Revista Latinoemerica de Poesía

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Un homenaje a Antonio Mora Vélez



Breve nota y selección por Hellman Pardo

Conocí a Antonio Mora Vélez en Montería, hace unos pocos años. La poeta Angélica Sierra hizo posible el encuentro. Antes de verlo, mi corazón parecía detenerse. No miento: ella es testigo de mi desorientación. Miraba la calle que pronto cruzaría. De repente, la blancura de su palabra atravesó la acera. No romantizo ese instante. Blanco toco él: su pantalón, sus zapatos, su camisa, su gorra.
En la adolescencia, leí su cuento Glitza y supe que en la ciencia ficción conviven por igual los cuarks, el espacio y el amor. Léanlo, no es posible exagerar ante tal relato. Mi libro Física del estado sólido está inspirado, sin duda, en su poesía.
Se fue el maestro, el bocachico mayor, el “jeroglífico” (él, donde quiera que se encuentre ahora, lo entenderá).
Una reverencia a la literatura del gran Antonio Mora Vélez.

 

 

 

GALAXIA

Caracol de fuego
que fraguas la vida en tus aristas

Espiral de luz
que portas el mensaje de los dioses

Escucha la voz de esta estrella que colapsa en uno de tus brazos

Y llena de amor
esta franja del universo donde mora, inseguro, el pensamiento.

 

 

PLANETA

Cuenco de algas
que viajas en la dirección
de la conciencia.

Estallido detenido,
espejo desde el cual
el universo se contempla.

En tu forma
el espíritu se libera de fuego
y se instala
en la materia del hombre.

 

 

EL ESPACIO

En tu lecho de espumas
los astros resignados siguen
la curvatura de tu esencia.

Por tus paredes globulares
la energía de otros tiempos se filtra
se congela y forma la materia
de las cosas.

En tus mallas de luz
los infinitos se confunden,
las galaxias y los cúmulos se alejan
cuando tus láminas
se abren y se expanden con el tiempo.

 

 

ÍCARO DE KNOSOS

Ícaro:
aventurero del aire
y auriga de los vuelos
por Laconia y Rodas.

Una tempestad arrojó
tu nave de fuego al mar
y los hombres de la Tierra,
siglos después,
aún te ven caer
con las alas derretidas.

 

 

23 DE MARZO DE -678

No fue el ángel de Isaías,
fue una lluvia de aerolitos:
Senaquerib, Rey de Asiria,
destruyó tu ejército ese día.

Y la enviaron los bólidos del cielo
en el décimo año del Imperio.

Uno de ellos
peinó la cabellera del planeta
con su rastro,
cambió la dirección del sol
y lo sumió en tinieblas.

Se convirtió en dios terreno
destructor de murallas y de pueblos
llamándose de muchas formas:
Señor de la desolación,
Dios de la espada y de la peste,
Lobo, Arcángel, Demonio.

 

 

JÚPITER

Sol arrepentido,
Inmenso dragón acobardado.

Tu rostro cristalino
desordenado por el viento
deja escapar una lágrima,
cada vez que la estrella que te alumbra
te recuerda la majestad
de su horno desplegado.

Ensimismado escondes,
en las inmensas y quemantes
aguas de tu cuerpo,
la extraña serenidad
de la impotencia.

 

 

LA LUZ

Portador en las rutas
de los cambios de piel de la materia.

Hilo conductor
que anima el salto a nuevos tiempos.

Eres y no eres
al momento del brillo.

Cuando abandonas el vértigo
te conviertes
en un pequeño ser esclavizado.

 

 

EL ÁTOMO

Diminuto sistema solar
que condensa la esencia
de todo lo que vibra.

Unidad de polos que compiten,
que generan la diversidad
sumando vueltas.

Me pregunto qué será de ti
cuando el frío y la quietud
reinen en el vacío
dejado por galaxias y planetas
y el cosmos solo sea
una inmensa tumba negra.

 

 

VANIDAD SIN TÍTULOS

Si es la Tierra que pisamos
la que gira alrededor del sol.
Y si la Luna nos circunda,
maniatada por el hueco
que hemos abierto en este lado
del espacio sideral.

Y si este sol orbita en las afueras
de la Vía Láctea
y es apenas una antorcha
en el halo negro gigantesco
que envuelve toda la galaxia.

Y si el homo sapiens,
según Darwin,
no es más que un simio mejorado.

¿De dónde, iluso microbio
que miras hacia el infinito
sin saber que eres mirado,
esa pretensión de creerte
el ombligo del mundo?

 

 

LOS JINETES DEL RECUERDO

Van como espectros
deambulando por las praderas desérticas
de la vieja comarca de los francos,
tienen los ojos hundidos y oscuros,
el cuerpo pálido,
cubierto de andrajos
y largas y delgadas las manos,
como espigas marchitas.
En las noches estrelladas
salen de sus cuevas a buscar el aire
y el agua de los cactus,
y a verse las arrugas de sus rostros
con la claridad de la luna.

Son los jinetes del recuerdo
que cabalgan camélidos mutantes
por las dunas y las ondas
repensando la vida y el camino.
Dicen que sus voces susurran
los buenos tiempos
y que relatan los sonidos del horror,
las carnes desgarradas,
la tierra asolada por el fuego
que vino del cielo de las naves.

Ellos cuentan que los autores
del estruendo fueron
los mensajeros de los dioses,
los mismos que les dejaron el pan,
la luz sagrada y el sueño.
Regresaron silbando
extrañas melodías de arena
y decidieron, con el dolor de sus antenas,
quemar las páginas
mal escritas de esta historia
y comenzar de nuevo.

 

 

LA PALABRA PERDIDA

Al lado de la escalera, los cadáveres
y la ruina penetrando por la ventana
como una pesadilla.

La ciudad ha muerto y, con ella,
las luces, la algarabía, la esperanza.
Entre los escombros un quejido
y más allá del silencio
unos ojos tristes que ya no ven.

Todo ha sido consumido,
la noche sin tu olor y tu rocío,
los sueños, las risas, los árboles
y este pensamiento que me duele
y me enfrenta a la realidad diseminada.

Ahora estoy solo frente al mar
recordando las primeras algas,
la primera hoguera,
la primera rueda,
la primera siembra.

 

 

HOLOGRAMA

Estoy en la sala de emisiones estelares
y veo cómo las corrientes de luz
se dirigen hacia ese lugar
en el que se desenvuelve el universo.

Veo al pensador que acciona
los haces luminosos, al pintor que imagina
el torbellino de las primeras nebulosas
de gas y polvo.

Veo la aparición en la pantalla
de las primeras islas de estrellas,
los mundos iniciales, los primates,
veo al hombre.
Ese hombre se niega a creer que es una pincelada,
una realidad virtual encerrada en una burbuja,
una idea que se desvanece.

 

 

ANTONIO MORA VÉLEZ. Nació en Barranquilla en 1942. Decenas de libros de cuento, novela y poesía arman su corpus literario, y no sería posible escribirlos todos en una sola página. Merecedor en 2015 del concurso Minatura de poesía fantástica en España. El Parlamento Nacional de Escritores le hizo entrega del Libro de Oro a las Letras colombianas como reconocimiento a su obra literaria. Divulgador, maestro, poeta.



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