Poema del Viernes # 180
EL CIERVO
Iba yo con mi hermano por el bosque,
cuando lo vi entre las ramas asomarse.
Puede verlo como era,
y él, mirarme:
macho, de alta cornamenta.
Aunque de noche,
los ojos clarearon en su estupor al verme.
Volvió la grupa,
temeroso.
Yo alcé el arma que llevaba
y apunté entre los cuernos.
Disparé. Y con ello la cabeza
se deshizo en el aire
que había respirado.
Donde hubo belleza
quedó el cuerpo tendido
sobre la hierba.
Tomé el arma
y se la di a mi hermano.
“Ten”, le dije, “el rifle
con el que he matado sin deseo.”
Volví la espalda
y caminé hacia el auto
que había dejado
en el umbral del bosque.
Yolanda Pantin