Poemas de Rosa Lentini
Presentamos una selección de poemas de Rosa Lentini, pertenecientes a hermosa nada y tuvimos. Lentini nos habla a partir del lugar movedizo que entraña la palabra amor, éste como detonante de historias en el territorio del misterio. Su lenguaje cuidadoso descubre imágenes interesantes que permiten fundar su poética. Invitados a su lectura.
De hermosa nada (inédito)
EL SOPLO DEL DIABLO 1
Se sienta sigiloso en un banco del paseo marítimo
donde espero el autobús
tiritando bajo la niebla
No me ronda un aliento mortal
sino ardientes esquirlas que enturbian el cristal del aire
mientras el gusano de la lengua se mueve
entre sus dientes
señuelo de la siguiente presa
Empiezo a dormitar como sobre una espada,
peligrosamente,
él concentra su soplo
su cayado
su broche de diamante
yo me pliego a la amenaza y dejo el papel moneda
sobre la piedra
No basta. Vuela un poco más dice
abriéndose paso en mi cabeza
Al ver mis tarjetas borra el esfuerzo
y el dolor de media vida
y la piel que me impedía crecer cae al suelo
Ni el móvil ni el pañuelo bordado le convencen
su rosada lengua emerge
y despide una bocanada de azufre
cuando su pezuña hiende mi corazón
Mi entraña es ya el humo de su boca
Sobre las vetas del pedernal los objetos forman
una pequeña dote huérfana
que engrosan gafas lápices
borradores de poemas manuscritos
en una libreta con iniciales en relieve
Cortante, sin leerlos, insiste: No es eso,
y dice, apuntando su dedo
hacia la llave de casa:
Ya nadie te espera
Nada nos revisita, pero algo regresa
y desgrana su sueño
por el lugar vacío
Miro mi casa con gratitud
su forma de resguardarme
de las grandes palabras de añoranza:
“ayer” y “nunca más”
y cerrando los ojos acudo a la cita
El autobús no ha llegado
Nada interrumpe la noche
que poco a poco recupera
su apariencia mineral
la niebla que propagó el fuego de la codicia
desvía su ojo denso
y un cielo de nubes dispersas
deja ver un halo de estrellas ingrávidas
casi virginales
en su oscuro universo
GIGANTES 4
“Sea este ojo águila;
un abismo la sombra de este labio.”
Sylvia Plath
Semanas de navegación errática
en una barca mal equipada
desviaron mi rumbo
hasta una ignota tierra de enanos
que al verme huyeron
temerosos niños ante la mujer del saco
que se los come
como barquillos en miel
Exhausta cerré los ojos y desperté
con cientos de palillos clavados en mi abdomen
y finos cordones aprisionando
mis muñecas y tobillos
Con el bote haciendo aguas y
sin víveres fui desmedida
ante las amenazas de destierro
pisé y palmeé la tierra
hasta verlos volar y caer una y otra vez
y las consecuencias de mi breve estallido
fueron meses recuperándose
Podría dejarlos en su convento de heridos
insignificantes y aislados
pero he llegado a entender sus desvelos
Desde entonces no me presento
Un fantasma que golpea de noche sus paredes
los escucha moverse y despertar agitados
cuando trae a sus adolescentes a mi cueva
y cada uno es mi milagro mi flor especial
hasta que el miedo suelta sus pétalos
La pasada noche el último
diminuto joven cuerpo
durmió rozando mi piel
aunque fuera para protegerse del frío
albergo esperanzas
mañana podríamos cruzar unas cuantas miradas
dentro de un mes opinar sobre nuestras vidas
dentro de un año, con suerte, hablarnos
con palabras de amor
GIGANTES 5
No me llamo Alicia. No caí
por el tronco hueco de un árbol
siguiendo al conejo que llegaba tarde
a su cita con la reina de corazones
No atravesé el cristal
Las flores no me hablaron
Ninguna sonrisa dibujada predijo mi futuro
Pero cuando mordisqueé aquella seta
crecí crecí llené todo el espacio
la cabeza traspasó el agujero de la chimenea
el cuello encallado
los brazos saliendo por las ventanas
hasta que toda la casa se convirtió en mi vestido
lo llevé puesto durante semanas que fueron meses
durante meses que fueron años
Hay un brillo que me pertenece
cuando el sol da sobre los tejados
Un vacío tentador cuando se despide
tras las lomas
Los enanos rondan a mis pies
Me he convertido en un santuario
para la falsa esperanza de sus noches
Volver a mi tamaño es imposible
sin vaciar los recuerdos
anudada a una grandiosidad
dure lo que dure este exceso
mientras el sombrerero me ofrece
una diminuta taza de té
que nunca consigo beber
De tuvimos (2013)
LA ÚLTIMA CENA
Como fantasmas reunidos a la mesa,
los platos estampados en azul frente a cada uno
nos distraían con los motivos paisajísticos del siglo XVIII:
una casa de campo cercana al río,
y árboles junto a la carreta tirada por las mulas.
