Sobre El señor notario
Por Isaías Peña Gutiérrez
Escritor y abogado
Como Luis Tejada saludó la aparición de Suenan timbres, en 1926, me gustaría salir al encuentro de El señor notario, de Alejandro Cortés González. Nada tan alejado de la poesía (colombiana) como los poemas de Vidales hace cien años, y nada tan cercano al mundo invisible que nos rodea, tétrico y sumido en los encantos de una Babilonia hipnotizada, como esta serie de cantos sorpresivos para la poesía colombiana. Bajo la sombrilla negra de abogados y notarios, Cortés, un narrador vivaz y un músico amasador del rock duro, construye unas relaciones nada líricas y muy poéticas.
En la manifestación van con él, bajo la orden notarial, todas las penurias y los goces desgastados del ser que logró voltear la esquina del siglo XXI. Humor, parodia, ironía, desfachatez, imaginación y fantasía, pensamientos veloces, oscuros, punzantes, con un dejo de escepticismo como para no perder la esperanza, tal vez, escuchando los versos de sus mejores cantantes, validando elipsis sorpresivas, haciendo la fuerza que la ley no tiene, sufriendo porque el hombre que soñó Vallejo aún no ha visto el pan sobre la mesa. Poesía loca dislocada acertada dura ruda bienqueriente capaz. Cosas que El señor notario firmó sin darse cuenta para fortuna de la historia.
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Acta del Jurado del I Premio Iberoamericano de Poesía
José Santos Chocano, Lima, 2023
La convocatoria al Premio Iberoamericano de Poesía José Santos Chocano, tiene como propósito estimular el riesgo creativo de los poetas; y contemplar la continuidad de la extraordinaria tradición que viene desde el siglo pasado y hace de nuestro idioma una lengua hospitalaria, prospectiva, de inmensa plasticidad, y capacidad expresiva. Consideramos que ese objetivo ha sido conseguido con creces, con la participación de poetas consagrados, como de nuevas voces que aseguran proyección a nuestras tradiciones. Por eso nuestro agradecimiento a los 502 participantes.
Por mayoría, el ganador del Premio Iberoamericano de Poesía José Santos Chocano, es para Alejandro Cortés González, por su libro El señor notario, un título acaso atípico para un libro de poemas, con una capacidad de riesgo, en cuya precisión destaca la épica del creador que, en su búsqueda por patentar las emociones, nos entrega una poderosa obra que hace suyos los discursos de una posmodernidad que no deja de perturbar y conmover.
Jurado conformado por Hugo Francisco Rivella (Argentina),
Daisy Zamora (Nicaragua), José Luis Díaz-Granados (Colombia),
María Elena Blanco (Cuba) y Omar Aramayo (Perú).
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Defensa del Palabrero en diligencia a domicilio incierto
Equis
Línea
Equis sobre la línea
La firma es un gesto de la mano
Equis sobre lo que dicen que apruebo
La equis también es rechazo
Negación
Tachadura
Dos culebras que se cruzan sin estar de acuerdo
pero coinciden en el punto donde comenzar a cavar
Mire mis manos señalando la tierra
Crece el árbol seco en los huesos de un pájaro
Esta tierra indocumentada siempre ha sido nuestra
Las equis torcidas son las cruces de mis bisabuelos
Señor notario:
Nuestras manos tienen gestos que el papel no conoce.
La ausencia que damos
A la ausencia que damos
la llamamos Dios
Dios te cuide
quiere decir:
Ojalá te cuide alguien que no sea yo
Dios te proteja:
Ojalá te proteja alguien que no sea yo
Ve con Dios:
Quiero que vayas con alguien que no sea yo
Dios te pague:
Ojalá te pague alguien que no sea yo
Dios, ayúdame:
Quiero que me ayude alguien que no sea yo
Dios mío:
Quiero acogerme a alguien más grande que yo
E imploramos a la ausencia que damos
A esa parte de nosotros
que sin necesidad de existir
nos acoge
Dios es tan grande como aquello que nos falta
Quizá lo que nos falta sea crear a Dios
Es decir:
Crear a alguien que no seas tú
para que te acoja dentro de ti
porque estás solo
la jornada abruma
lo real no basta
porque el mito es fuente primigenia de creación
y a veces pesa tanto el mundo
que hace bien el mito de que algo en un cuartito sagrado dentro de nosotros mismos
como el apéndice científicamente inútil de una vejiga natatoria
conserva al hombre en tierra
durante los días de diluvio.
