12. Entrevista a Lauren Mendinueta
Por Andrea Cote
La poeta colombiana Lauren Mendinueta publicó hace poco su libro de poemas Del Tiempo, un paso, del cual incluimos, junto a la siguiente entrevista, una selección de poemas. Este texto confirma la vocación de una de las más relevantes voces de la actual poesía colombiana. La poesía de Lauren se caracteriza por ser una intensa meditación sobre el mundo y por la pregunta constante por la condición humana. Su escritura es, en sentido estricto, un mecanismo de pensar la vida. Dicha búsqueda está siempre en su palabra avocada hacia la claridad, ya por su verso limpio y sosegado, ya porque cada uno de sus textos está escrito en el tono y la apertura de la confesión. En cualquier caso, Lauren nos ofrece una honesta reflexión sobre la experiencia de vida expuesta a los misterios del amor y el tiempo. En todo esto, transita, por supuesto, una cierta melancolía, natural en tanto todo viaje hacia la lucidez es una herida de luz. Aquí una entrevista con la poeta:
A: ¿Cuáles crees que son los elementos que determinan tu poesía?, más aún, ¿hacia dónde va tu búsqueda y a qué valores poéticos te adscribes? L: Me gustaría que mi poesía combinara las ideas con la belleza. Siempre he buscado en la escritura poética un lugar donde interiorizar lo vivido, pero al mismo tiempo un lugar para vivenciar lo imaginado. La mía es una búsqueda metafísica porque lo que me interesa es la experiencia espiritual que surge del rito de apartarse del mundo para realizar una tarea tan anodina como lo es la escritura de un poema. Yo suelo compararlo con el acto de orar. Ambas tareas pueden parecer inútiles, pero hay quien lo hace como parte de su supervivencia espiritual.
A: ¿Qué transformaciones crees que ha tenido tu escritura desde tu publicación más temprana Primeros Poemas (1997) hasta el más reciente de tus títulos Del tiempo, un paso (2011)? L: Mi escritura se ha transformado bastante desde mi primer título. Es normal. Siento que he ganado en el manejo de los recursos literarios con las lecturas y el ejercicio del oficio. Con los años mis poemas se ha hecho más trasparentes, mis ideas y mi forma de expresarlas más claras. Conservo, eso sí, el interés por los mismos temas: la muerte, la infancia, el sentido de la vida, la añoranza y el amor.
A: ¿Qué piensas de la poesía de tu generación? ¿Te sientes identificada con una generación literaria? L: La poesía es un género exigente que necesita de distancia para ser ponderada en su justa medida. Decía Octavio Paz que los poetas son consagrados con al menos una generación de retraso. De alguna manera tenía razón aunque no se aplique a todos, claro. ¿Qué edad tienen los poetas de mi generación? ¿entre treinta y cuarenta años? lo que más me llama la atención es el elevado número de excelentes mujeres poetas. Es un fenómeno nuevo que no se había dado en generaciones precedentes. Encuentro que la poesía escrita por las mujeres de mi generación es bastante más arrojada e innovadora que la escrita por sus contemporáneos varones. Podría darte diez nombres de poetas mujeres que pienso que llegarán a convertirse en grandes poetas y al mismo tiempo tal vez mencione a cinco hombres, nada más. Y no es una cuestión de simpatía de género, es mi opinión honesta como lectora. ¿Me siento identificada con una generación? no sé responderte. Nunca lo he pensado realmente. No me interesan las posturas generacionales sino la tradición literaria.
A: ¿En qué medida influye en tu experiencia como escritora el vivir fuera de tu país y en el contexto de otra lengua? ¿Cuáles son las huellas de ese proceso en tu escritura? L: Resido en Lisboa. Una ciudad que desde el primer día ha ejercido sobre mí una verdadera fascinación. Lisboa es luminosa, transparente y acuática. El escenario perfecto para escribir poesía. No sé cuánto tiempo durará esta experiencia, quizá en unos años vuelva a cambiar de país o me instale aquí para siempre. Lo único que tengo por seguro es que esta ciudad, este país, me ha transformado y esa transformación se refleja también en mi escritura. Mi poesía de los últimos años se refiere mucho a Colombia pero tal vez no habría podido escribirla en Colombia. Es una de las paradojas de la escritura.
Selección de poemas del libro Del tiempo, un paso, de Lauren Mendinueta:
RELOJ SIN MANECILLAS
Tengo el boleto para un viaje que promete el Jardín como destino,
la costumbre de rondar sobre cenizas para no olvidar el fuego
y la voz de mi madre que me arropó con rumor de palmas en la tarde.
Tengo también el compromiso de estar viva, de preservar lo intocable
para que el mundo siga siendo aquello que no soy.
Pero vivir en redondo como aguja de reloj termina por cansar.
Cuánta ironía: tener que envejecer para al fin recobrar la infancia,
tener que morir para que ya nadie pueda robármela.
EL ESPACIO EN SU JARDÍN
Lo visible y lo invisible
están en eterna contradicción,
y esta lucha tiene por fuerza
el poder de matarme lentamente.
