Cinco poetas puertorriqueñas
Nota y selección:
Nelmaries N. Medina Rodríguez
Surge desde lo más profundo de mi vocación como educadora expandir el catálogo de escritoras puertorriqueñas para diversificar y entablar una conexión de Puerto Rico y Latinoamérica. Desde el comienzo de mi carrera como docente me he percatado que nuestro sistema educativo no les da énfasis a nuestras escritoras; por causa y efecto, el mundo que me rodea tampoco tendrá ese alcance. A propósito de un proyecto personal en búsqueda de la creación de un currículo piloto, que se pueda implantar en las escuelas de Puerto Rico, para el fomento de la misma literatura femenina, en estas primeras etapas: puedo identificar a varias escritoras que pienso, tienen debajo de su pluma la verdad de Puerto Rico pasado y presente. La pequeña recolección que aquí les comparto resume un Puerto Rico patriarcal, político y cotidiano que nos regala un esquema diferente, contado por la otra cara de la moneda, las mujeres.
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Herminia M. Alemany-Valdez
Herminia M. Alemany-Valdez (Puerto Rico, 1961). Se desempeña como profesora en el Departamento de español en la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla. Ha impartido cursos de licenciatura y de maestría en su país y en México. Ha publicado en importantes revistas, dictado conferencias y ofrecidos talleres de investigación y creación literaria nacional e internacionalmente. Es autora de la hoja poética Preguntas sin respuestas (2007). (biografía: Indómita Editores).
Génesis
En el principio, los cielos, y la tierra
estaban desordenados y vacíos.
Entonces, la más vieja de las viejas
agarró su aguja y sus hilos de colores
y comenzó a bordar.
Con puntadas rectas
separó la luz de las tinieblas,
los cielos de los océanos
y la tierra de los mares.
Llenó el firmamento con lumbreras.
Con el punto satinado bordo un candente Sol.
Lo bordó naranja, amarillo y rojo
Para que se enseñoreara durante el día.
Bordó, además, una brillante Luna plateada
para que resplandeciera durante la noche.
Sintió la soledad de ésta
y le bordó millones de estrellas en punto de cruz.
Con el punto de contorno y las cadenetas,
habitó el mar de peces de muchos colores
y la bóveda celeste de diversas aves.
Con el deshilado creció la hierba sobre la tierra.
Con el pespunte fueron apareciendo
Los seres vivientes sobre ella:
verdes sapos, grises elefantes,
osos blancos, verdiazules culebras,
perros, gatos, tigres, leones.
Bordó con punto de festón las flores:
girasoles amarillos, rosas rojas,
orquídeas púpuras, geranios fuchas.
El nudo francés le sirvió para bordar
las flores más pequeñas y los capullos.
Así, poco a poco,
llenó de color la tierra y los cielos.
Contempló su creación y se regocijó.
Había acabado con todos sus hilos
cuando quiso bordar al hombre y la mujer.
Buscó hilos en el cielo,
En los océanos y en la tierra.
Sólo encontró las barbas del maíz
y con eso los bordó.
Cuando dio la última puntada,
suspiró profundamente
y se alegró se corazón.
Entonces, observó con sorpresa
cómo, a lo lejos,
Se iba formando
un luminoso arco iris de cadenetas.
Los pájaros trinaron.
Las mariposas revolotearon.
Los peces saltaron.
La más vieja de las viejas contempló,
nuevamente, su creación
y se regocijó.
Karla Cristina Torres Cruz
Posee estudios graduados en planificación urbana y económica. Es la autora de los poemarios El lenguaje de las muecas (La impresora, 2018) y Sobre el hombre y otros sistemas de colapso (La Impresora, 2020). Se ha presentado en lecturas y festivales en Puerto Rico y en la Feria Internacional del Libro en el Zócalo en México. Sus poemas aparecen en varias revistas digitales como Espíritus Chocarreras, Transuto, Low – Fi Ardentía, LP5 y Demoliendo Hoteles.
Padre nuestro que estas
donde dicen los hombres que existes.
En las plegarias inquebrantables de las matriarcas,
en las legañas del agotado,
en los callos, las pestanas y el pellejo,
en la ronquera del grito,
en el hombre y el nombre nuestro.
Apiádate de los comunes y los mortales,
de los que no sentimos llegar
o llegamos siempre tarde,
de las margaritas silvestres
y las tortugas que amenaza el plástico.
