"Fábrica de agujas" de Rafael Serrano
Nota selección de Alejandro Cortés González
Algunos conocieron a Rafael Serrano por sus programas de Jazz en U. N. Radio o por ser el bajista de Isidore Ducasse, una de las bandas de jazz blues más destacadas de la escena bogotana. Otros lo conocieron por ser el bajista, vocalista y fundador de la agrupación Nosferatu, Black Metal Experimental, que en marzo del 95 sacó su álbum debut Temblor de cielo, una sinfonía de horror. También hubo quienes lo conocieron como el profesor de literatura que creó una sociedad con los estudiantes para leer poesía y cuentos fantásticos a la salida del colegio.
No hace falta ser un vampiro para que hayan muchas vidas dentro de un solo cuerpo. Desde muy joven, Rafael Serrano se destacó en la literatura y en la música, razón por la cual tendió puentes entre ellos, guiños musicales a L´autremont y a Huidobro, con la constante perspicacia de una criatura que sustrae el elíxir de las cavernas.
Fábrica de agujas, fue primer libro de poesía de Rafael Serrano (Caballo muerto Editores 1995), nos muestra un tránsito oscuro entre lo herético, lo fantástico, lo literario y lo musical; allí están el sueño del barrio, el ardor del suicida y las frecuencias lúgubres de la música, la otra gran pasión de este autor que en 2014 falleció, dejándonos en música y poesía, el legado de sus vampiros.
HACIA BAGDAG
Viajan en largas caravanas
a través de la cortina del desierto
bajo el sol,
sobre el cadáver
en el viento claro de la tierra
donde nadie vive.
En tinajas de barro llevan agua.
En cántaros de vino llevan sangre.
Así,
como un tropel de arena y de mujeres,
los sueños del poeta van hacia Bagdag
cabalgando en los muslos de la suerte,
del azar, de la desidia.
Cuando lleguen no habrá nada.
No habrá nada más real
que un par de buitres
merodeando la carne de una estrella.
ORACIÓN OSCURA DEL BAJISTA
Toda mi ilusión está puesta
en este corazón que grita.
La noche logra convertirlo
en jauría;
oscuros ritos lo adormilan como a un héroe
las yerbas lo preparan
en las artes de la guerra.
Lo he guardado y vigilado
durante horas
en la noche ultraica que resbala
sobre el patio de armas.
Algunos disparan perdigones
o ensanchan la pretina con tambores de revólver,
curtidos en el oficio de los homicidas.
Yo embisto el miedo con este tenebroso temblor.
Mis manos sobre este talismán
son un sacrificio y una liturgia.
De repente estos latidos
como un trueno avisan:
el cordero ofrecido sobre esta piedra,
aún respira.
Oficio el pálpito del trueno,
la noche me secunda.
MEMORIA DEL CUERPO
Este es mi cuerpo y su memoria;
largas caminatas
ceñido al potro de mis piernas
me han llevado hasta el párpado de un buitre.
Hondas trepanaciones recorren este cráneo
que sueña con la noche que tienes en los pechos.
Mi cuerpo sueña y nunca olvida:
una secta de aguijitas le trepida entre los poros.
Hay una religión en toda su osamenta;
viajo con él como dios en una biblia.
Lo dejo en el perchero
para que destile sus gotas de sereno y de cansancio.
Sabe del palpitante polvo
que arrastró en su vida de bisonte.
Este es mi cuerpo de memoria tricolor.
Este es mi exilio estrangulado,
mi salvoconducto
y a veces es, también,
martillo de miel
que se espesa entre sus labios.
COLOQUEN TRAMPAS AL POEMA
Coloquen trampas al poema
cácenlo con balas de plata;
no preparen simples rayos de aluminio
o navaja de hojalata.
Si abre la boca,
inmediatamente sofóquenlo con sal
antes que suspire
y si mira con sus ojos de ignominia
muéstrenle un cristo, un crucifijo.
Ámenlo también.
Dejen que muerda el cuello
de su universo
y admírenlo
cuando cruce su sarcófago
entre el fuego y la humedad,
cuando lo vean como un murciélago
de alas membranosas.
No se sorprendan
si les habla de Esopo o de Heráclito,
de Napoleón o de los Borgia,
pues él se ha escapado de la historia.
No crean en la errabunda quiromancia
de los gitanos que lo rondan,
pues ellos mienten como poetas
o como estrellas.
Tiéndanle una trampa
a este caballero que evade los arcabuces
y los espejos;
nunca será cazado en su belleza
como un utensilio
de la realeza transilvánica.
Les pido, eso sí,
no suspender ajo en el filo de sus palabras.
No entierren una estaca en su corazón
mientras sueña con un cuello de cisne
o una noche eterna.
NECRONOMICÓN
Soñé la voz herética, profunda; una guía gutural y encabritada ahonda el cielo que, abierto y febril, ilumina la cabeza de los que han tocado la extraña signatura del terrible libro.
Siento el menosprecio de los dioses; puedo ahora desatar tormentas o volver nerviosas a las yeguas en las que caen ademanes míos.
