Revista Latinoemerica de Poesía

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Sobrellevar una herida abierta



Sobrellevar una herida abierta

(Sobre Padecer la luz, de Camilo Restrepo Monsalve)

Por Fabio Delgado Micán

No puedo evitar que me sorprenda esa costumbre
nuestra: dar de beber primero a los ausentes.
No se trata de convocarlos a la fiesta,
ni tampoco es un ritual de la memoria;
los muertos beben solos.

Waldo Leyva


Caminar con las heridas abiertas dejando pasar la luz a través de ellas, es de esa manera que siento este libro. Como si el cuerpo transitara entre la oscuridad del mundo y solo desde adentro de él mismo se proyectará una luz que ilumina el camino. Entonces me pregunto ¿Cómo no querer las grietas que nos pueblan? ¿Cómo no recordar con cariño ese lugar de la hendidura que alguna vez fue carne? Y es que esto se evoca en el libro de Camilo Restrepo, porque hace parte de nuestra memoria y tanto la herida como la luz que atraviesa el andar, hace que se agudice la mirada mientras vamos conociendo este poemario.

El texto luego nos habla de otra forma de luz y oscuridad. Para recrear esta otra manera del libro, recuerdo esa frase de Francis Bacon en la que decía que los hombres le temen a la muerte como los niños a la oscuridad, y eso hace que ese miedo natural sea parte de las historias que se le cuentan tanto a los niños como a los hombres. Detener la mirada en esa antigua forma de asistir la vida y la muerte, es decir también que la luz hace parte de ese rio en el que Heráclito nos explicó el movimiento, un devenir desde el nacimiento, el sopor de la luz (porque demasiada luz también ciega) y luego ver cómo se extingue y se va del cuerpo, hasta esa oscuridad que es la muerte -Quizás por eso el poeta nos habla al inicio del poemario del agua-. Pero no solo la muerte de uno mismo, también como asumimos esa muerte de los seres queridos y mas aun como seguimos en este transitar cuando los otros ya se han ido.

Entonces, estos poemas saben pasar por la vida, la muerte y la angustia, de manera calurosa e íntima, como si se estuviera abrazando a las palabras, así como se abraza a los amigos cuando se empieza a opacar la luz y los otros (nosotros) quedan aquí, relegados a la vida que no saben cómo resolver, que no saben ni que decir. Gran libro este de Camilo Restrepo, muy merecido tiene el haber sido ganador del II Premio Nacional de Poesía Henry Luque Muñoz Sub 35, pues como lo dice el autor es lo que nos queda de los que se van, pero también es algo de lo que ellos se llevan.

Acá una selección de algunos de sus poemas:

 

 

 

 

ME GUSTA CREER EN LA IDEA
de que cruzaron el umbral
y ahora están del “otro lado”

Los imagino
como deportistas lesionados
que en la inmensa banca
de la muerte
aguardan a que nosotros
acabemos nuestro juego

 

 

 

 

La rebeldía
germinó la piedra
que eclipsó el lucero

Quisiste batallar
contra la oscuridad
que se extendía adentro

pero la estrella claudicó
y terminó hundiéndose

Y como en todo naufragio
otra vida floreció
borrándote

Tu cuerpo arrancado
prematuramente
se reintegró al cieno


Para Caro

 

 

 


ALCANZAR DESNUDOS
La orilla del día

materia rebelde
que trunca
el curso de la luz

Alcanzar desnudos
la orilla del día

gritando como niños
en su primera
oposición a la autoridad

 

 

 

 

OYES PRONUNCIAR TU NOMBRE
En el umbral de la mañana

son los animales de la sed
royendo tus entrañas

 

 

 

 

INTERIOR. CLUB PARAISO
NOCHE


En los cuartos oscuros
irradió la supernova
de tu sexo

Tu boca
derramó su aliento
sobre las paredes

Los gemidos brotaron
como una sinfonía
que arrulló tu deseo

Sin querer mordiste
la fruta envenenada

y la plaga
sembradora de las tinieblas
inseminó tu sangre


Para Carlitos

 

 

 

 

SÉ QUE LA FLOR
se alimentó con su carne

pero
¿qué de sus almas?
¿alcanzaron a refugiarse?
¿las llevaron a Mictlán
los Xoloitzcuintles?
¿navegaron el Aqueronte?
¿portaban suficientes
monedas de ceniza
para cubrirse los párpados?

 

 



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