Poema del Viernes # 91
GOOD BYE LENIN
De niño algunas veces jugaba a ser cosaco.
otras veces retozaba como Konsomol o cosmonauta.
Así transcurrió la infancia:
guerras del Zar
en un patio sin nieve ni abedules,
ni estepas ni pueblos incendiados.
A veces era Kasparov o el osito Misha
y recreaba historias de amor en el transiberiano.
La voz del padre daba cuenta de Matrioskas y samovares
y del mausoleo de Lenin bajo una luz ultravioleta.
De los monumentos a Puskhin y Máximo Gorki
y de las noches blancas de Leningrado.
Era el verano de 1985
y por onda corta hablaron de la perestroika.
cambiaron los coros del ejército rojo por canciones de U2
relatos de pioneros por un incendio en Chernobil.
Y no volvieron los cosacos, ni los konsomoles,
ni los cosmonautas a mi cuarto
en aquella noche en que mi madre me daba las buenas noches
en voz baja para no despertar a toda la casa
mientras apagaba para siempre
la última luz de mi infancia.
Federico Díaz-Granados