3. Yenny León
La mujer sentada a la orilla de todos los lagos
Algunas veces, solemos asistir al nacimiento de un río cuyas aguas tranquilas ya revelan el tejido de lo que será su violento torrente; de vez en cuando, en el origen de la lluvia vaticinamos los árboles rotos que nos dejará la tormenta; sólo en ciertas ocasiones, sentimos en la madeja y el hilo que se pierde en el cielo la soledad de una nube.
Son estas sensaciones las que recogemos al leer los poemas de la joven Yenny León. En su escritura se revela la metáfora como un espejismo táctil y corpóreo, sus imágenes son la extrañeza de las cosas naturales, la piel de la cigarra, el alma de la hoja.
Como un anticipo del alba, Yenny León escribe con una madurez envidiable. La poesía es también un acto de talento.
FÁBULA
A veces los pájaros En un ritual |
Toda fábula es
|
El sabor del pan Los bocados pueden perderse, |
PLAYÓN DE SAL
Tengo un cansancio de hueso acumulado. |
Ya no se me desangran los ojos en un llanto bajo y salino; con palabras como picos me han horadado las órbitas. |
Busco derrotar el origen de mis manos, partir desde la primera herida de mi cuerpo y entrar en la lluvia para abrirme como ruega el día. |
MUJER DE AGUA
A Helena Araújo
Soy la mujer sentada
a la orilla de todos los lagos.
Los restos del árbol están impresos
en las yemas de mis dedos.
Me resbalo por la piel de la cigarra;
con mi delantal abanico el alma de la hoja.
Cruzo mis gruesos tobillos; busco selva la luna.
Me repito seis veces dentro de mí misma
en el umbral donde los mundos se funden.
Creo el huevo en la mitad de dos manos
que se abrazan sin tocarse.
Mientras dibujo el último círculo, aparece una segunda vida;
maraña de brazos, piernas y bocas.
No tengo otro papel sobre el cual escribir,
que la roca sobre la cual naufrago.
UMBRAL
La multitud de viajeros que me habita
sabe que el dolor es el maestro de la gran sospecha,
el anticipo del alba
que se tiende delicado
sobre la carne.
Leo el pasado en el lienzo del futuro,
llevo un ruido impreso en mis pupilas
cuyo eco me grita que
ni la muerte puede hacerme daño.
La vida es más grande que la tierra,
la tierra es más grande que la sombra.
Jamás podrá el hombre
aletear gritos en la amplitud de la luz
hasta que no traspase el umbral
que espía el destello del primer sonido.
LA ISLA
“Naciste para vivir en una isla”.
Octavio Paz
Una y otra vez
el estanque gotea sobre sí mismo…
Recorro los astros sepultados
en mi pecho,
soles que derraman sombras
sobre los ojos.
Mientras penetro el infinito
que me mira desde adentro,
la isla me inventa un cuerpo de alas
para remontar las raíces del crepúsculo.
Rápidas voces navegan
esta fiebre por juntar orillas…
Mas el día quema
mi manantial de cuerpos,
me reduce a una ola de plumas,
me sabe a escombros.
Como arruga de árbol
el ocaso nunca sabrá
que lo escuchaba.
Yenny León (Medellín, 23 de octubre de 1987) Poeta y estudiante del noveno semestre del pregrado en Letras: Filología Hispánica en la Universidad de Antioquia. Ganadora del I Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín con su poemario Tríptico y del I Premio Nacional de Poesía Joven Andrés Barbosa Vivas con su poema “Mujer de agua”. Varios de sus poemas han sido publicados en varias antologías y revistas tales como: Revista de Poesía Prometeo, Revista Contestarte, Antología del Taller II UdeA y Antología poética El Crepúsculo de la Palabra. Algunos de sus textos poéticos han sido traducidos al francés.