A Gonzalo
Este año murió el editor, el poeta, el amigo. No hay otra manera de volver a él sino a través de su poesía. No olvidaremos, no olvidamos, sus largos abrazos, su manera pausada y decidida (mordaz) de hablar de la vida, la muerte y el mundo. Su pasión por la palabra liberada, su morada fugitiva.
LA EDAD DEL GRITO
¿Quién sobrevive a la infancia?
Creí en la memoria
hasta que fui ultrajado por la vigilia.
Tiempo, alfarero de grietas.
Vine para hablar en medio de la tempestad,
llegué con mi herencia de sombras
indeciso entre el poema y el grito
entre el fuego y el azul.
Hoy vivo el exilio del pasado
y el infortunio del amanecer.
Toda escritura
es obra de muertos.
¿NO ES LA POESÍA AQUELLO QUE HUYE?
Vivíamos la edad de la sed,
evasivas estrellas cortaban mi rostro.
Con los sueños encallados
en mi ciudad de nubes insomnes
aprendí que todo lo que amo agoniza.
La flor del fuego fue segada
y conocí el tiempo y su pregunta.
Hoy el caos me ilumina
¿No es la poesía aquello que huye?
Silencio: perdido paraíso.