Víctor Hugo Díaz
Presentamos una selección de poemas de Víctor Hugo Díaz. (Santiago de Chile, 1965). Ha publicado “La comarca de senos caídos” en 1987, “Doble vida” en 1989, “Lugares de uso” en 2000, “No tocar” en 2003, “falta” en 2007, “Antología de baja pureza (1987-2013)” México, en 2013, “Hechiza, poemas anticipados” México, 2015, en “Antología de la Poesía Chilena del Siglo XX” Ediciones Vitruvio, España, en 2016, “Lo puro puesto” en 2018, “Nadie habla solo, Poemas escogidos” (Formato digital), Perú, 2021 y “El suelo pesa, en 2023. En 1988 obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda. El año 2004 ganó el Premio Pablo Neruda en su Centenario, por obra y trayectoria, otorgado por la Fundación del mismo nombre. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas y antologías, además cuenta con numerosos trabajos críticos acerca de su obra.
de Lugares de uso, 2000
Lo que contiene la risa
Los muchachos de la otra mesa sí saben cómo divertirse;
actúan como si no se conocieran.
Cuando al fin quedan solas hablan otro idioma
mucho más cruel
Ahora que se piensa dos veces
no hay nada tan importante. Dos desconocidos
que se sientan juntos casualmente
hasta ser los únicos pasajeros
Por fuera las gotas de lluvia se pegan a la ventanilla
Parecen una plaga de insectos transparentes
que han hecho un largo viaje para venir a morir aquí
eran tantos, tantos en número
que podrían llenar un gran silencio
Despierta temprano, se duerme y se hace tarde
Dejar así de estar a punto de que algo suceda
Dar pie atrás
o girar sobre los talones con violencia
para ser parte de eso efímero que contiene la risa
Estos años se podrían reducir a una frase
A una luz que atemoriza sin dejar quemaduras
al estar cerca se aleja igual que un espejismo
y se vuelve a formar unos metros adelante
Es como avanzar por un campo de batalla
lleno de los peligros que el enemigo deja en su retirada
De haber estado en otro lugar
podría haber visto cómo aquellos que rodean la casa
se van haciendo cada vez menos
Lejos, los que quedaron al otro lado de la calle
cuando cambió la luz del semáforo
y nos perdimos de vista
Una habitación que permanece tanto tiempo cerrada
toma el olor de sus ocupantes
Adentro el televisor está encendido y sin volumen
olvidaron apagarlo en el apuro de la despedida
Esta ciudad se podría reducir a una sola frase
A decir –paso– por un buen rato. Lo que no es otra cosa
sino una dirección que se hace más concurrida
el cuerpo que cambia de posición mientras duerme
–Quería ir bien puesto a su primera cita con la oscuridad–
Frágil
Las flores artificiales
también florecen, pero en invierno:
su polen es el musgo
No requieren de luz sino de tiempo para volverse
[necesarias.
Toma la vía más rápida desde Santiago sur
Aquí la cara va por dentro. Acaricio mis papeles
y sé que está mirando
–ese vestir con mal gusto que tanto excita–
La cresta negra del gallo sobre la cordillera
es mi mano abierta contra el sol
Ahora sé cómo no se hacen las cosas
Y dele con la misma, no como en casa
en la que se podían rayar las paredes.
Nos quedamos detenidos
en un trayecto que no tiene paraderos
Luego el encuentro casual y rápido
pero en direcciones opuestas
(trenes subterráneos que se cruzan a mitad del túnel)
Se quedó esperando todo el día de cada año
tendida sobre los rieles como en la piedra de sacrificios
Al verla el llanto se instala sin dolor:
un recién llegado al baño de restorán
el suelo trapeado con cloro
y los ojos llenos de lágrimas.
El cargamento más reciente termina de vaciar el andén
y deja su turno al que viene
Su cuerpo es frágil, pero cuando está caído
paraliza la ciudad
(ella eligió el Metro porque ya estaba trazado:
no era un motivo de viaje
sino el camino más corto hasta el fin del recorrido)
–No importa, no quiero saber dónde llamar
ni dónde vives, por si me pongo tonta.
–Aunque los vagones traen ruido
puedo escuchar tu música.
Dos niños caminan junto al ciego
que sale de la estación,
guardan silencio, se miran
y creen pasar inadvertidos
lo ven subir la escalera
imaginan cómo es la oscuridad.
de No tocar, 2003
La casa donde no vivimos
La culpa siempre es del empedrado
Hoy tocaron la canción que más me gusta
y hay un amigo que no se deja ver
Por fin un deseo se cumple en desmedro del tiempo:
en la playa, acompañado, después de muchos días bajo nubes
el cielo se despeja y sale el sol
El odio se hace coágulo bajo la mala memoria
Jugar a las escondidas con restos que no se ven
que pasan inadvertidos
como sirena contra robos
activada al más mínimo roce del automóvil.