A la derecha los servilleteros de madera rodeaban
con suavidad los paños de algodón,
nadie podría decir que no simpatizáramos
con la idea de estar muertos.
Aprendimos a leer la historia de nuestro pasado,
cuando la intimidad desprendió
un humor amargo y durante años las suturas
tironearon de una mujer, de un hombre,
de sus dos hijos, hasta que de la vida en común en la barricada
quedó una única hilacha.
Todavía hoy un pie debajo de la mesa se estira
y estira hasta golpear mi rodilla...
Pienso en el viento frío
que nos arrastra a todos hacia la noche,
pienso en la intemperie, el río helado,
el temporal de nieve,
o en el hombre desnudo que ara sobre la mujer
y clava en su vientre
el misterio que somos mi hermano y yo
saliendo de sus cuerpos.
Nosotros olvidamos que llegamos a estar allí,
ellos olvidaron que allí estuvimos.
MAPAS
"No todo acaba. Todo empieza"
Fina García-Marruz
I
No todo acaba, lo que no se dijo
lo que quedó sin hacer también breves luces
en la costa, abrochadas al litoral
y lo que alumbra o se apaga
modos de mirar el pasado
con cada hueso cada uña
sílaba de esperanza.
Lenguaje de instantes dispersos
donde las palabras frío
y templo o yurta y montaña van
en formación como bagajes solitarios.
Y miradas sobre la distancia
porque las presencias sostienen menos al hombre
que los ausentes, tan parecidos en su quietud
al nacimiento del mundo
y como las isobaras también líneas
de colores naufragados
tiempo después lavados por la arena.
El día amanece, nos enclava en lugares conocidos
de nuevo la vida inunda los puertos
y mientras la hora del duelo pasa
la frase marcada en rojo
traza el mapa de lo posible.
III
De madrugada el óvalo de la noche al derramarse
devuelve el frescor como una bendición
y el mundo pasa vacío y sin palabra.
Reacios a ver perdidos esos fulgores
los muertos esperan a que alguien
copie sus nombres en la gran yema lunar.
El amor es lo que todavía está por trazarse
en un extremo anónimo del cielo
que los aleros de algunos tejados ocultan.
En el extremo opuesto se descubren zonas vírgenes
dispuestas a brillar.
Por un instante mi voz recitando
acorta las distancias.
Un encuentro detrás de una memoria
una parcela invertida que nunca se desplaza
aunque ya nada sea reparable
aunque nada se asiente
definitivamente tras haber llegado,
aunque el tiempo en que tememos ser desalojados
sea el que sostiene la vida
y el centro esté aquí,
lleno de deseo y ausencia.
***
Rosa Lentini
Barcelona, 1957. Poeta traductora, crítica y co-editora de Ediciones Igitur. Miembro fundador de las revistas barcelonesas Asimetría (1986 -88) y Hora de Poesía (1979 -95), de la que fue su directora.
Poemarios: La noche es una voz soñada (1994); Cuaderno de Egipto (2000); El sur hacia mí (2001); Leggendo Alejandra Pizarnik, edizione di Emilio Coco, S. Marco in Lamis, Foggia, Italia (2002); Las cuatro rosas (2002); El veneno y la piedra (2005), Transparencias (2006); Tsunami si alte poeme, antología poética, traducción al rumano Eugen Dorcescu, Bucarest, Rumanía (2011); Tsunami (poema) (2013); Tuvimos (2013); Poesía reunida 2014-1994 (2015), El soplo del diablo y otros poemas (antología) (2017).