“Mi amigo King Kong” un poema inédito de Álvaro Miranda
MI AMIGO KING KONG
Por Álvaro Miranda
King bailaba
al ángelus
como un ángel sin alas.
Era, él, sí, King Kong
el que danzaba metido en sus dos patas,
y la luna, sí, la luna
en la selva de Hollywood,
acariciaba en pantalla
su peluda cara de empanada.
La noche apenas entraba
al cine del patio de la casa.
La noche y las gallinas
se abrazan en ese altar del gallinero.
Cacareaban frente al telón
donde Kong
asustaba al gallo más valiente
con sus golpes de pecho.
-Ven King, le dije, huye de la muerte,
monta en mi triciclo.
-No puedo, me respondió,
debo salvar a mi muchacha.
King Kong murió en el patio de mi casa.
Todo quedo en silencio.
Las sombras que caminaban sobre el tiempo,
el tiempo que se iba hacia el recuerdo,
la uva que se secaba
con su memoria arrugada.
Mamá quitó el telón del limonero.
La selva entera se esfumó sin ningún verde,
el Empire State Building se escurrió sin su cemento:
Ausencia total en la blancura del telón.
Los espectadores hicieron huelga. Pararon
sus pies en las butacas.
King, lejos de ellos, bailaba feliz en la cocina.
Ann Darrow, lo besaba.
Tiempo para el aire: Un avioncito
en la mano de King volaba a la eternidad.
Qué extraña manera de reír apareció en King Kong:
lo invité a huir, lo llevé
a comer helado a la heladería Barranquilla.
Debo decir que el señor Jung, el gringo
administrador del merendero, sigue buscando a King
porque lo quiere ver morir,
no gusta que entre a su recinto
a comer conos de leche con frambuesa.
Álvaro Miranda (Colombia) Libros de poesía: Indiada (1971), Los Escritos de don Sancho Jimeno (1982), Simulación de un reino (1996), El libro blanco de los muertos (2017)