El padre no está en casa y nunca llama por teléfono
Se fue a vivir a una fosa o al fondo del mar
No se puede imaginar en qué estación sucede
nublado el verano, la aridez de un invierno seco
mientras el día se destiñe a pesar de la luz:
dibujo saturado de negro y un niño de siete años.
La verdad es otro seudónimo de la mentira
Salió a la calle a cumplir su itinerario
en el que simplemente desaparece
Su silencio no coincide con los ojos
con la camisa en la foto blanco y negro
que ella se cuelga al pecho
ni el sobrenombre hace mérito al fémur
ni al hueso húmero con que se identifica
cuando se acuesta a su lado
y oye la palabra hijo
–Nunca lo vemos en casa pero aquí vivimos
jugamos a las escondidas y él siempre gana.
Al mío lo conozco desde que murió
lo puedo visitar, hay un nombre en su lápida
(cambiaron la señalética, cuando niño me perdía)
Ahora es otra la forma de hablar
y el calor derrota a la brisa.
Las paredes no tienen oídos
Cómo se habla a una pared –la estoy viendo–
es más fácil describirla:
está hecha de ladrillos, uno al lado del otro
arriba y abajo, nunca solos
Los ladrillos se disponen como las letras en el teclado
una junto a la otra, nunca solas, arriba y abajo
Al digitar las teclas
la pared se construye.
de falta, 2007
Fuego amigo
Lunes 8 11:30 hrs.
patricia Urbana va
libro de Manuel
Lunes 11:30 hoy
Llamar Sebastián al 333….
Pienso con los ojos, lástima
siempre hay daños colaterales
El espejo de agua sabe más de lo que refleja
lo que se ve cuando no hay nadie mirando
en blanco, la pantalla del día
el avalúo del cuerpo, tenedor, pastillas
lugares de uso que se deshilachan en la acción
tomando posiciones sobre la mesa
cerca de Bagdad
Hay que infligir el mayor daño
porque si se mira bien
el desierto está lleno de vida
(las piedras por ejemplo)
maniobrar, avanzar con armas clásicas:
teléfono, control remoto, llamadas perdidas
silencio radial
no lo conozco
y no lo quiero conocer, etc.
Bajo estos crímenes el sol se perdona
no hay errores y un poco de viento
las facultades mentales perturbadas
en un día especial como todos
hay quejido y exhalación
es fecha de vencimiento.
Lunes 8 11:30 hrs.
patricia Urbana va
libro de Manuel.
de Hechiza, 2015
Muerte de juguete
A veces te imagino
bajo un frío sol de invierno
mientras recuerdas todo esto que pasó
hace tantos años.
Sabes, al crecer la ropa se ajusta
a la deformación de nuestros cuerpos
Como el conteiner de basura
afuera del asilo de ancianos
que cada cinco días
espera su viaje al vertedero
que se acostumbró a secretos olvidados
a desperdicios en bolsas negras valiosas
[que no pasan de moda
cuando dormir es tiempo útil
y estar despierto perderlo.
De haberla visto pensarías que es un juguete
un juguete que los aleja
que no invita a jugar a sus enemigos
El arma Hechiza de un superhéroe
con el poder del rayo y el trueno.
¿Pero y si soy yo el que recuerda
esto que pasó hace tantos años
imaginado por ti?
Yo el tesoro, el cofre con riqueza
y el cráneo infantil destrozado
que se encuentra al final del arcoíris
Lacrimógeno
humeante entre hogueras de Protesta
al final del arcoíris donde vino a impactar
esta bala anónima
El disparo al aire que me eligió
bajo este frío sol de invierno.
de El suelo pesa, 2023
00:00 hrs.
Cuando el calendario y las hojas
del árbol que espera en un patio vecino
no se ponen de acuerdo
Cuando en la Línea de partida
lo apuestan todo
a quien se mueva más lento
La misma línea
donde se reúnen más de dos voces
a pronosticar una noche de Fiesta…
…que se inaugura con anillos y
piedras de brillo extranjero
talladas en serie.
Cuando el calendario
el patio vecino y las hojas del árbol
no se ponen de acuerdo
declarándose los únicos vencedores
solo queda el que pierde
El que deja todo acumulado
para el último día
a última hora
de algún año.