Oh padre nuestro que estás
en el amarillo indómito de los lirios
escondido en la historia y quien lo cuenta,
deslízate un poco del cielo,
juega con los semáforos
y haz que la primavera por fin penetre.
Ivelisse Álvarez Santiago
(Ponce, Puerto Rico, 1995) Ganadora del IV Certamen Literario de la Facultad de Humanidades, en la categoría de poesía en el 2016. Autora de Princesa Posguerra (Espejitos de Papel Editores, 2015) Posee un bachillerato en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. La tomadora de soda (Ediciones Aguadulce, 2018) es su segundo libro.
Panteísmo
Que dios sea estas cosas
Aquí y en otra parte;
en la vida sin superhéroes
y en la nevera vacía,
porque dios lo llena todo.
dios atrapado
en las redes sociales,
o en un vientre
llevando a cabo
su propio aborto natural.
dios en la prehistoria
y en la pornografía.
Entre los huesos,
porque nos vamos a morir
y este es el único consuelo.
dios, en la deforestación.
dios abandonando las iglesias
para aprender a estar.
En la comida basura
de Mc Donald’s ™.
dios,
en el lado siempre frío
de la cama
al acostarnos.
Angela María Dávila
Considerada una de las figuras más importantes del género de la poesía en la década del 1960. Cuenta con dos publicaciones: Animal fiero y tierno (1977) y Homenaje al ombligo (1966) que fue una colaboración junto a su esposo, José María Lima (1934-2009). biografía por: Fundación Nacional para la Cultura Popular.
acabo de morir
acabo de morir,
y que mi muerte
sirva de grito hondo a mi garganta,
y que me arda la sal de tanto tiempo
prendida y afuegada.
acabo de morir,
y que mi muerte
se empuje ronca y fuerte por mis manos,
que la piel de mis venas se haga arterias,
que se encrespe naciéndome en mi sangre.
la muerte me llegó, así, de golpe
revolcándome pieles ya gastadas,
naciéndome en las ansias de anuevarme.
pobre de mí, por mis surcos
me levanta una aurora tambaleante;
por mis pasos perdidos,
por mi huella ingastable,
se me encauza la muerte a garrotazos
volcándome la vida.
¡vida yo!
con la autora latiéndome en los pasos.
Olga Nolla
Olga Nolla (1938-2000), mayagüezana por adopción, aunque nació en Río Piedras, Puerto Rico. Es autora de 8 poemarios. Entre ellos, Únicamente míos, merecedor del prestigioso Premio Internacional Jaime Sabines (2000). Su poesía concisa y desinhibida no se anda nunca por las ramas. Testimonia, además, la ruptura con la educación sentimental de la clase privilegiada y la búsqueda del conocimiento y la libertad. Con pícara gracia y seguridad temeraria, con humor e ironía, aborda la sexualidad hasta subvertir y ridiculizar los rígidos esquemas patriarcales. Sus poemas trasuntan el gozo que brinda el descubrimiento de una sexualidad saludable y silvestre. Esa celebración del cuerpo femenino redunda siempre en otro modo de ejercer el poder. Y como esa felicidad jocunda y libertaria es también contagiosa, tiene ahora Ud. una supernova a punto de reventar en sus manos. (biografía: Indómita Editores)
Dioses y diosas
Padre nuestro que estas en los cielos:
No necesito tu protección.
Santificado sea tu nombre
y el mío también
y también el de todas las mujeres del mundo.
Vamos nos a tu reino.
Y ven tú a nuestro reino
para que aprendas a reír y hacer el amor.
Hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo:
Ahora, yo prefiero, te lo juro, señor,
dirigir mi propia orquesta.
Además, me he inventado
Una diosa bellísima, coqueta
y guerrera avezada,
para que te distraiga.
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Nelmaries N. Medina Rodríguez. (Camuy, Puerto Rico. 1999). Poeta y estudiante en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Le constan varias publicaciones en revistas como Sábanas Magazine (2018), Tonguas Magazine (2018), The Hound Magazine (2018) y La Experiencia de la Libertad (2020, México), Zenda Magazine (España, 2021). También se encuentra en la antología PALABREA (Atelier d’ Escritura, 2019), participa en el Festival Internacional de Poesía de Aguacatán, Guatemala (2019) y figura en la antología de dicho evento.