149. Florencia Lobo
Compartimos una breve selección de poemas del libro El lento deambular de las tormentas (El suri porfiado, 2018) de la poeta argentina Florencia Lobo (Tucumán, Argentina, 1984).
TRISTAMENTO
Vengo de enterrar mi cuerpo.
Yazgo ahora como una fuente rota
inútil como un surco
cavado en arena infecunda.
A pesar de haberlo sido todo
no pude brotar.
Yo, nacida flor
moriré tierra baldía.
PERSPECTIVA
No se entierra al muerto
para no verlo más
sino para seguir mirándolo.
FULGOR EN LA TORMENTA
Como una luz de Herzog
surgiendo raramente
entre la niebla.
Como esa luna iluminando
“El sueño” de Rousseau,
retraída en el follaje,
con tigres encantados
por la visión de una mujer desnuda.
Así andaba la luz
en esa selva mansa,
alambique elemental,
fulgor en la tormenta.
Todo brillaba, el aire mismo,
la selva, los insectos,
y todo se desvaneció
como se fuga el rayo.
Nada quedó de eso
en todo este escenario,
no hay tigres, ni luces, ni doncellas.
Solo agua que cae sin gracia,
solo el río que transcurre
piadoso.
No hay nadie acá
más que el silencio
fabricando su escultura imposible
con las palabras nunca dichas.
POÉTICA
Lo que se quiere decir.
Lo que se dice.
En el medio,
la lengua
bailando en el abismo
de la boca
escarbando en el silencio
la ceniza indecible
la palabra perfecta
la que no existe.
EN EL DÍA DEL TANGO
Con razón este frente de lluvia,
con razón mi posar sin razón
la frente en el vidrio
auscultando la nada
o la lluvia
es decir,
esos bandoneones
que caen sobre la tarde
y la empapan y hieren
con su melodía honda
tristísima.
ARCHIPIÉLAGO
Penetra surdamente no reino das palavras
Carlos Drummond de Andrade
Se entra en la palabra archipiélago
buscando islas
pero dice la etimología
que lo único hallable ahí
es el mar
no un tejido de orillas
un islario bordado
por la espuma y el tiempo
solo el mar, el mar inmenso,
el archimar
por lo demás, nada sorprende:
toda palabra es por fuera un borde
y en el fondo agua
siempre removida.
ESPEJISMO
Todo tu cuerpo canta
como la lluvia
y yo soy como un cuenco
en el que nunca
habitó el agua.
Pero qué sabe la lluvia
sobre la sed
y qué sabrá jamás
del espejismo
y su manera de mantenerme
en vilo
sobre el horizonte.
Todo tu cuerpo canta
como la lluvia
pero mi sed
ya no le pertenece al agua.
MIRANDO UN SAUCE
Nadie le pregunta al sauce
por qué nace llorando
y hasta nos complacemos
al verlo esparcir su llanto
suave como el andar de las ballenas
o esos parajes tranquilos
adonde van a morir los barcos.
El sauce llora y el viento se demora
entre sus hojas
como queriendo beber de esa tristeza.
¿Y qué sabemos de esas garzas
que se pasan la vida
mirando el agua y en el agua
el reflejo del cielo y en el cielo
el pez que no aparece?
Es tan hermoso y sin embargo
nada sabemos de las garzas
ni de la tristeza de los charcos
ni del verde llorar de las iguanas
o de las lagartijas.
Nada sabemos y no importa
mientras podamos ver llorar el sauce
o esas aves quietas
que se pasan la vida
buscando el pez del cielo
el triste pez
que no aparece.
Florencia Lobo nació en Tucumán (Argentina) en 1984, pero a los pocos meses su familia se mudó a Ushuaia, Tierra del Fuego, lugar donde se crió. Después de diferentes periplos y de incursionar en las licenciaturas de Cine y de Letras, estudió Corrección de Textos y se especializó en Edición. Trabajó varios años en la editorial de la Secretaría de Cultura de la provincia de Tierra del Fuego, y en la actualidad se dedica a la edición y corrección de manera independiente. El lento deambular de las tormentas (el suri porfiado, 2018) es su primer libro de poesía.