ritos ancestrales, los antepasados, la pareja, la pérdida, el teatro ritual, la herida de la cultura violenta, el yoga, han llevado a su autor a situarse en el límite entre las certezas y las intuiciones. En ese exacto punto medio en que sitúa la línea divisoria es donde empieza la percepción de un universo aún más complejo que el de la vida cotidiana. El autor ha tejido y destejido cada hilo. En el camino ha ido abandonando todo, incluso el nombre. “Nikai Igaido” significa “hilo soñado”. La vida que vivimos es un recuerdo, dicen los taitas de Putumayo en Colombia.
Daniel Ferreira
mirada
I
ese sueño te penetra,
sólo tienes ese sueño que te escribe,
tu rostro se construye mientras cava.
la muerte ya empezó sobre tu rostro,
no tienes otro camino que migajas.
Escribes.
hermanos que escribieron como tú
cavando desde su esqueleto este silencio
ya se han ido.
II
todo lo que has vivido te ha dejado frente a una cara,
medio oculta, que aún pudiera ser la tuya.
(sueñas que los muertos que te hacen no te olvidan,
que el olvido que pronuncia sobre un destino tu presencia
alcance a traerte ante ti mismo,
que te pronuncie sobre el sueño antes de que el laberinto atrape
en vez de ti, algún fantasma).
(con palabras que tienes en tu boca todo el día
intentas señalar algún destino al hombre que conoces
cuando sueñas).
III
sólo hay una conversación, la tuya contigo mismo
aunque se vista en diferentes caras.
¿dónde irán tantos a buscar qué en tantas caras?
sólo hay el mismo rostro que desde antes de nacer nos mira
(entraremos lentamente en él,
nos asfixiaremos en nuestra más íntima mortaja).
encuentras cada uno, sales, sueñas que habrá más allá de lo que hubo
y el afán de caminar a algún encuentro
hace que pierdas tal vez lo delicado:
la serenidad del animal que mira
como si no supiera que es otro embajador oculto
de lo que te busca.
IV
echas tierra en el rostro que no ha sido,
esperas ser de alguien, sales, invitas esa chica,
ocultas la palabra que sólo se te dará,
alguna vez,
en el silencio.
no te ha dicho nada pero
la rueda y el gran mundo
son un lenguaje silencioso:
todos los caminos te pronuncian,
todas las palabras que caminas son tu cara.
V
ocultas la mirada con ceniza
de discursos que nunca saldrán de las cantinas,
tu rostro ha dibujando en cada habitación de la memoria
el mismo sueño
(ah, no haber sido en cada cosa su silencio,
una sombra que alcance a acariciar el mundo.
ser siempre el mismo, construyendo
el laberinto que camina como animal sobre los rostros)
memoria de un conocimiento que fue nuestro,
la Presencia sólo es, y por momentos, su silencio.
habitaciones de la Casa
(espejo múltiple)
1
Basavanna
adentro del mundo
tengo mi voluntad que ya no espera
—que Shiva oculte mi nombre,
todos los dioses son pequeños,
que Shiva oculte mis ojos
no podré mirar más a mi cara
no tener nada es ocupación de los poetas
e hilar la luna con manos muy pequeñas,
—te vestiré de sombra,
mañana ya no te verán los pájaros,
dormirán en tus manos y no se darán cuenta.
mi señor es, como tú sabes,
«el señor de todos los ríos que se encuentran».
2
rito
las mujeres del rito están desnudas
no tienen pensamientos
que las defiendan de la muerte,
se sirven a sí mismas
desde los altares,
bailan.
afuera las vemos
mientras cubren las paredes del templo
y es la imagen de un Dios que nos expulsa,
estamos alegres.
las mujeres del rito mueren sobre los altares
dejando su piel para que cubramos el mundo.
7
un hijo
en la casa de papá trabajé
haciendo surcos para el agua
a los terrenos donde el polvo
empieza a crecer como la semilla.
a veces en la tarde me sentaba sobre un tronco
a pensar que en esta casa
no había pasado,
que la noche no llegaba nunca,
que sobre mis hombros descansaba cada cosa,
que mi vida era más bien río
que lleva pequeños salmones
que nacen y mueren
dejando sus hijos más allá de la ribera.
hoy espero en esta noche a que llegue ese viento,
me iluminará la cara y saldremos juntos.
