Revista Latinoemerica de Poesía

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Ingeborg Bachmann



 

Nota y selección por Carolina Dávila

 

 

Pero nosotras queremos hablar atravesando las fronteras,/
aunque las fronteras atraviesen cada palabra:
las cruzaremos de pura nostalgia/
y así estaremos en consonancia con cualquier lugar 

(Invocación a la Osa Mayor)

 

Ingeborg Bachmann
(Austria 1926 - Italia 1973)

 

 

Poeta, dramaturga y periodista. Nació en Klagenfurt, Austria en 1926.  Hizo parte con Paul Celán, Heinrich Böll, Günter Grass, entre otros, del grupo del 47, que convocaba escritores y críticos comprometidos con la renovación del lenguaje y sus posibilidades en medio de la realidad de la postguerra y los estragos del nazismo en la sociedad y la lengua alemana.

En su caso, estas búsquedas se reflejan en su obra, en la manera en que aborda temas recurrentes como el amor y su imposibilidad, las condiciones materiales que potencian o limitan las apuestas de los hombres y, en particular, de las mujeres, en su escritura desde un yo real, que da cuenta de un momento determinado, un aquí y ahora y en su indagación permanente por el lenguaje mismo y su confianza en la capacidad transformadora de ese lenguaje.

Sus poemas nos hacen pensar en una apuesta radical y comprometida que no se repliega ante los riesgos y que asume las consecuencias de su propio camino, un camino que roza los límites y se abre en el silencio.  Acá una muestra

 

 


TODOS LOS DÍAS

 

Ya no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inconcebible
se ha hecho cotidiano. El héroe
permanece alejado de los combatientes. El débil
ha avanzado hasta las zonas de fuego.
El uniforme de diario es la paciencia,
la condecoración, la mísera estrella
de la esperanza sobre el corazón.

Se concede
cuando ya no pasa nada,
cuando el fuego nutrido ha enmudecido,
cuando el enemigo se ha hecho invisible,
y la sombra del armamento eterno
oscurece el cielo.

Se concede
por abandonar las banderas,
por el valor ante el amigo,
por revelar secretos indignos
y desacatar
toda orden.

De "El tiempo postergado"

 

 

VOSOTRAS, PALABRAS


Para Nelly Sachs, la amiga, la poeta, en veneración

 

 

¡Vosotras, palabras, levantaos, seguidme!
y aunque ya estemos lejos,
demasiado lejos, nos alejaremos una vez
más, hacia ningún final.
No aclara.
La palabra
sólo arrastrará
otras palabras,
la frase otras frases.
El mundo así quiere,
definitivamente,
imponerse,
quiere estar dicho ya.
No la digáis.
Palabras, seguidme,
¡que no se vuelva definitiva
–esta ansia del verbo
y dicho y contradicho!
Dejad ahora un rato
que ninguno de los sentimientos hable,
que el músculo corazón
se ejercite de manera diferente.
Dejad, digo, dejad.
Nada, digo yo, susurrado
al oído supremo,
que sobre la muerte no se te ocurra nada,
deja y sígueme, ni dulce
ni amargo,
ni consolador,
no significativamente
sin consuelo
tampoco sin signos–
Y sobre todo, no eso: la imagen
en el tejido de polvo, el retumbar vacío
de sílabas, palabras de agonía.
¡Sin decir nada,
vosotras, palabras!

(El tiempo postergado)

 

 

CANTOS DURANTE LA HIUIDA

 

¨Dura legge d´Amor! Ma, ben che obliqua,
Servar convensi; peró Ch´ella aggiunge
Di cielo in tierra, universale, antiqua¨

Petrarca, ¨I Triunfi¨

 

I


La hoja de palma se parte con la nieve,
las escaleras se derrumban,
la ciudad yace tiesa y brilla
en el extraño resplandor de invierno.

Los niños gritan y suben
a la colina del hambre,
comen de la blanca harina
y rezan al cielo.

La rica quincalla invernal,
el oro de las mandarinas,
vuela en las ráfagas salvajes.
Rueda la naranja sanguina.

 

II


Yo, sin embargo, yazgo solo
encerrado en hielo, lleno de heridas.
Todavía la nieve
no me vendó los ojos.

Los muertos, abrazados a mí,
callan en todas las lenguas.
¡Nadie me ama ni ha agitado
una lámpara para mí!

 

(Invocación a la Osa Mayor)

 


SOMBRA ROSAS SOMBRA

 

Bajo un cielo extraño
sombra rosas
sombra
sobre una tierra extraña
entre rosas y sombra
dentro de un agua extraña
mi sombra

 

("Invocación a la Osa Mayor")

 

 

CORRIENTE                                                                                    
 


Viví tanto y tan cerca de la muerte
que con nadie lo puedo compartir,
hoy me arranco mi parte de la tierra;
 
al mar en calma le clavé mi estaca
verde en el corazón; cargo conmigo.
 
¡Se alzan aves de estaño y aroma de canela!
Con mi tiempo asesino estoy a solas.
Nos tornamos crisálida en embriaguez y azules.

 

(Poesías 1957-1961. Versión de Irene M. Weiss)

 


UNA FORMA DE PÉRDIDA

 

Usados en común: calendarios, libros y la música.
Llaves, tazas para el té, la canasta del pan, toallas y una cama.
Una dote de palabras, de gestos que brindamos, aplicamos, consumimos.
El reglamento de la casa observado. Dicho. Hecho. Y la mano siempre al alcance.

Del invierno, de un septeto vienés y del verano, me enamoré.
En mapas, en un nido en las montañas, en una costa y en la cama.
Un culto alimentado con datos, promesas declaradas a perpetuidad,
un Algo adorado, vuelto sagrado ante una Nada,

( –el diario doblado, cenizas frías, un papel con una nota)
 sin temer la religión, pues su templo es la cama.

De la vista marina viene mi pintura increada.
Desde el balcón estaban las nubes, mis vecinas, al alcance del saludo.
Junto al fuego de casa, en la seguridad, mi pelo exhibía su color más intenso.
El timbre de la puerta fue la alarma de mi alegría.


No eres tú a quien he perdido, sino el mundo

 


(Versión de Daniel Bencomo)

 



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