El triunfo de lo invisible
carece de espectáculo,
mientras incluso en la derrota
lo visible gana en notoriedad.
Si la brevedad es signo de la vida humana,
el tiempo es asunto mío,
también.
ENCALLAR EN EL EGEO
Vi mi rostro reflejado en las aguas del Egeo.
Cada rasgo con su trazo único, apenas mío,
la imagen de una exactitud inquietante.
Esos eran por fin mis ojos. Mi boca. Mi nariz.
Mis pómulos. La inclinación exacta de mi barbilla.
Así estuve atenta días y noches
deseosa de que el reflejo intentara hablarme.
Desde entonces no importa a dónde vaya
en ese mar me quedé yo, temblando entre rocas y olas:
muda, idéntica a la felicidad que nunca tuve.
SIN ENTENDER NADA
La tarde se agotaba en Rodas,
abril, como toda promesa cumplida, perdía interés
y yo vi correr tus lágrimas hasta el mar.
Sin entender nada
ni tu melancolía ni la migración de las aves
ni el silbido de los barcos ni el rostro envejecido de los capitanes,
cerré los ojos.
Al volver a abrirlos, no sé si yo era distinta
o si el puerto había cambiado
pero los barcos anclados embellecieron con la noche.
Tú que mirabas hacia las colinas
no viste mis lágrimas encendiendo las primeras lámparas.
Tengo el boleto para un viaje que promete el Jardín como destino,
la costumbre de rondar sobre cenizas para no olvidar el fuego
y la voz de mi madre que me arropó con rumor de palmas en la tarde.
Tengo también el compromiso de estar viva, de preservar lo intocable
para que el mundo siga siendo aquello que no soy.
Pero vivir en redondo como aguja de reloj termina por cansar.
Cuánta ironía: tener que envejecer para al fin recobrar la infancia,
tener que morir para que ya nadie pueda robármela.
EL ESPACIO EN SU JARDÍN
Lo visible y lo invisible
están en eterna contradicción,
y esta lucha tiene por fuerza
el poder de matarme lentamente.
El triunfo de lo invisible
carece de espectáculo,
mientras incluso en la derrota
lo visible gana en notoriedad.
Si la brevedad es signo de la vida humana,
el tiempo es asunto mío,
también.
ENCALLAR EN EL EGEO
Vi mi rostro reflejado en las aguas del Egeo.
Cada rasgo con su trazo único, apenas mío,
la imagen de una exactitud inquietante.
Esos eran por fin mis ojos. Mi boca. Mi nariz.
Mis pómulos. La inclinación exacta de mi barbilla.
Así estuve atenta días y noches
deseosa de que el reflejo intentara hablarme.
Desde entonces no importa a dónde vaya
en ese mar me quedé yo, temblando entre rocas y olas:
muda, idéntica a la felicidad que nunca tuve.
SIN ENTENDER NADA
La tarde se agotaba en Rodas,
abril, como toda promesa cumplida, perdía interés
y yo vi correr tus lágrimas hasta el mar.
Sin entender nada
ni tu melancolía ni la migración de las aves
ni el silbido de los barcos ni el rostro envejecido de los capitanes,
cerré los ojos.
Al volver a abrirlos, no sé si yo era distinta
o si el puerto había cambiado
pero los barcos anclados embellecieron con la noche.
Tú que mirabas hacia las colinas
no viste mis lágrimas encendiendo las primeras lámparas.
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LAUREN MENDINUETA (Barranquilla, Colombia, 1977). Ha escrito siete libros entre poesía, biografía y ensayo, los más recientes: La vocación suspendida, VII Premio de Poesía Martín García Ramos(España 2007); Del Tiempo, un Paso, VIII Premio de Poesía César Simón de la Universidad de Valencia (España 2011). En 2011 ganó también el Premio Nacional de Crítica y Ensayo de Colombia (Ministerio de Cultura y Universidad de los Andes) por un trabajo sobre la artista plástica Doris Salcedo. En portugués ha publicado los libros: Vistas sobre o Tejo (Portugal, 2011) y la antología Um país que sonha (cem anos de poesia colombiana) (Portugal, 2012). Algunos de sus trabajos han sido traducidos al inglés, italiano, alemán, ruso, portugués y francés. Actualmente vive en Lisboa. ANDREA COTE (Barrancabermeja, Colombia, 1981) Es autora de Puerto Calcinado (Ed. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003), Cosas frágiles (en Transmutaciones Ed. Extremadura, Extremadura, 2010 ), Una fotógrafa al desnudo (Ed. Panamericana, Bogotá, 2005) y Blanca Varela o la escritura de la soledad (Ed. Universidad de los Andes, Bogotá, 2004). Ha obtenido los reconocimientos: Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia (2003), Premio Internacional de poesía Puentes de Struga (2005), Premio Cittá de Castrovillari 2010 a la edición italiana de Porto in Cenere. Formó parte del comité organizador del Festival Internacional de poesía de Medellín.