Revista Latinoemerica de Poesía

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Dennis Acevedo



Compartimos el último trabajo poético de Dennis Acevedo, poeta bogotana.


Esta sería una oda a la comida, pero no

Muerte y nacimiento en un solo bocado.
La tierra y el sol hicieron con esmero cada fruta
raíz
grano
cada carbohidrato que en mis ojos es la muerte del deseo
la desobediencia al mandado de la delgadez.
Mientras tanto
la tierra queda infértil
la Amazonia se quema
ignoro el hambre que me espera en la cocina

La psicóloga dice que es un problema con la figura de la madre
Yo digo que con la del padre
Los sueños piden que repita: má-pá y solo encuentro una geografía rota.
Un amigo cuenta que es culpa de las multinacionales extractivistas
La vecina que es por la deforestación ilegal
Mi pareja que la solución es acabar con la industria de la carne
¿Pero a cuál de todos los problemas?

Mi cuerpo se seca y la tierra se acerca a su fin
No importa, sigamos hablando, que el apocalipsis nos encuentre con la boca llena.

 

Ruderal

Me nació una semilla en la garganta
la respiración la acuna,
caliente,
la protege.

Intenta brotar, salir por la boca y enredarse en el torso del otro
En el pecho En el rostro En los ojos que todavía no me sonríen.

Tengo un padre encerrado en la cabeza. A veces sale a regañarme.
Envuelve un hilo a mi cuello, le da dos vueltas y se queda con las puntas.

La planta crece, se estira,
quiere conquistar al mundo
florecer en cada charco
polinizar todas las abejas.

El padre que vive en mí se enfurece.
Dice que no confía en lo salvaje, en el mundo, en lo que sale por mis labios.

Temo, hago una plegaria preguntándole al Misterio
cómo cabe una ceiba en un grano milimétrico
cómo sobreviviré cuando las ramas traspasen mi carne.

El padre jala la punta de las cuerdas,
me ahorca, asfixia la planta, dice que es por mi bien.
A ese padre solo le gustan los bonsáis.
Nuestro hobbie favorito es podar mis raíces.

El árbol herido es, cada vez, más tímido:
una planta doméstica que finge no estar.

Cuando grito las hojas crecen para alcanzar la luz del sol,
cuando lloro sube un pétalo a beber de mis ojos.
Así sobrevivimos.

Mi padre sube, exhausto, a dormir en mi cabeza.
Entonces escucho a la planta decir sin voz y repito.

Mientras hablo se esparce el polen
a veces llega al corazón, la sonrisa, la lengua, la nariz, el pensamiento del otro.

A veces convive con el aire y me dice que le gusta ser libre.
A veces la palabra se sienta a mi lado y me hace compañía.

La planta y yo estamos aprendiendo a fabricar palabras fértiles, que sobrevuelen al
miedo.

De esa esperanza nos alimentamos.

 

CUIDAR A UN ANIMAL Y A UNA DEPRESIÓN

Deseo tener la paz de mi perrita:
dormir sin culpa bajo el sol por horas,
que “todo esté bien” cuando nos despertemos,
pensar en el desayuno sin que la ansiedad me oprima el pecho.

Pero ella no duerme todo el día, aúlla y llora cuando se queda sola, cuando debo salir a trabajar para que “todo esté bien”.

Tiene pesadillas; tiembla y yo la despierto. Le digo “aquí estoy y nada te pasará”. Ella sabe que a mí sí me puede pasar y se alegra de que vuelva a casa todas las noches.

Lula le teme a los monstruos gigantes: al camión de la basura, al Transmilenio, al bus.
Le asusta la pirotecnia y las bombas de fiesta; con cada explosión se hiperventila, suda. Yo le doy góticas de valeriana mientras le digo “cálmate, no permitiré que nada te pase” pero sabe que soy tan frágil como ella, que a ambas nos puede pasar lo peor del mundo: quedarse sin la otra.

Quisiera brindarle seguridad, utilizar este lenguaje insuficiente para explicarle el mundo, que me cuente si extraña el pasado, si le cuestan los cambios, si soy mala humana por irme a bailar y dejarla sola en la madrugada.

Ojalá la nevera siempre tuviera comida para ella y para mí, llevarla a cualquier lado, darle más a atención a su amor que al computador.

Tengo miedo, Lula, a ambas nos es terrorífico el afuera que nos sobrepasa.

Esta cama es nuestro fuerte para resguardarnos en la otra.

 

Dennis Acevedo (1998, Bogotá). Aunque es Profesional en Creación Literaria, su mayor talento es hacer amigos. Es parte del colectivo de promoción de lectura La cuarta raya del tigre y la colectiva de poesía performática Expandidas. Fue finalista del Concurso Nacional de Novela y Cuento de la Cámara de Comercio de Medellín. Actualmente trabaja como mediadora de lectura. Ha publicado en fanzines de amigos, blogs de profesores y cartas de amor a sus parejas.



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