Bukowski, rudeza y ternura
Bukowski, rudeza y ternura
Por Diego Peña
En alguna entrevista Bukowski afirmó que mientras su padre lo golpeaba, él aprendió a sentir el dolor y dejarlo pasar sin inmutarse. A mi parecer, esta es también la definición de su poesía; mostrar emociones intensísimas de la vida y no detenerse en ellas, pues la vida fluye. Es decir, hacer una especie de crónica poética en la que una emoción se muestre con su contexto. La presente selección espera revelar y aclarar más esto con los poemas que siguen y unas notas al pie.
He decidido dividir en tres tipos las emociones que presenta la poesía de Charles Bukowski: rudas, tiernas y mixtas. La clasificación corresponde a la perspectiva desde donde el poeta, a mi entender, hizo esas “crónicas poéticas”.
Rudas
abraza la oscuridad[1]
la confusión es el dios
la locura es el dios
vivir en paz perpetua es
vivir en muerte perpetua.
la agonía puede matar
o
la agonía puede sostener la vida
pero la paz es lo peor
caminar
hablar
sonreír,
aparentar que somos.
no olvides las aceras
las putas,
la traición,
el gusano en la matanza,
los bares, las prisiones,
los suicidios de los amantes.
aquí en América
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha dejado el cargo.
la gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
aspiran viento con pajitas
dobladas.
no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay proyecto
mantente alejado de dios
persiste en la turbación
deslízate.
El nihilismo que expresa el anterior poema se muestra desde el concepto, es decir, el autor no describe una situación concreta. El poeta define la ausencia de sentimientos gratos como el amor, la política, dios, etc. y desde esa esencia nos deja ver un mundo en total desbarajuste. Muestra lo más terrible, pero al “deslizarse” deja que este se vaya; aunque exista. La perspectiva ruda del mundo, en este poema, se rebela en las definiciones. A diferencia del poema siguiente, en el que el hecho o la situación es la que no tiene una posible buena salida y por ello el mundo se presenta con mucha rudeza. Pero como en el primer poema, uno debe deslizarse.
su único hijo[2]
resistir solo tiene
sentido
si sales
ganando
algo
al
final.
pero resistir
sencillamente por
resistir
es el desgraciado
empeño
de millones.
recuerdo
aquella vez
que enterré a mi
amor
y regresaba
después del
funeral con
su único hijo;
en vez de reconocer
el hecho
de la vida adulta
de rechazo y soledad
y la muerte de su madre
solo
hablaba
de la pasta
que
estaba ganando
ahora.
pensaba que
había resistido
pero no
era
así.
en su vida
no le
quedaba
nada
que perder.
era como un
pedazo de
carne en una
carnicería.
y pensar
que ella
hablaba de
él con cariño
casi
todas las noches
antes de
dormirnos.
Vemos más claro aquí la “crónica poética”, pues describe cómo recibe la muerte de una madre un hijo que no ha aceptado esa vida que fluye, a pesar de que le rocen emociones tan rudas como el duelo.
Tiernas
la noche que me iba a morir[3]
la noche que me iba a morir
estaba sudando en la cama
y se oían los grillos
y había una pelea de gatos afuera
y sentía mi alma caer a plomo atravesando el
colchón
y justo antes de que tocara el suelo me levanté de un salto
estaba tan débil que casi no podía andar
pero me puse a dar vueltas y encendí todas las luces
luego conseguí volver a la cama
y otra vez mi alma cayó a plomo a través del colchón
y me levanté de un salto
justo antes de que tocara el suelo
di vueltas y encendí todas las luces
y luego me volví a la cama
y para abajo otra vez y
yo para arriba
a encender todas las luces
tenía una hija de 7 años
y estaba seguro de que no me quería muerto
de otro modo no habría
importado
pero en toda aquella noche
nadie llamó por teléfono
nadie pasó con una cerveza
mi novia no llamó
tan sólo se oían los grillos y hacía
calor
y yo seguía en la brega
venga a levantarme y acostarme
hasta que la primera luz del sol entró por la ventana
filtrándose entre los arbustos
y entonces me metí en la cama
y el alma se quedó
dentro por fin y me dormí.
ahora la gente se pasa por aquí
aporreando puertas y ventanas
el teléfono suena
el teléfono suena una y otra vez
recibo cartas estupendas por correo
cartas de odio y cartas de amor.
todo vuelve a ser igual.
En el anterior poema, encontramos un Bukowski que logra encontrar un apego a la existencia, pues hace lo necesario para no morirse. Ese amor filial que le produce su hija, quizá la única persona que para él valga, hace que el poema se adscriba en esas emociones tiernas que logran sostener la vida y al poema mismo. Sin embargo, al amanecer todo se mantiene igual, ya que todo continúa y el momento de desesperación no pausa al mundo. La casi muerte de alguien solo le importa a su hija.
Mixtas
Pájaro azul[4]
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
Le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
Luego lo vuelvo a meter,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
A diferencia de la noche en que me iba a morir, aquí el espíritu tierno reside en el interior; el individuo. Mientras que en lo externo, incluso en la parte superficial de la persona, reside todo el espíritu rudo; el mundo. Es decir, Charles Bukowski encuentra, a mi parecer, una convivencia casi indivisible entre la ternura y la rudeza. Aunque al final no llore, el pájaro azul persiste en él. Quizá esa no contradicción entre los dos es lo que hace que la vida fluya sin que en ninguna de las emociones se detenga.
Coda
Una cosa más que encuentro y me gustaría anotar, aunque posiblemente ya la haya notado el lector, es que el poeta prefiere ser más directo y no usar tanto la imagen lírica; al estilo de la escuela norteamericana fundada, entre otros, por Whitman. No obstante, el autor con el siguiente poema nos demuestra que tan bien puede escribir de esa forma:
La consumación de la tristeza[5]
oigo incluso las montañas
su manera de reír
sus laderas azules arriba y abajo
y ahí en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
escucho el agua
las noches que bebo
y la tristeza se hace tan inmensa
que la oigo en el reloj
se convierte en los pomos de la cómoda
se convierte en el papel en el suelo,
se convierte en un calzador,
un recibo de la lavandería,
humo de tabaco
que trepa por un templo de enredaderas oscuras…
poco importa
muy poco amor no está tan mal
ni muy poca vida
lo que cuenta
es esperar en las paredes
nací para eso
nací para chulear rosas de las avenidas de los muertos.
Diego Peña (Bogotá, 1996) Estudiante de Filología Clásica en la Universidad Nacional de Colombia y de creación Literaria en la Universidad Central. Actualmente es miembro fundador de la segunda generación del grupo literario Contracartel.
[1] Tomado de Toca el piano como un instrumento de percusión hasta que los dedos te empiecen a sangrar un poco de editorial Visor de Poesía.
[2] Tomado de La noche desquiciada de pasos de Editorial Visor de Poesía.
[3] Tomado de Toca el piano como un instrumento de percusión hasta que los dedos te empiecen a sangrar un poco de editorial Visor de Poesía.
[4] Tomado de Ciudad Seva
[5] Tomado de Ruiseñor, deséame suerte editorial Visor de Poesía