Un radio
El radio está inerte
Una corriente eléctrica dentro de él
se manifiesta y le da vida
No vemos la corriente
Sí su manifestación a través de la materia
Nadie eleva una oración a la corriente eléctrica
pero sí he visto gente que maltrata
o acaricia
o le habla al radio
La energía es poderosa
Existe y no la vemos
Eso da miedo
Y pienso entonces en mi madre:
ese radio encendido que a veces ignoramos
donde suena más nítidamente
la corriente de Dios.
El señor notario
Que la mirada ofrendada a la calle
no se pierda al cerrar los párpados
Servirá de poco escrutar en las fachadas
o en el anonimato de quienes las caminan
Se sabe de la humedad que carcome la piel de las casas
y los muros de los hombres
Tal vez nunca se vuelvan a juntar estas cosas que ahora le hablan a los ojos. Por eso, ellos evaden la coloración del ruido... callan ante una secreta voz. Y no son fiables las fotografías. Su párpado de pez se embelesa con la belleza de lo bello, con la forma de lo formado. A veces, por buscar lo que cualquiera encuentra, no se percibe la atmósfera real de la atmósfera.
Quien al mirar por la ventana presencia la imagen
querrá celebrar su arribo
Con la contemplación callada
la imagen sabrá que es bienvenida
y que unos ojos esperan escucharla
Para robarle al tiempo sus luciérnagas
hay que escribir un silencio con otro
Por lo tanto:
Que haya registro de la tarde en la Panadería San Isidro
Frente a un pan finamente rebanado
los ancianos mastican una hora de soledad
Que se expida el acta de la noche en La Normanda
Bajo su araña de candiles
lo que fuimos siempre está de vuelta
Que se abra un sumario a las puertas cerradas
La luz se recoge para entrar en el umbral
Las apariciones son sombras de las sombras
Cláusula de confidencialidad:
Me gusta pensar que mi paso por el mundo es más que un simple seguir de filas; que, además, puedo ser el notario de un instante donde lo poético ha abierto grietas de luz sobre los días.
Consideraciones:
En razón a que sólo notarios y contadores pueden dar fe pública de la existencia de algo o alguien, aquí lo poético crea un orden notarial y da fe de su existencia, porque lo imaginado o presentido, no es lo inexistente.
Se resuelve entonces:
Que se oficie al poeta para dar fe notarial de las apariciones
Que se constituya por escrito la Fundación de la Mirada
Y que las horas recuperen su expediente de imágenes
cuando se cierren los párpados.
Desautenticación personal
Yo no soy el firmante al dorso de mi documento de identidad. Yo soy el que va al trabajo, a los cafés, a los talleres; el que aliteradamente vive, bebe y babea. El que destina gran parte de su tiempo a la práctica notarial de dar fe sobre epifanías y apariciones. El que entrega hasta su propia identidad para que un escritor exista. Pido al despacho, muy respetuosamente, se me asigne un nombre que yo mismo no me pueda quitar.
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Alejandro Cortés González (Bogotá, Colombia,1977) Poeta, narrador, músico, editor, gestor cultural, profesor universitario y director de talleres de creación literaria. Autor de los libros Notas de inframundo (Novela, 2010), Pero la sangre sigue fría (Poesía, 2012), Sustancias que nos sobreviven (Poesía, 2015), Del relámpago nacerán luciérnagas (Novela, 2018), Instantáneas dominicales (Poesía, 2019), Almanaque Bristol 1987 (Poesía, 2019), El álbum púrpura (Poesía, 2021), Todos los diablos tienen sed (Cuento, 2022), Lo que queda entre las manos (Antología poética, 2023) y El señor notario (Poesía, 2023).
Ha obtenido, entre otros, los siguientes reconocimientos: Premio Nacional de Literatura de la Universidad Central en las categorías Novela (2009) y Cuento (2011). Beca de Circulación Internacional para Creadores del Ministerio de Cultura (2013), con la que participó en el VII Festival Internacional de Poesía en París. Primer puesto en el VI Concurso Nacional de Poesía UIS (2014). Ganador de la Beca de Publicación de Obra Inédita del Ministerio de Cultura (2019). Finalista del X Premio Nacional de Cuento La Cueva (2022). Ganador del Premio Subterránica a mejor publicación física de rock en Colombia (2022). Ganador del I Premio Iberoamericano de Poesía José Santos Chocano (Perú, 2023).
Ha sido invitado a encuentros literarios en Suramérica, México, Francia y Canadá. Es músico de Grave Compañía, director de la Fundación Trilce y coordinador del espacio cultural Trilce en Luis Ángel, Biblioteca Luis Ángel Arango, en Bogotá.