Revista Latinoemerica de Poesía

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78. Yesenia Escobar Espitia



 

La escritora Sonia Truque nos presenta una selección de poemas de Yesenia Escobar Espitia (Barranquilla, 1979). Su vida transcurre entre la literatura y la academia, además de escritora, ha profundizado en las letras y la cultura afrocolombianas.

 

 

 

AKANFORÁ

La sonrisa del abuelo era espuma del mar,
era nube que navegó con él por muchos siglos,
Era azúcar en las manos arrugadas atando su existencia.
Era el llanto, el vívido llanto de un huérfano recién nacido,
clamando por los pechos que no pudo mamar.
La sonrisa del abuelo era como el alma que no tenía,
porque sus dioses se la apropiaron,
mientras corría huyendo de la barbarie.
Era el río que bañaba el valle de su exilio,
era la paz de la mazmorra donde susurraba mohínos cantos.
La sonrisa del abuelo era el marfil que tallaba sus sueños
de ser hombre y alzarse como baobab al infinito,
era la cal que abonaba la tierra, la sal que arropaba la arena,
el ronco aliento de una piedra hendida
roída por los huecos de la historia
que hoy mana como conchas en la bahía.

 

Akanforá: palabra en lengua palenquera que significa algo que se ha esfumado, que se ha ido.

 

 

BORBOLETA

(Poema en cuatro partes)

 

I. Proemio

Yace el árbol...erguido,
como viril ensueño,
pernoctando ansioso en medio del bosque,
lagunas de hormigas pintan sus ramas
ennegreciendo el verde parpadeo de su follaje,
nada parece impacientarlo… salvo yo,
una minúscula mímesis de la existencia
que emerge como burbuja
en la espuma incandescente de la nada,
soy tan pequeña aún, que ni siquiera las hormigas pueden verme,
pero el árbol sí lo sabe,
tiembla al sentir mi piel rozando las aristas de su cosmos,
el árbol siempre lo sabe,
huele el perfume de mi presencia… y sabe
que, a veces,
el enemigo más pequeño
es quien hace de su casa… su comida.

 


II. Una noche parva

La noche tejió mi cuerpo con gigantes agujas de plata,
tiñó mi piel con madreselvas y mieles,
me vistió de hojas coloridas.
No sé cuando llegué, ni de dónde vengo,
soy un adarme en la maraña del mundo
serpenteando en la mojada tierra que amamanta al bosque.
El árbol me reclama como a sus propias hojas,
me acuna en su corteza, en sus ramas vivas,
en el mutismo inerte de su existencia,
soy hija del sol, del fuego que abrasa mis orillas,
de la cal que amortaja estas raíces.
El mundo no mostrará pesar por mí, ni por mis tragedias,
mientras me arrastre silente, como hiedra, en medio de la hojarasca.

 


III. Saudades de una ninfa

El viento pasa ligero, vaporoso, como rumor fatigado piafando por los montes.
Quisiera escapar con él, perderme en los confines de lo etéreo,
del silencio con que guardan las blancas madreperlas sus secretos,
pero presa estoy, atada por la pétrea seda de este vestido dorado,
debo aguardar, con angustia, a que llegue la noche
para que otros hagan mieles con mi cuerpo.
Nada me queda, sólo el silencio,
sólo la mustia soledad en la que giro, impávida,
pendiendo de un hilo, de mi propia larva,
condenada a colgar del péndulo que me separa del abismo.
Nada me queda, sólo esperar a que el alba florecida
se pose como un ave en el arbusto y me de alas,
Entonces cortaré la tela que me envuelve y correré presurosa,
al encuentro con mis dioses.

