Mi madre es la única que lee mis poemas
El próximo 28 de abril será el lanzamiento del libro Mi madre es la única que lee mis poemas de Nicolás Peña Posada (Bogotá, 1991) bajo el cuidado de Ediciones con Tinta Ebria. Publicamos cinco poemas pertenecientes al libro:
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Dicen por ahí
que el poeta es un artesano
que talla la madera
Dicen que ejerce un oficio:
de un árbol crea una silla
una mesa una repisa para los libros
de una oveja teje una mochila
hila un vestido para la noche
cose una bufanda para el frío
Dicen que el poeta transforma la materia
la moldea la conoce
es capaz de escucharla y entenderla
con las manos la acaricia
y reconoce el lugar de su alma
los abismos que la habitan y las fibras rotas
Dicen que los poetas nuevos —como yo—
hemos olvidado la labor del artesano
no sabemos lijar pulir cortar ni tallar
ya no conocemos los árboles ni las ovejas
y todo el día nos la pasamos buscando entre la basura
vasos desechables teléfonos abandonados y zapatos viejos
Ahora la materia para nuestros poemas
es el plástico el metal el icopor el látex y el tetrapack
y con ellos hacemos monumentos a la guerra y al amor
Dicen que el poeta para crear utilizaba las manos
el movimiento del cuerpo y la respiración
era capaz de fundirse con la materia
ser uno solo
pero todo lo que creamos los poetas de este siglo
lo hacemos con materiales que no conocemos
Todos nuestros poemas son ahora
como el orinal de Duchamp:
un ready-made.
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No quiero contenerme
prefiero el mar, los precipicios
y el canto de los lobos
que siempre se desbordan
No tengo palabras capaces de nombrar acertadamente
todos los abismos que me habitan
ni mucho menos los límites difusos de mi cuerpo
Yo solo quiero ser contrario a la mesura, a la calma
a la tranquilidad de las cosas propias
Quiero en cada palabra sentirme ajeno, distante
y pasar como un misil
que se estrella contra un muro o una iglesia
como un pájaro ciego que se dirige a la muerte
como una gota de agua que por fin se desprende del cielo
Quiero que todo haya sido en vano
eso es exactamente lo que quiero
que todo lo que escriba sea en vano
para nunca poder reclamar un lugar en el mundo.
24
Hay días que miro al cielo
y pienso que debí más bien ser una nube
o un hilo delgado de luz viajando por el espacio
algo sin cuerpo capaz de evaporarse o desaparecer
pero me tocó ser hombre o esto que soy
que se parece más al polvo
pero ni siquiera, ni siquiera al polvo
preferiría ser polvo y realmente no pertenecer
pero ahí está la contradicción de lo que soy
no soy polvo ni nube ni luz
sino que soy cuerpo aunque me lo nieguen
tengo manos aunque me las quieran quitar
tengo ojos aunque no sea capaz de mirar la vida
soy como un agujero negro perdido en el espacio
que traga luz para no morir en la oscuridad.
6
El buen poeta dice las palabras precisas
ni una más ni una menos
cada espacio en su lugar
cada silencio en su agujero
no se puede desbordar
sino que tiene que contenerse
ser exacto como los segundos
meter el freno de mano
para que no se desboque el carro
El buen poeta es medido
lo complicado lo dice sencillo
hilo tras hilo teje el mundo
El buen poeta miente
y sus mentiras son hermosas
y todos creen sus mentiras
El buen poeta sabe cuándo detenerse
sabe esperar no se apresura
conoce la respiración de las palabras
exhala e inhala intuitivamente
al compás de cada verso
El buen poeta es sutil
siempre dice lo que es
exactamente como debió decirse
¿Y qué hay de mí?
¿Qué lugar ocupo?
¿Qué poesía podrá quedarme
algún día a la medida?
Yo creo que nunca seré un buen poeta
porque siempre me excedo
y en mis palabras solo brota la desmesura.
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No tengo palabras correctas:
¿cómo nombrar medidamente
toda este turbulencia
que se precipita en el verso?
¿cómo contener este motín
que adentro se subleva?
¿cómo no armar mi poesía hasta los dientes
enlistar a cada hombre de mi cuerpo
preparar todos los versos
para sobrevivir a este mundo
que pide a gritos mi cadáver?
Nicolás Peña Posada (Bogotá, 1991) Egresado de la Universidad de los Andes en la doble titulación de literatura y artes plásticas. Realizó el diplomado en escrituras creativas en el Instituto Caro y Cuervo. Como proyecto de grado creó y publicó el poemario titulado Ciudad de perros y palomas. Asimismo, ha publicado poemas en diversas revistas y periódicos de Colombia, como también en la revista mexicana La otra. Ha participado en varios recitales y, actualmente, dirige la página cultural Águilas y moscas, espacio en el cual escribe periódicamente poesía y narrativa.