Eduardo Chirinos
Compartimos con ustedes un poema de Eduardo Chirinos, una de las voces poéticas más importantes del Perú, perteneciente a su libro Crónicas de un ocioso escrito entre 1978 y 1983. Invitados a su lectura; lugar donde toda palabra se conserva en la eternidad.
Historia de siempre
TENGO MIEDO de comenzar un nuevo día,
de vivirlo, de lavarme la cara, de ordenar mis hojas
y arrancar los minutos interminables.
Se trata de ganarle al día como quien le gana al mar la tierra,
entonces me hago el dormido y pienso…
(¿Quién sino yo se llama Eduardo y se afeita y se ríe y no parece
que fuera la música su único aspaviento y come caramelos
y se molesta con el eterno zumbido de una mosca?)
A veces sueño que escribo.
Con frecuencia tomo nota y pierdo la cuenta abrazado con la almohada.
Tengo miedo de iniciar el día, de bañarme, de vestirme, de mirarme en el espejo.
Tengo miedo de ir a misa y que no me permitan entrar y enseñe mis papeles
y se rían y me aleje humillado.
Tengo miedo de abrir las páginas del periódico
y me dé con la noticia de mi propia defunción
y toda mi familia esté esperando y me tenga que vestir de nuevo
para obtener su visto bueno y me despidan para siempre.
Tengo miedo de que me regalen cosas.
Ayer por ejemplo me regalaron un pajarito muerto
y lo enterré tristemente en el jardín y todos se resintieron en el alma.
(¿Quién sino yo se para en la montaña con un libro bajo el brazo
y admira el mundo y se rueda y maldice y desearía
destruir todo para comenzar de nuevo y evitar los errores cometidos?)
Tengo miedo de quitarme la pijama.
Es que la tengo pegada al cuerpo, es parte de mi piel
como las hojas escritas de mi sueño.
A veces abro la ventana y me escapo como un loco por la calle
y todos me quieren dar alcance y me persiguen como a un perro
y sudo como un caballo.
Al responsable de mi autopsia lo han declarado incompetente
y todos aliviados guardan sus pajaritos muertos
para mejor ocasión.
(¿Quién sino yo es al que provoca remover y gritar y escupir
para que se deje de cosas y entre en comunión con el resto de la gente
y les ayude a cambiar el mundo?)
Enredado en la frazada calculo serán las once del día
y no he tomado el desayuno ni leído el periódico.
Me hago el dormido nuevamente y sueño que todos corren a cerrar el caño
y debo parecerles un irresponsable.
Tengo miedo de comenzar el nuevo día y ser el mismo,
tengo miedo de ordenar mis hojas derramadas por el suelo y corregirlas durante horas.
Tengo miedo de ponerme mal del estómago de pura misantropía.
Allá afuera un perro se come al pajarito muerto.
Tengo miedo de levantarme de la cama y amarrarme los zapatos y peinarme.
Tengo miedo de levantarme y volverme a acostar.
Tengo miedo de que me sigan despertando,
para siempre,
hasta la consumación de los siglos.