Suele ser que el libro está enterrado en tierras santas de conventos y de cementerios benditos y suele ser que logra colmar de insania el buen juicio de quienes pisan la humedecida calidad de dichos predios.
Este libro, acaecido en mitad de la tormenta, resulta evocador dramático de dioses iracundos.
Existen monasterios erectos a favor de fósiles humanos; Necronomicón está engastado por algún lugar, entre la carne de dios.
BARES
Si alguna vez despierto
he de buscarme
en el bar más infinito
y profundo
y me limpiaré la boca de la lama
y sacudiré mi cabello del polvo
y contaré mis huesos
por si no me han saqueado.
Si alguna vez despierto
has de buscarme
en el bar más angustioso
y correremos juntos
-sin ningún pretexto-
por las praderas de este mundo
tan checoslovaco
como nosotros mismos.
GEOGRAFÍA DE CIEGOS
En los libros de geografía
suele obscurecer más a prisa.
Pienso en el país que los ciegos
observan en esas montañas “braille”
y en los héroes bizantinos
calcados desde la piedra de su corazón.
Los Alpes suizos se fabrican
con una regla de hielo.
Los vientos alisios son
-en realidad- el beso de una mujer.
Ávidos en imaginar la luz
o el agua verde de los ríos,
chapotean en dos o tres líneas
y es plano el mundo
cuando desemboca el cauce
en la orilla de las páginas.
Sueñan con conocer
la boca dentada del mar Báltico
Transidos en el libro muerto,
los ciegos perdonan el silencio de los bosques
con sus dedos desgastados.
De sus revelaciones
ha crecido el tallo de la espera
hasta ser testigos
-en el retorno del silencio-
de la zigzagueante soledad del poeta
en la ciudad de sus sueños.
RETRATO DEL SUICIDA
Vincent Van Gogh
no nació en una ciudad
que se debata entre sombras de otras ciudades
-entre ruinas solares de otras ciudades-
confundiendo el correteo de los gatos y los ratones
con los asaltantes y sus cuchillos,
como la mayoría de nosotros.
Vincent Van Gogh
Nació en el humo de “Las chimeneas” de 1.890;
En rededor suyo fumarolas
En rededor suyo un planeta al que llamamos sol.
Dicen que Van Gogh tenía siempre
una ballena azul en el bolsillo
y una puesta de sol
quién sabe dónde.
Dicen que corto una parte de su oreja
por amor a una muchacha que no escuchaba.
Dicen muchas cosas.
Lo que nadie a dicho todavía
es que a Van Gogh
lo acecha una legión de hombres
para prenderle fuego
con antorchas pintadas por él mismo.
Lo asedian también la soledad
y unos girasoles que crecen en su mentón,
cada mañana,
mientras intenta repasar (con una navaja sin filo)
los rayos de sol que crecen en su rostro de suicida.
FÁBRICA DE AGUJAS
Quienes fabrican agujas
suelen dormir
en el filo azul de los relámpagos;
la noche se agita en su cabeza
con el brío de mil potros
de ennegrecido corazón.
Dioses iracundos
golpetean con martillos y cinceles,
el sexo de Afrodita
y en este goce
el rayo salta
desde oscuro frenesí.
Siento la presencia
de muchachas sudorosas
entrando a la oscuridad
de pestíferas alcobas,
cansadas por el tedio del trabajo.
Hombres que desisten de la fe
y ensombrecidos ángeles prevaricadores,
resulten cediendo paso
al caballo de la muerte.
Los comedores de opio
comienzan a soñar
con extraviados herbazales.
Y la fábrica de agujas
suena
su silbato tenebroso.
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RAFAEL SERRANO: Bogotá, (1970 – 2014). En 1997 fue miembro fundador del grupo “Generación del 98” de la que hicieron parte, entre muchos otros, Federico Díaz-Granados, Sandra Uribe, Andrea Cote y Fernando Denis. En 1995 publicó su libro Fábrica de agujas (Caballo Muerto Editores) y en 1999 fue editor de la Revista de poesía ULRIKA. Ganador del “Premio Nacional de Poesía Universidad del Norte” (Barranquilla, 1990) y finalista del Concurso Nacional de Poesía “Mejor Poema a Bogotá” (Caracol, Casa de Poesía Silva, 1988). Bajo heterónimo ganó el Concurso Nacional de Poesía “Descanse en Paz la Guerra” en 2003 y en 2009 publicó Un libro de vampiros en formato digital.
Publicaron poemas suyos las revistas Golpe de dados y Puesto de combate. Fue reseñado en el directorio de poetas colombianos del maestro Rogelio Echavarría Quién es quién en la poesía colombiana y en la antología del poeta Guillermo Martínez González El vuelo diabólico.
Como músico, fue bajista y líder de dos diferentes proyectos de trascendencia nacional e internacional: a comienzo de los noventas, el EP Temblor de cielo de la agrupación Nosferatu; e iniciando el año 2000, el álbum Cierra la puerta de la agrupación Isidore Ducasse Jazz Blues Band.
Periodista de profesión. Su pasión por el jazz lo llevó a ser realizador radial de los programas “Otras Latitudes”, “Tránsitos y transiciones” y “Jazz la hora”.