 


IV. Redención

El tiempo se ha ganado la infancia de los bosques,
anaranjadas nubes se agolpan como avispas sobre el firme verde del paisaje,
graznidos y trinos pululan en el aire, agitando las horas de la fiesta.
El árbol tiembla, estallando en fiebres, su tallo es un tambor alegre.
Adentro estoy yo, aprehendida en este templo de oro,
en la cárcel tejida con mis babas.
Jamás podré salir, sin antes librarme de mi misma,
de los despojos de mi propia existencia.
Llora el árbol por mí, impotente ve mis alas pujar sin abrirse paso,
las horas suelen ser aún más largas cuando el dolor las acompaña
y los sueños de volar se hacen polvo entre las ramas.
También lloro, no soporto más este velo que me envuelve,
es tiempo de partir a donde el viento espera,
a donde la luz se enreda en los sentidos.
Me arrojo entonces con frenesí desde el fondo,
emerjo como un grito, me encojo, convulsiono,
lacero mi piel hasta desgarrarme... estallo.
Abre el árbol su boca, un rayo enceguece mis ojos
y un puño de colores se eleva por el cielo.
Todo,
Todo parece nacer de nuevo.

 

 


IBÚ ACUARO

(A la madre Ochún que habita en la Ciénaga Grande)

Dormida al filo del ocaso,
zigzagueo en el borde de tu falda hechiza,
en la frontera salobre de las aguas tibias
donde los mangles asoman sus raíces.
Te veo bailar como una ola arisca,
fustigando la orilla con su espuma,
danzas, correteas, te agitas,
te alzas como gaviota, como ventisca,
como pez alegre que salta con la lluvia,
mientras rema a su girar el canalete.
Te sabes bella, como una codorniz de oro,
con tu collar de cuentas rojas y amarillas
que adorna con sus hilos tus dulces pechos de ébano,
esos pechos donde guardas los secretos de la luna
y las pócimas de amor para encantar pescadores.
Ibú Acuaro, grande como la ciénaga que duerme junto al mar,
joven como la noche que nunca besa al sol para no quemar sus labios,
guarda mi alma de caer en soledad y despertar al alba
envuelta como una ostra, en el amargo fragor de los cangrejos.

 

 


ZOMBIS

Levantados de sus tumbas los rostros
parecen de papel ajado, pálido y frío,
ojos que van por sonámbulos corredores
en medio del hastío,
son sombras, son momias de carne y hueso,
guiadas por tenebrosas manos,
guiadas hacia el abismo,
se mueven arrastradas por hilos invisibles.
No sabemos si están muertos o vivos,
nada sabemos del azar que los gobierna,
viajan en el caos,
perdidos para siempre en un tren fantasma,
blancos, negros o amarillos, el color ya no importa
para aquellos que vagan distraídos,
ya son estelas, ya son pájaros que se mueven con el aire,
y de su recuerdo oscuro ya nada nos queda.
No en la vida, no en la muerte, los zombis circulan por la calles,
somos muchos los que marchamos por la urbe,
los lóbregos zombis que somos todos.

 

  


Yesenia Escobar Espitia es poeta, narradora y docente-investigadora. Licenciada en Lenguas Modernas de la Universidad del Atlántico. Magister en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Su vida transcurre entre la literatura y la academia, siendo además de escritora, una estudiosa de las letras y la cultura afrocolombianas. Ha presentado varias ponencias académicas en congresos nacionales e internacionales.

Publicaciones:

Mamá Avó (Cuento). Cartilla de Educación para la Primera Infancia. Caja de Herramientas Cátedra de Estudios Afrocolombianos (CEA). Secretaría de Educación Distrital de Bogotá. 2014.

Poemas:

Antología de Landais del Progetto 7LUNE. Venecia, Italia, 2014. Autora compilada.

Revista Opción No. 177 y No.178, Septiembre y Octubre de 2013. Instituto Tecnológico Autónomo de México. ISSN: 1665-4161.

Antología de Mujeres Poetas Afrocolombianas, Guiomar Cuesta y Alfredo Zambrano Compiladores. Ministerio de Cultura, Bogotá: 2010. Autora compilada.

 



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