él me llevará tan alto como para ver el mundo;
sabré que en la mano de mi padre
pasé toda mi vida,
que sus ojos eran ese viento de la noche
que en la noche, sobre mi cuerpo,
me cubría.
raíz
atrás el cielo sin paredes
desordenado
sin cifras
abierto
y la mente va uniendo lo diverso
y hace guías.
cuerpo,
mapa donde el lenguaje ha puesto huevos,
leo mis manos que dibujan cielos:
Aldebarán, Júpiter, Casiopea,
también acá, antes, en Esta-tierra nombramos
las estrellas
pero nuestros nombres no le gustaron a la Iglesia...
mis manos son esas mismas que escribieron nombres
que leímos juntos...
adentro como un fluctuar de olas
me habla ese lenguaje que dice nombres
para dibujar lo abierto,
lo escucho no siempre, sólo a veces,
y de mí, tendido sobre tierra mojada de mi cuerpo,
crece una señal que sólo leerá mi hijo.
cantos de Adán
I
nos encuentra la tarde en este tren que se asoma por el mundo
como el más inocente de los hombres
somos pasajeros que llevan la tarde en los ojos
y ella tira su ancla roja que arrastra el mar
donde las estrellas son ovejas
que se ahogan cada noche.
afuera los campos tienen animales que son felices con un pedazo de mundo
esperando que la mañana cubra de leche
la lluvia,
y nosotros, ¿qué esperamos en este tren donde se van los días?
pasamos por el mar
y nuestro tren se hunde en el abismo,
es oscuro y por la ventanilla una luz azul hace tu cara.
—Señor,
afuera la ballena nos acompaña en nuestro viaje, amenazante,
entre cada gota que ahora es sólo una voz entrelazada
y la duda, una postal nueva, que nos envia su piel blanca,
pero es hermoso el valle
cuando viene la luna
y juego con Eva a descubrir el mundo
o cuando ella descanza al lado mio
y me quedo dormido con su imagen
en la hierba.
II
amanece y tengo sobre mí el pequeño cuerpo de Eva,
sus senos que tienen piel para guardarlos de mi beso,
ahora no es el viento
como cuando se presentaba por la tarde
llena de pájaros
y era la brisa que acariciaba mi boca
cuando la nombraba.
Dios es un gato que cubre el universo
yo lo veía en la mañana sentado en el corazón
del paraíso
lamiéndose las patas.
ahora estoy viajando
por un valle diferente
Eva tiene la sangre que me distrae del juego
amanece y tengo sobre mí su cuerpo
por el que siempre se está dispuesto
a perder uno
o dos paraísos.
diluvio II
yo te propongo un trato
viejo Noé adorador de ballenas,
constructor de relatos:
nombraré todas las cosas
nada se quedará por fuera...
empezaré a decir montaña,
casa, viento,
y tu recogerás mi boca cuando muera.
lluvia
el juego es arduo, el amor ha conquistado todo un mundo y los devotos lo persiguen; no sabré en quién confiar, él lo ha contaminado todo y no hay hombre o mujer en donde no lo vea ¿a quién dirigiré mis oraciones si el dios que lo protegía todo voló más alto para no contaminarse de su cura?
el amor se acerca, va y viene sobre el mundo, su mirada lo atormenta todo, hace que sea más brillante cada cosa.
(ahora que has llegado ¿a dónde me dirijo, a qué lugar donde tú no hayas estado haciendo que se muevan mis palabras para intentar nombrarte,
tuya, decidida a hacerte ante mis ojos, de agua para recorrer todas las formas?
acercándote a mi nombre me mencionas y trato de alejarme porque otros me han hablado de tu fuerza, pero ahora ya te he visto y mi enemigo crece como lluvia aquí, en este cuerpo.
***
NIKAI IGAIDO - Nació en Roldanillo, Valle del Cauca, Colombia, en 1985. Cursó la carrera de Estudios literarios en la Universidad Nacional de Colombia. En 2007 la Universidad Nacional en su colección “Viernes de poesía” editó una selección personal de su poesía titulada “La tarde y la montaña”. Se desempeñó como promotor de lectura en Asolectura y Biblored, además de como promotor cultural dirigiendo una fundación en su pueblo natal llamada “Casa Abierta”, y como librero. En 2010 inicia un viaje itinerante de títeres por Latinoamérica que lo lleva a Buenos Aires en donde actualmente vive, estudia títeres en la Universidad Nacional de San Martín, y está vinculado al proyecto editorial “Tierra del sur” editorial cooperativa, auto-gestiva y horizontal, además de animar y participar activamente en las FLIAS (Ferias del libro independiente y auto-gestivas) en argentina.