216. Christian Rincón
Publicamos una selección de poemas de Christian Rincón (1992). Recibió el XXII Premio de Poesía Internacional Aranda Arenasil en España con su poemario Cánsate cuerpo (2018). Es co-director de La Pájara Pinta.
FUERZAS FRÁGILES
Las cosas se van demasiado lejos
a veces sin moverse.
Ocurre que un vaso en el borde
es el resumen del mundo
o que oímos crujir la puerta
a nuestra espalda
y entendemos que la perspectiva
no es lugar, sino tiempo.
Una vez frité un huevo
y no pude reconciliarme con la muerte:
le había quitado un cuerpo al aire.
Me tendí en el suelo de la cocina
y desactivé una a una
las trampas que otros habían dejado en mí.
Trampas en las que ellos querían caer.
Dejé correr el agua en la ducha
para sentirme como un monumento
a la intemperie,
pero nadie celebró mi nombre
porque un cuerpo sólo se endurece al tacto
cuando está muerto.
Cambié de sitio los muebles
Para renovar el desierto
pero la gata fijó las cosas
durmiendo sobre ellas.
La sordidez y la simpleza del mundo
Se manifiestan cuando lavo los platos.
Me dejo salpicar la barriga
Y acepto con inequívoca belleza
que lo que permanece
lo funda la tristeza.
VIVIR SOLOS
Estos sujetos necesitan hasta del polvo para protegerse de la violencia del día.
Por eso, cuando se barre, es preciso hacerlo despacito.
Pal Pelbart.
Voy a delimitar mi espacio
Con piedras ovaladas y advertencias en mayúscula,
Luego descolgar el teléfono con sevicia
Y tenderme bobamente sobre la alfombra
Con la paciente alegría que se permiten un cactus
Y es esta forma de tomar distancia
Lo que me convierte en un héroe profundamente erótico
Que rescata de madrugada a los peces en el agua,
Que patea las piedras en la calle
Para reconciliarse con las murallas.
He dejado de esperarlo todo,
Y, aun así, llegan las cartas y los días
Por debajo de la puerta.
Trazo líneas fronterizas con las migas del pan al desayuno,
Cierro las ventanas con una pasión irresoluble,
Atasco la puerta con notas ofensivas,
Y me aseguro de que el gato no se haya despertado
Con el ruido de mi soledad.
Me quito los zapatos y me tiendo, aislado de mí, a su lado.
Entonces, mi soledad es una teoría del encuentro
NOLI ME TANGERE
Y le dijo Jesús a María: ¡no me toques!
Juan 20-17.
Ya lo sabes, quien retiene, no puede llevar las manos abiertas,
ni extender la palma al aire para conectar
líneas con el tiempo. Otro en donde ya eras lo que ahora quieres.
y que no te preocupe ir solo,
porque nunca se dobla la esquina sin ayuda,
porque habrá más espacio en todos los lugares en los que entres
y nadie dirá si sumas o restas.
Lo sé. Pisar sombra calienta el camino,
Y nadie duerme despernancado y triste en una tarde de lluvia,
Pero cuando el viento es muy fuerte hay cosas que cambian de lugar:
Pienso en las palabras que llenan o vacían una habitación
O en las personas que se desorientan cuando llegan a casa.
lo mejor no es que te vayas,
pero ya que abriste la ventana, cierra la puerta.
DESPUÉS DE AMBOS
Algunos matrimonios acaban bien;
Otros, en cambio, duran toda la vida.
Woody Allen
Finalmente, el acero de los anillos
Ha sucumbido a la blandura de las falanges.
Mi mamá cerró las ventanas, abrió los cajones
Y dele que duele atravesó el corredor del apartamento.
Se recostó herida sobre la cama
Y desanudó una a una las corbatas
Hasta entrada la madrugada.
Mi papá condujo hasta tarde dándole vueltas al pueblo.
Se le vio buscar un árbol para tachar sobre la madera un nombre,
Se le vio desempacar las maletas en cualquier parte…
Han perdido tanto por el camino
Que no distinguen una línea de una herida.
Ahora, despedidos y desposados uno del otro,
Tendrán que reorganizar los signos de la mañana,
Administrar el llanto en dosis arbitrarias
Y gestionar la alegría de los niños
En visitas de domingo.
Ahora tendrán que erigir nuevos faros,
Y cuando ya no necesiten de velas en la oscuridad,
Y todo dure un poco menos,
Entonces sabrán que el mundo ya no es redondo
Y la noche alumbrará la noche
NATURALEZA MUERTA
Septiembre comienza arrebolando las hojas sobre los tejados
Y moviéndole el cabello a los niños en las fotos.
Madre desempolva los retratos y coloca un durazno inmenso
Sobre los libros en el escritorio antes de irse.
No sabe que ha coronado con brillante amarillo a Deleuze,
Que las noches y los días reverberan desde las esquinas de los cuartos.
Junto al improvisado monumento
Están las magnolias muertas hace dos días.
