Poema del Viernes # 69
Por Hellman Pardo
Al leer a Rodríguez Tosca parece que la vida es un inmenso agujero sin escapatoria, donde solo existe una escalera desvencijada para saltar a la superficie, y, estando en aquella superficie, se llega a la derrota, a la letárgica cotidianidad del mundo. Poesía honesta, surgida de la sombra.
EL FINGIDOR
No me gusta tu rostro cuando hacemos el amor. Estás fingiendo. Yo sé que estás fingiendo. Yo también finjo a veces. (Todo poeta es un fingidor. De lo contrario, no sería poeta). Finjo, por ejemplo, ser bueno. Mis amigos lo creen y me quieren por eso. Soy Jano. Finjo estar triste y finjo ser feliz. Reparto mis dos caras entre el día y la noche como un camión de hiel y otro de miel que dejan sus mercancías a la hora justa en los almacenes de lunáticas ciudades. Finjo ser tierno y sabio y buen amante y por eso de vez en cuando las muchachas salen, hablan y se acuestan conmigo. Me agradan las mañanas con sol y finjo que las odio porque un poeta serio tiene que comulgar con las mañanas turbias. Detesto la ópera y finjo tener todos los discos de María Callas, Caruso, Kiri Te Kanewa y por supuesto varias versiones de La Traviata, Tosca, Aída y todo Donizetti y Verdi y Leoncavallo. Colecciono los libros de José Santos Chocano pero finjo que es malo porque los que juzgan aseguran que es malo. Finjo saber de todo un poco cuando en verdad sé muy poco de nada. Finjo ir a teatro no me gusta el teatro finjo ir a galerías me aburre la pintura finjo ir a conciertos me fatiga la música y hasta finjo que finjo este poema. Pero no importa, el caso es que no me gusta tu rostro cuando hacemos el amor. Estás fingiendo. Yo sé que estás fingiendo.
Alberto Rodríguez Tosca