2. John Martínez González
Selección de Henry Alexander Gómez
Bien sabemos que Perú es potencia en poesía. Pocos países se dan el lujo de guardar poéticas tan importantes como la de Carlos Oquendo de Amat, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela o José Watanabe, sólo por nombrar algunos. César Vallejo es un poeta que excede todas las patrias.
Escribir en Perú no es fácil. Estar a la altura de una tradición tan sólida debe ser una responsabilidad. Sin embargo, en los jóvenes, seguimos encontrando voces excepcionales como la del poeta John Martínez González quien con un trabajo sumamente original, va sumando líneas a esta gruesa arquitectura del lenguaje.
Del libro Collage de Viaje (2009)
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“Habría que destruir el amor abominable que todavía nos arrastra, habría que destruir todo hasta la ceniza, hasta la sombra, para nunca volver a comenzar, hacer desaparecer esta vergüenza que significa vivir.”
César Moro
Se rompió la música
el color cayó de los ojos
y el tedio insoportable de mis voces múltiples
deshabitan una tras otra
las ventanas
Desaparecimos / huimos
se termino el abrir y cerrar de ojos
se rompió el verbo
el dibujo de la leyenda en el bosque peregrino
la posibilidad del lenguaje
no llegamos a tiempo
ni siquiera para el lamento
todo ha sido perdida tras perdida
los rieles ensangrentados
las muñecas rasgadas.
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En la medida real
de mis posibilidades
solicito al pohema
llene esta hoja vacía
que diga “yo”
y luego
“yo”,
plural anulado
bajo los sables del invierno,
el zaping
las llamadas
el chat depredador.
Del libro El Elegido (2011)
MAESTRODICE
No importa tu lengua
importa mi cuerpo,
llámame como quieras como puedas
Danzante de tijeras
Supay huasi tusac
pero repito
no importa tu lengua
importa tu saliva
danzar en la noche del Sol
importa la sangre latiendo en todos mis cuerpos
el agua
la piedra
el poder
el pentagrama tocado por el zorro
el fuego del hielo
las vísceras del mundo
la dimensión terrible de un secreto con máscara de oropel
la dimensión que retumba cuando me hago uno con la
tierra
no importa la voz sino las cuerdas
el asombro
no el gemido
el daño
las consecuencias de tocar lo profundo
el conocimiento silencioso de un secreto hecho de heridas
de pactos
de lunas
de amores arrancados de un tirón
de costumbre de paraíso de pedernal y de infierno de
heladas.
No importa
repito como el musgo
La lengua o la piel
Importa la penitencia de la devoción
el designio implacable de los wamanis
el poder que sostengo.
***
El cuerpo es otra cosa,
el Elegido flexibiliza la piel e incendia el arpa y el violín
es un instrumento más
la puerta entre los Apus y nosotros,
lenguaje cifrado de las piedras
latido distinto de la especie
el Elegido
es otro cerro
otra verdad.
***
El ojo de agua es filtro de la devoción
soca puquío dormido
en el sendero del danzante
adentro
el sapo
el amaru
el cóndor
y el jaguar
afuera
el atipanacuy
el espíritu del agua
despertando la obsidiana
el secreto
y el cuerpo
la cuerda vegetal
la mesa preparada
para el polen milenario y cadencioso
lo fértil de la verdad invocada por el baile.
Del libro inédito LAR
***
La casa-orgasmo de Polifluvial
de piernas abiertas
y follaje denso,
se abre por sobre el camino vegetal
luego de la primera puerta
la primera caricia
el beso combustión
esa identidad de la casa-llave
la casa-verbo
donde las ventanas abren las puertas
y las mascotas en dúo arrastran los aullidos hacia otro sol.
Todos los labios producen fuego en la casa de Polifluvial
allí toda piel es un campo de batalla
una secreción
un ajedrez de semen por entre el jardín continúo a la balaustra sexual
ese madero ardiendo y apolillado donde los amantes anclan el corazón y zarpan hacia la tormenta.
La casa da a tierra santa y campos deportivos pero su fuego los aniquila
elimina los juegos del agua y las casas de aves invasoras de latitudes escatológicas.
Su casa es un poema líquido fermentado en el hamor
CANGHUX
Precipitando una ofrenda de luces, la casa de Sandra ha recurrido a migrar hacia la siguiente latitud, mientras el sol se derrite en la niebla como si el mar bebiera otra muerte.
Vivir en una costa donde el sol es tragado por la niebla, en una costa de bocas infinitas. Vivir y no vivir, replegarse como pueblos que van perdiendo a su dios, o fijaciones de planeamiento para besarse al atardecer por amantes con buy card.
Mientras la mitología del polvo es inhalada por los leones que emergen del vuelo de la casa migratoria de Sandra. Cientos de ellos caen al azar de su lengua, los que sobreviven peinan su cicatriz y se queman bajo la vereda del sol, hay otros que fulgurados se echan a dormir y de sus salivas salen ríos, bosques y rocas peregrinas.
John Martínez Gonzáles (Lima, 1981) Comunicador Social y Promotor Cultural. Ha publicado los libros de poemas Collage de viaje (Editorial Altazor, 2009), El Elegido (Casa Katatay Editores, 2011), y la plaquette Doblando (2010. Edición de autor). Es miembro de la Asociación Cultural Casa Katatay, que organiza el Festival de Poesía de Lima. Es co-editor de Casa Katatay Editores, sello editorial exclusivo de poesía.Dirige el ciclo “Viernes de Letras”, en el mítico Bar Zela, en Lima. Poemas suyos han aparecido en revistas impresas y webs del Perú y del extranjero. Ha realizado trabajos de video-poesía junto al videasta Jair Uzziel.