¡Las trajo y se las llevó la muerte!
Los pétalos flotan en el agua como niños inocentes
que se duermen en el prado a la salida del colegio.
En el mismo vaso de agua
Hay un delgado pincel con pintura reseca.
Una mancha de tinta que se disuelve
Hacia las formas más íntimas
¡En la constancia de mis olvidos
Han madurado los elementos!
Delante de todo ello están los dados azules
Con los que juega Paola.
(Le fascinan los números impares
Y las ventanas abiertas en noviembre).
Por debajo de los dados y desde la sombra de los libros,
Emerge la esquina de una nota amarillenta.
Entre tachones y requiebros se puede leer
Una fecha, un consejo, una advertencia.
Casi al margen y en mala letra cursiva,
La promesa de ir a Barcelona.
¿Arderán los petirrojos en la ventana?
¿Sonará el viento al revolver las páginas en la hierba?
La poesía es un asunto de acuarelas
Dispuestas rigurosamente a la fiesta.
TANTO VIVIR
Muertos morimos. Lidia,
No somos sino nuestros.
Ricardo Reis
Puedo no saber cómo volver a casa,
Puedo incluso dejarme morir en la sala de espera,
Estorbar el tráfico de las camillas
Y reír a contramano de mi falta de pinchazos en el antebrazo,
De mi huella de sangre en la punta del dedo.
…Puede que no sea demasiado tarde, pero me gusta llegar temprano.
Pongo la mano donde duele y poso para la foto.
Porque pese a todo, reboso vida como un vaso a plena lluvia,
Como los huracanes en un campo de amapolas,
O como esas fuentes de piedra que se rompen
Y terminan por desbordar
Monedas en el pueblo.
Cuando toco al gato, maúlla
El pan se vuelve un fardo de suavidad y trigo entre mis dedos
Y los libros que leo regresan a ser raíz y a ser corteza.
Tanto vivir…
Tantas y tan prontas despedidas…
Me cubro yo mismo con la sábana blanca
Y me empujo a pulso hacia el crematorio,
No sea que de camino a la muerte
Me arrebaten la vida.
NACER
No conoce el arte de la navegación
quien no ha bogado en el vientre de una mujer, remado en ella,
naufragado y sobrevivido en una de sus playas.
Cristina Peri Rossi
Desde el centro del centro mi madre
tramaba el sabotaje.
Nudo de amarre entre dos bocas
fui haciendo la mía.
Las manos vinieron luego, cuando hubo que agarrarse
de la cintura para atravesar los peores días.
Todo por ese entonces iba cuajando:
las manos con su repliegue oscuro,
los ojos, la cuna,
una y todas las puertas,
mi sexo, mi nombre; la noche constelada de predicciones,
la maleta con sus pañales,
el cable del teléfono atragantado: el taxi a la vuelta de la esquina.
Todo, he dicho, iba cuajando.
En septiembre madre rompió fuente
y de la suspensión, pasamos todos al suspenso.
Los médicos me sacaron despacio
y me limpiaron para que mi soledad líquida
fuera desde ahora y para siempre
una soledad rudimentaria, de esas que atraviesan
los muros a testazos.
De esas que no flotan en el agua.
-Nos vamos a casa- dijo ella.
No sabiendo que era una promesa inacabable,
porque iríamos de un lado al otro, con distintas personas,
En diferentes edades.
Que el ir yendo se convertiría en nuestra única forma de encuentro.
YESPORNPLEASE
A ver como cuentas lo que has visto
Artemisa a Acteón
Nos encanta profundizar.
Por eso, iniciamos expediciones imposibles
para llegar y pasar de largo.
Justificamos todo ese esfuerzo
inventando métodos inoficiosos
pero espectaculares.
Cavamos profundo frente a tu casa
y para sentirnos pornográficos
le descosemos un botón a la camisa,
inauguramos el desodorante
y vamos a fingir tranquilidad
a cualquier parte.
Christian Rincón (1992). Ganador del XXII Premio de Poesía Internacional Aranda Arenasil en España con su poemario Cánsate cuerpo (2018). Finalista del concurso de Novela Laequilibrista en Cataluña (2019). Ha publicado artículos en varias revistas de México y Argentina, entre ellos: “El encantamiento del animal o la literatura como nueva ferocidad” en la Revista Trazos de Filosofía. “Melancolía de Género, o una tristeza que dura demasiado en el cuerpo”, en la Revista Reflexiones Marginales, entre otros. Es autor de “El dispositivo estético de la sexualidad en Colombia”, publicado en la revista de la Facultad de Artes de la Universidad Distrital y “Des(a) nudar un cuerpo”, en la Revista Aristas de la Universidad Libre. Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana. Ha publicado poemas en las revistas Otro Páramo, Toxicxs, Página Salmón y Campos de Plumas. Recibió la orden al mérito cultural en Zipaquirá y es co-director de La Pájara Pinta.